Estatuillas, escritos y restos de piezas antiguas son el mejor argumento de muchos expertos que afirman la situación actual de las mujeres no siempre fue la misma, y que al contrario, es posible que ellas fueran motivo de alabanza y gloria por su enorme capacidad de llevar vida en su vientre.
Al momento las investigaciones continúan, así que mientras los especialistas pueden brindarnos más información sobre el pasado… Gobierno, sociedad y organizaciones se han preocupado por cambiar el presente y mejorar el futuro de las siguientes generaciones de mujeres.
Muestra de ello es el ODS 5: Equidad de género que se encuentra entre los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU a cumplir antes en 2030. Por desgracia, hasta el 2020, la ONU afirmó que los esfuerzos no estaban dando los frutos esperados y que el resultado era concreto: la equidad de género no existe.
A esto se le sumó una pandemia que llegó marcar aún más la negativa realidad de las mujeres. Empero, esta todavía no es una lucha perdida, y al igual que en la época antigua, quizá podamos volver a marcar un hito gracias al rol de las mujeres en la reconstrucción post-COVID-19.
Mujeres ahogadas entre las olas de COVID-19
Cuando pensábamos que la situación de Wuhan, China podría ser solo algo local y pasajero, una oleada de casos abatió el mundo para cambiar radicalmente nuestras expectativas. Y a más de un año, nos encontramos hundidos en una segunda ola que no parece tener salida.
No obstante, tampoco imaginamos las consecuencias que viviríamos todos y cada uno de los habitantes del planeta, sobre todo los reveses devastadores para las mujeres en todas partes, entre ellos se encuentran:
Salud mental
Según información de ONU Mujeres, sobrecarga física, mental y emocional es lo que están enfrentando las mujeres al tener que asumir la responsabilidad de salvaguardar la salud y hacerse cargo del cuidado de los miembros del hogar, aunado a la incertidumbre y temor de contagio.
Entre ellas, los niveles de estrés han aumentado durante la pandemia y estos superan a los de los hombres. De acuerdo con una encuesta, 66% de las mujeres informaron estar estresadas en comparación con 34% de los hombres.
Salud Sexual y Reproductiva
La Secretaría de Salud de México ha indicado la reducción del número de controles prenatales en embarazadas de bajo riesgo y la creación de espacios diferenciados para la atención del embarazo, aborto, parto y puerperio, de manera que se disminuya la posibilidad de contagio con COVID-19.
La falta de implementación de esos espacios, sumada a una carencia de métodos de protección personal en algunos servicios, puede representar un mayor riesgo de contagio para las mujeres embarazadas.
Por otra parte, la contingencia sanitaria puede implicar desabastecimiento e interrupción significativa de servicios, lo que afecta más a las mujeres de bajo y mediano ingreso que está impactando en un incremento importante de embarazos no planeados, mismo que será proporcional a la duración del período de confinamiento.
Aumento de violencia
El confinamiento obliga a las mujeres a estar encerradas con sus maltratadores. Teniendo en cuenta que el hogar es el lugar más peligroso para las mujeres, el encierro hace que se incremente el riesgo de violencia contra ellas en la medida en que aumenta el tiempo de convivencia; se generan conflictos alrededor de cuestiones domésticas y familiares; la violencia se prolonga sin que sea interrumpida y se genera una percepción de seguridad e impunidad del agresor, aseguran datos de la Comisión Interamericana de Mujeres.
¿Más consecuencias? Sí
Aunado a las problemáticas mencionadas, cabe destacar que tampoco pasó mucho tiempo para que muchas niñas dejaran la escuela, esto sumado a una realidad que ya era compleja y afirmaba que en el mundo nueve de cada 10 niñas completan la escuela primaria, pero solo 3 de cada 4 finalizan el primer ciclo de la escuela secundaria. Hecho que gracias a la pandemia, comenzó a empeorar.
Hoy el Fondo Malala proyecta que otros 20 millones de niñas en edad de asistir a la escuela secundaria tal vez nunca regresen al aula, mientras que al menos en EE.UU. una de cada cuatro mujeres ya ha considerado reducir su carrera o dejar la fuerza laboral por completo debido a nuevas responsabilidades de cuidado en el hogar.
Mientras tanto, los 140.000 puestos de trabajo que desaparecieron en Estados Unidos en diciembre pasado pertenecían a mujeres, la mayoría de ellas mujeres de color.
Pero a pesar de estos riesgos y desigualdades que ha marcado la pandemia, no todo está perdido, al contrario.
Una nueva perspectiva en la reconstrucción post-COVID-19
Ante terrorífico escenario, Melinda Gates propone una visión mucho más optimista y comenta:
Cuando me imagino a estas mujeres, no las imagino como víctimas. En cambio, me inspiro en su determinación. Las mujeres y las niñas han sido las más afectadas por la pandemia, pero también han liderado la lucha contra ella.
La afirmación de Gates es acertada, ya que es en los hospitales y clínicas de todo el mundo en donde las mujeres constituyen el 70% de los trabajadores sanitarios y se exponen a un gran riesgo personal para luchar contra un patógeno mortal con cualquier herramienta que tengan a mano.
También es cierto que en las tiendas de abarrotes, las farmacias y las guarderías, son ellas las trabajadoras esenciales, en su mayoría mujeres de color quienes mantienen los estantes abastecidos, las familias abastecidas y los niños y niñas jugando y aprendiendo de manera segura.
Esto también se refleja en Nueva Zelanda y Alemania, donde la Primera Ministra Jacinda Arden y la Canciller Angela Merkel están atravesando hábilmente sus países a través de la crisis y dando un liderazgo efectivo con rostro de mujer.
Melinda Gates confiesa que en lo que respecta a la igualdad de género, alguna vez imaginó que la respuesta sería algún momento brillante de aspiración global colectiva: «un llamado a la acción emitido desde el escenario mundial, que conmueve corazones, cambia las percepciones y conduce a un tipo nuevo y más inclusivo de formulación de políticas», empero, ahora piensa que el avance puede ser algo completamente diferente con el rol de las mujeres en la reconstrucción post-COVID-19.
Quizás lo que finalmente logrará romper los patrones de la historia es una crisis de salud global que nunca hubiéramos pedido.
Melinda Gates.
Un nuevo mundo tras la emergencia sanitaria
COVID-19 ha ayudado a ver las fallas de nuestro contrato social con nueva claridad, y en todo el mundo, la gente se niega a mirar hacia otro lado.
Una encuesta de opinión pública reciente de 28 países encontró que nueve de cada diez personas quieren que el mundo pospandémico sea más «sostenible y equitativo», mientras otra encuesta informó que en 27 países, la mayoría quiere que sus economías sean reinventadas para ser más inclusivas.
Si los líderes mundiales responden en consecuencia, la crisis que afectó de manera desproporcionada a las mujeres será seguida por una recuperación que las colocará en el centro: los mismos sistemas financieros que han excluido a las mujeres más pobres comenzarán a conectarlas con las cuentas bancarias que necesitan para salir de la pobreza.
Los formuladores de políticas en todos los rincones del mundo comenzarán a tratar el cuidado como una infraestructura esencial, lo que hará posible que más mujeres se involucren en sus economías y comunidades.
Los gobiernos, las empresas y las organizaciones comenzarán a incluir las voces de las mujeres en todos los niveles de toma de decisiones. Y las mujeres cuyo trabajo no reconocido y mal pagado finalmente ha sido reconocido como esencial, encontrarán una nueva seguridad y oportunidades en el mundo que emerge del otro lado.
Finalmente Gates, la empresaria estadounidense, comparte respecto a las mujeres en la reconstrucción post-COVID-19:
Una vez esperé que 2020 iniciara una nueva era para mujeres y niñas. Ahora, incluso en estos días más oscuros, veo señales de que ya existe.
Melinda Gates.