La Responsabilidad Social se perfila ya como una de las principales prioridades de la agenda europea, como el empujón necesario para que las compañías que han sobrevivido la crisis económica puedan competir en una economía globalizada y sostenible. La protección medioambiental, la defensa de los derechos humanos, la información fluida y veraz y la transparencia corporativa han pasado de ser simples ingredientes de un refrito que en ocasiones no dejaba de ser un simple barniz empresarial a convertirse en valores intangibles imprescindibles para crecer y sostenerse a largo plazo. En este sentido, las conclusiones del último Foro Europeo Multistakeholder en RSE ha puesto el acento en la necesidad de disponer de una nueva Comunicación Europea sobre RSE- algo que no ocurre desde el año 2006- con un enfoque multidisciplinar que afecte no sólo a las compañías sino a todo tipo de organizaciones.
A su vez, la Unión Europea ahonda en la idea de modificar su política económica que hasta ahora ha impactado desafortunadamente en la mayor parte de las comunidades locales a lo largo y ancho del planeta. Las políticas sobre comercio, agricultura, pesca, industrias de extracción, medioambiente e inmigración, entre otras, han obstaculizado las oportunidades de estas comunidades para alcanzar un desarrollo sostenible.
La transparencia sigue perfilándose como una de las necesidades de la estrategia de RSE paneuropea y en este sentido el Consejo de la Juventud de España (CJE) ha reclamado una Europa «más social, transparente y unida» basada en el fomento unos servicios públicos «que garanticen unos derechos mínimos e iguales para todos en materia de educación, salud, salarios o renta mínima básica», según informa el CJE.
Con motivo de la celebración este lunes del Día de Europa, también ha pedido que estos servicios «promuevan la justicia social» y ha abogado por un modelo social «que armonice las políticas sociales para favorecer la cohesión de la sociedad».
En este sentido, ha defendido que la principal diferencia de este modelo en comparación con otras potencias debe radicar «en el respeto a los derechos humanos, la justicia social y los valores de la democracia y la libertad».Además, ha reivindicado una política económica estatal y europea que sea «coherente» con los objetivos de protección social y creación de empleo que, a su juicio, definen el modelo social europeo. «Esta coherencia exige defender un modelo sostenible de producción, consumo y gestión de los recursos, que respete y promueva los acuerdos internacionales», ha defendido. Finalmente, ha señalado que «es imprescindible promover una ciudadanía europea educada en la igualdad de oportunidades y derechos, responsable de conocer y participar en la construcción de su propia democracia».
Fuente: Icnr.es
Publicada: 10 de mayo de 2011