Certificaciones internacionales buscan crear una mayor conciencia sobre el uso del papel, su procesamiento y origen. Vea aquí cuáles son las exigencias internacionales más reconocidas y cómo impactan directamente sus procesos y clientes
Sostenibilidad es la palabra de moda. En épocas de crisis, las empresas buscan que tanto sus productos como los insumos requeridos para su elaboración, tengan un ciclo de vida que les permita ser reutilizados en el mediano plazo.
Este tipo de prácticas les permite a las compañías otorgar un valor agregado a su negocio, lograr una mayor identificación del producto y, lo más importante, disminuir el impacto de sus procesos sobre el medio ambiente.
En el caso de la industria gráfica y de una de sus materias primas fundamentales, el papel, el efecto ambiental debería ser la mayor motivación para implementar procesos de gestión sostenibles.
Por ello, empresas como Starbucks, Microsoft y Banco de América han comenzado a desarrollar programas de responsabilidad social empresarial en torno al uso razonable del papel. Los clientes, por su parte, demandan cada vez más productos elaborados con estricto control de calidad y bajo impacto ambiental.
Esto quiere decir que el tema ya está en boca de los consumidores finales y que es responsabilidad, tanto de los productores de materias primas como de quienes las utilizan para entregar nuevos productos, dar respuesta a cada una de estas necesidades
De esta forma, la procedencia del papel que utilizan las empresas, el tipo de tintas que lleva, y todos los procesos adicionales necesarios para su transformación, son claves en el proceso comercial y productivo de una empresa gráfica.
Las exigencias de control ambiental que existen sobre estos aspectos pueden influir en la imagen que la compañía proyecta al exterior como amigable con el medio ambiente y, más importante aún, puede tener una incidencia directa sobre las ventas y las oportunidades de negocio. Así mismo, el conocimiento de las normas internacionales de protección ambiental y de las certificaciones sobre el tema representa un valor diferenciador de la empresa, respecto a sus competidores cercanos.
Fibras vírgenes y recicladas
Las decisiones que se toman en cuanto al tipo de papel que se utilizará, impactan directamente sobre lo que ocurre en los bosques del mundo. Por esta razón, la industria se debate entre el uso de papel elaborado con fibras vírgenes o recicladas.
Las opciones se abrieron para los empresarios de la industria gráfica en los años setenta, cuando aparecieron los primeros papeles elaborados con fibras reutilizadas. En los últimos 10 años, estos han tenido una evolución notoria en tecnología y elaboración, y ahora están presentes en el mercado con un gran número de presentaciones.
Según cálculos de TreeCycle.com, el uso de papel reciclado permite ahorrar 70% de energía al año, reducir el consumo de agua en 55% y disminuir en 74% la polución del aire y en 35% la del agua. No obstante, la solución al problema de la deforestación y al uso desmedido del papel no está en minimizar el uso de fibras vírgenes y reemplazarlas por recicladas, ya que la materia prima en su estado natural siempre será necesaria.
La responsabilidad en la fabricación del papel depende, entonces, de tres aspectos que están en manos de los empresarios de la industria gráfica: velar por un manejo sostenible de los recursos forestales; mejorar los procesos y manufactura del papel en aspectos específicos como el blanqueamiento, el uso de químicos, las emisiones de carbón y el gasto de energía, y garantizar que todas las fibras utilizadas procedan de fuentes certificadas, de maderas controladas o de reciclaje posconsumo (PCW).
En concreto, esto se traduce en un solo término reconocido en la industria: papel ecológico. Se considera que el recurso fibroso es un papel ecológico cuando proviene de bosques naturales o artificiales cuyo manejo sostenible permite proteger el medio ambiente, cuando la fibra se extrae de materias primas reciclables, o cuando se trata de subproductos agrícolas que se transforman para dar vida a una materia prima.
Sin embargo, la fibra de papel sólo puede ser reciclada cinco o siete veces, y cada vez que pasa por un proceso de reutilización, pierde sus características fundamentales. Por ello, hay que evitar las posiciones radicales y la predilección de un tipo de papel sobre otro. Lo importante es que, venga de donde venga la fibra, esta haya pasado por un proceso de verificación y control de calidad.
Así, por ejemplo, 36% de la fibra utilizada para fabricar nuevos productos en Estados Unidos proviene de material reciclado, aunque está claro que este tipo de fibra resulta más caro en algunos casos y no es apropiado para todos los usos. Por lo tanto, lo importante no es optar por una fibra sobre otra, sino hacer la elección más adecuada de acuerdo con el uso final que esta vaya a tener y, sobre todo, garantizar que el papel haya pasado por un proceso serio de certificación.
Certificaciones de origen
Ante la creciente preocupación mundial por generar una mayor conciencia sobre el uso del papel, diversas organizaciones internacionales han desarrollado modelos de certificación que buscan controlar y normalizar la utilización y procedencia de las fibras con las que se manufactura el papel.
De esta forma, al obtener cualquier certificación del mercado, el empresario asegura que el papel con el que es elaborado su producto o el producto en sí mismo, cumple todas las normas de cuidado y protección medioambiental.
Algunos organismos ofrecen, en un solo paquete, asesoría para la obtención de los tres estándares de certificación más reconocidos de la industria (FSC, SFI y PEFC), modelo que no sólo permite unificar procesos para conseguir los tres sellos de calidad, sino que también posibilita un ahorro considerable de costos.
Estas son algunas de las certificaciones y símbolos más reconocidos en el mercado:
Símbolo de reciclaje
Esta es la imagen de reciclaje con mayor reconocimiento internacional. El creador del símbolo fue Gary Anderson y representa las tres premisas básicas del proceso de reutilización: reusar, reducir y reciclar. El uso del símbolo no está regulado. La Federal Trade Commission de Estados Unidos ?en su Green Guides?, estableció unas guías o modelos sobre cómo debería usarse, pero aún no existe ninguna ley que proteja su utilización.
Si un producto tiene este símbolo significa que es reciclable o elaborado con materiales reciclables. Sin embargo, si el empresario imprime algo y lo exporta a un país en el que no existe un programa de reciclaje, el producto no puede ser considerado reciclable porque el consumidor final no le va a dar ese uso.
En el caso concreto del papel, el uso del símbolo «hecho con fibras recicladas», acompañado de un porcentaje, significa que el papel que tiene en sus manos el consumidor está elaborado con un porcentaje de fibra reciclada o es 100% fabricado con este tipo de fibras. Por su parte, la utilización de la imagen sin ningún indicador de porcentaje usado generalmente en las bolsas de papel café señala que el papel es reciclable y hecho completamente con fibras recicladas.
Este símbolo, así como casi todos los utilizados para certificar papel, hace una distinción entre el origen de las fibras recicladas. Así, se reconoce como «desperdicio preconsumo» todo recurso que no ha tocado las manos del usuario final y que proviene de molinos, impresiones o revistas no vendidas. Según los expertos, este tipo de reciclaje es el que menos preocupaciones trae a la industria, ya que está casi garantizado que las empresas lo realicen como parte de sus procesos de limpieza.
El «gasto posconsumo» o PCW (por sus siglas en inglés) es el que demanda mayor atención, pues está en manos del usuario y ya cumplió su función. Este papel requiere, generalmente, un proceso de destintado antes de reutilizarse en las máquinas papeleras.
Es común encontrar papeles que indican qué porcentaje de las fibras recicladas provienen de la recolección posconsumo. Por ejemplo, según cálculos de la Asociación Americana de Bosques y Papel (AF&PA), en Estados Unidos la recuperación de papel (PCW) fue de 57,4% en 2008.
En ese mismo país, la industria del papel se ha puesto como meta alcanzar un porcentaje de recuperación de papel o de reciclaje del mismo de 60% para 2012. En 2008, de las fábricas de papel y cartón, 75% utilizaron papel recuperado y 132 molinos certificaron usar exclusivamente papel PCW.
Certificación FSC
El Consejo de Manejo Forestal o FSC (por sus siglas en inglés) es una organización internacional que promueve el manejo «ambientalmente apropiado, socialmente benéfico y económicamente viable de los bosques del mundo».
Las certificaciones de esta organización distinguen entre el papel elaborado con fibras vírgenes o puras, el papel reciclado o producto de papeles PCW, y el obtenido a partir de la combinación de fibras vírgenes y recicladas.
La etiqueta «FSC Pure» significa que todo el contenido del producto viene de un bosque certificado por la FSC. Por su parte, la «FSC Recycled» indica que, como mínimo, 85% de la fibra de madera que contiene el producto proviene de recursos recolectados en el posconsumo o PCW, con un máximo de 15% originado en fuentes posindustriales.
Finalmente, la etiqueta «FSC Mixed» es una mezcla entre «FCS Pure» y fibra reciclada o controlada. Estas últimas se refieren a cualquier fibra de madera en un producto avalado por la FSC que no proviene de un bosque certificado por esta organización.
Sin embargo, más allá de las etiquetas, lo que otorga un valor agregado adicional a esta certificación es la «Cadena de custodia» que le permite saber al consumidor de dónde viene el producto que está comprando.
Esta cadena vigila todo el proceso de obtención del papel y su procesamiento, desde los bosques, pasando por los molinos, los impresores y los sitios de distribución. De esta forma, un producto sólo puede llevar el logo de la FSC, en cualquiera de sus presentaciones, si la cadena de custodia está asegurada y si la organización certificadora ha comprobado que la cadena no se ha roto en ningún momento.
SFI
La Iniciativa Forestal Sostenible o (por sus siglas en inglés) es una etiqueta de certificación desarrollada inicialmente por la Asociación Americana de Bosques y Papel, ahora con carácter independiente, que se otorga a las empresas de Norte América que certifican un aprovechamiento sostenible de los bosques.
El estándar de certificación forestal se basa en los principios que promueven la gerencia sostenible de los bosques, incluidas las medidas para proteger la calidad del agua, la biodiversidad, el hábitat de la vida silvestre, las especies en riesgo y los bosques de excepcional valor para la conservación.
La SFI diferencia entre la certificación de contenido del producto y la fuente de la que provienen las fibras con las que fue elaborado. El primer grupo, denominado «SFI Certified Content Label», incluye una etiqueta de certificación para la cadena de custodia del producto y el manejo sostenible de los bosques en los que se generó la materia prima.
En esta misma categoría también figura una etiqueta que indica el porcentaje de bosques certificados utilizados para la elaboración del producto, el porcentaje de fibras certificadas y la cantidad de fibras PCW que contiene el mismo. Por último, la etiqueta que lleva el símbolo internacional de reciclaje indica el porcentaje total de papel reciclado o materia prima reciclada utilizada.
En el segundo grupo, «SFI Fiber Sourcing Label» certifica que la fibra proviene de bosques manejados según el concepto de sostenibilidad. La etiqueta no hace ninguna referencia al contenido del producto, pero indica que aun cuando 90% de la fibra se origina en bosques no certificados, proviene de una fuente responsable.
PEFC
El Consejo PEFC (Programa para el reconocimiento de los sistemas de certificación forestal) actúa como una organización sombrilla para el cumplimiento y mutuo reconocimiento de los distintos sistemas de certificación de cada país, principalmente de los europeos. Ofrece un mecanismo de garantía para los compradores de madera y productos de papel, indicándoles que estos provienen de bosques manejados en forma sostenible.
PEFC tiene entre sus miembros 35 sistemas de certificación nacional independientes, de los cuales 25 han pasado un riguroso proceso de evaluación que incluye consultas públicas y el uso de evaluadores independientes. Estos 25 sistemas cuentan con más de 200 millones de hectáreas de bosques certificados que producen millones de toneladas de madera certificada en el mercado de PEFC.
El certificado PEFC es un logotipo para productos a base de madera, que permite a los clientes y al público en general conocer el origen de la materia prima con la que fue elaborado el producto.
Certificados de procesamiento
Blanqueamiento
En el proceso de blanqueamiento existe una distinción entre los tratamientos que recibe el papel. Los productos certificados con ECF o libres de cloro elemental, son aquellos que provienen de fibras vírgenes o recicladas y se blanquean con dióxido de cloro. Mediante el uso de procesos ECF, un fabricante de pulpa de papel puede reducir las emisiones de dióxido de cloro entre 80% y 90%. Este proceso es implementado en la mayoría de molinos de Estados Unidos.
La sigla TCF significa totalmente libre de cloro y se refiere a productos provenientes de fibras 100% vírgenes, blanqueadas con componentes libres de cloro, como oxígeno, peróxido de hidrógeno y ozono. El blanqueamiento TCF no produce ningún químico tóxico; sin embargo, el costo de las nuevas tecnologías para cambiar una planta a TCF resulta extremadamente alto, así que gran parte de la industria sigue renuente a usarlo.
La última categoría es PCF o proceso libre de cloro y se aplica en fibras 100% recicladas o producto del PCW. Significa que ningún nuevo cloro se ha introducido para el proceso de fabricación del nuevo papel, aunque el fabricante no puede garantizar que el papel PCW no fuera originalmente procesado con cloro. Para obtener esta certificación se requiere un mínimo de 30% de recursos PCW.
La certificación para este proceso la otorga la Asociación de Procesos Libres de Cloro (CFPA, por sus siglas en inglés) que confiere sellos de calidad por separado para los procesos de TCF y PCF.
Energía
La certificación Green-e es otorgada por una organización sin ánimo de lucro con el mismo nombre que certifica la utilización de energías renovables. Significa que la empresa, el molino o el impresor apoyan y promueven el uso de energías eólica, solar y otras renovables, y que la empresa que compra o aprovecha este tipo de energía es la única que puede reclamar beneficios directos sobre la misma, sin que exista una doble venta.
Carbono neutral
Una de las causas principales del cambio climático es la producción de dióxido de carbono. No existe un estándar o certificación internacional para este aspecto, aunque diversas organizaciones, como la Compañía Carbón Neutral, el Instituto de Reducción de Carbono y el Programa carboNZero cuentan con certificaciones independientes que buscan promover la reducción de residuos de carbono, la implementación de manufactura lean y la compra de offsets de carbono.
Papeles y ecología
Propal y el bagazo de caña
El papel fabricado con fibra de caña de azúcar de Propal, empresa colombiana que produce papeles finos, está clasificado internacionalmente como «Amigo de la Naturaleza» por su concepto de pureza, biodegradabilidad y reciclaje.
Este tipo de papel reduce la cantidad de desechos sólidos agrícolas, y en algunos países como Japón y Canadá es considerado 100% reciclable. Dentro de sus ventajas figura el necesitar menos productos químicos durante su proceso de transformación y la posibilidad de estar en contacto directo con alimentos para consumo humano al provenir de pulpas vírgenes.
Según Propal, con bagazo de caña de azúcar se produce toda una gama de productos finos sin ninguna restricción, razón por la cual es el recurso fibroso no maderable de mayor crecimiento en el mundo desde 1939, año en el que se empezó a aprovechar comercialmente.
Así mismo, la empresa tiene dentro de sus proyectos la evaluación de un proceso de blanqueo utilizando dióxido de cloro ?ECF?, método de blanqueo que actualmente se impone a escala mundial en el sector papelero en más de 75% de las industrias.
En relación con acuerdos de gestión medioambiental, Propal firmó voluntariamente en 1994 su adhesión al Proceso de Responsabilidad Integral «Compromiso Social y Ambiental con el Desarrollo sostenible», programa que opera en 45 países.
Xerox certifica sus papeles
Como parte del compromiso de Xerox por preservar la biodiversidad a través de la gestión de los bosques y por ofrecer a los clientes la posibilidad de adquirir tipos de papel más ecológicos, la empresa obtuvo en los últimos años la certificación «cadena de custodia» tanto del Forest Stewardship Council (FSC) como del Programa para el Reconocimiento de Sistemas de Certificación Forestal (PEFC por sus siglas en inglés).
Entre los proveedores de papel con certificación, Xerox cubre la zona geográfica más amplia, con casi 80 centros de distribución acreditados por FSC y PEFC distribuidos en 17 países, y es una de las primeras empresas que ha conseguido el certificado de conformidad con las nuevas normas internacionales del FSC para empresas con varias sedes.
Este certificado del FSC le permite a Xerox hacer el seguimiento, supervisar y velar por el cumplimiento de los procedimientos de gestión en toda la cadena de manera centralizada, en lugar de hacerlo desde las distintas oficinas de cada país.
Todos los proveedores participantes en el proceso de fabricación son gestionados por un sistema de base de datos común para garantizar que los productos Xerox con certificación FSC en todo el mundo contienen materias primas procedentes sólo de fuentes certificadas.
[…] Fuente: http://www.expoknews.com […]