El uso (y abuso) del aire acondicionado en las urbes tiene un efecto medible no sólo en gasto energético, huella de carbono y elevadas facturas que dejan temblando, y no precisamente de frío. Además de todo esto, refrescar el interior de las casas y oficinas supone avivar el calor en el exterior, según han descubierto unos investigadores estadounidenses.
El aumento de las temperaturas, que puede suponer más de 1 grado centígrado, alcanza su máximo durante la noche, concluyeron los científicos de la Universidad Estatal de Arizona que estudiaron este curioso efecto en el área metropolitana de Phoenix, si bien consideran que los resultados son extrapolables a otras zonas. Sobre todo, considerando que el calentamiento global está subiendo el mercurio en todo el mundo a la vez que se dispara la demanda de aire acondicionado, en especial en los populosos países emergentes.
Un círculo vicioso
Los científicos utilizaron modelos informáticos y estudiaron los registros meteorológicos. Observaron que a pesar de que el aire acondicionado se utilizaba más durante el día, la mayor diferencia de temperatura se producía siempre de noche. En todos los casos, el fenómeno se produjo coincidiendo con periodos de olas de calor que generaron fuertes demandas de aire acondicionado.
El cambio climático y el uso del aire acondicionado son una combinación letal para el medio ambiente, pues ambos se retroalimentan. Como respuesta a los episodios de calor extremo -cada vez más frecuentes, intensos y largos- que provoca el primero, aumenta la compra y uso del aire acondicionado, con lo que se calienta todavía más el aire de la ciudad, produciéndose un peligroso círculo vicioso.
Una original solución sería transformar ese calor residual en una fuente de energía sostenible que evite ese sobrecalentamiento, apunta Francisco Salamanca, líder de la investigación:
«El desarrollo sostenible y la optimización del consumo de electricidad requerirían convertir el calor perdido por el aire acondicionado en energía útil, que se puede utilizar dentro de las casas para varios propósitos, incluyendo, por ejemplo, calentadores de agua».
El problema, sin embargo, es más grave y complejo. A este calentamiento hay que sumar otros factores como el tráfico, la actividad urbana, la iluminación, la sobrepoblación o, por ejemplo, los materiales de construcción que retienen el calor, con el resultado de un elevadísimo aumento de la temperatura urbana, que puede rondar los 5 grados centígrados.
Fuente: Ecología Verde