La movilidad social es aquella que identifica los desplazamientos que efectúa la gente o los núcleos familiares de una sociedad, dentro de un determinado espectro socioeconómico y está relacionada con la idea de que las personas no pueden acceder a una mejor calidad de vida sino se esfuerzan lo suficiente.
De acuerdo con el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), los cambios que experimentan los miembros de una sociedad en su posición dentro de la estructura económica, se le considera movilidad social.
Esta se encarga de rastrear, por ejemplo, cómo una persona con desigualdad educativa de origen logra acceder a educación superior, hecho que le permitirá convertirse en un profesional con mayores oportunidades para mejorar su calidad de vida.
Es necesario crear las condiciones para la movilidad social, que favorezca la calidad de vida de los que tienen mayores brechas de desigualdad y pocas oportunidades de desarrollo. De acuerdo con el Informe de Movilidad Social en México, la movilidad social en nuestro país aún no es la mejor: 49 de cada 100 personas que nacen en los hogares del grupo más bajo de la escalera social, se quedan ahí toda su vida.
Para generar un cambio, se requieren estrategias que favorezcan la progresión educativa y permitan que cada vez más personas incrementen las posibilidades de acceder al mercado laboral formal. Con el propósito de fomentar esto en México, la Fundación Jesús García Figueroa I.A.P., ha creado un programa de larga duración que contribuye a que los estudiantes tengan mejores condiciones y oportunidades de vida, al egresar, a través de sus cuatro programas:
- Programas de becas escolares.
- Programa de acompañamiento individualizado.
- Programa de apoyos complementarios.
- Programa de voluntariado.
Además, la Fundación Jesús García Figueroa I.A.P., reconociendo el valor de la inversión educativa, busca sumar a más personas y actores sociales para que en conjunto se disminuyan las brechas de desigualdad y la pobreza por medio de la educación. Esto a través de la contribución de sus donativos en efectivo, en especie y voluntariado.
Ciudad de México, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Puebla y Yucatán, son los estados en los que por ahora se encuentra la intervención de la Fundación, y en donde se ha velado por reconocer el valor de la inversión educativa.
Existen organizaciones interesadas en coinvertir en la educación, como es el caso de la Fundación Espinosa Rugarcía, I.B.P. (ESRU), institución que apoya la labor y contribución que realiza la Fundación Jesús García Figueroa, I.A.P. y con mayor enfoque en la progresión escolar de estudiantes de nivel superior del Tecnológico de Xicotepec de Juárez, Puebla.
El impacto de la movilidad social para acceder al primer empleo
Una investigación del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), bajo el nombre de: «Efectos del primer empleo sobre las perspectivas laborales de los trabajadores en las regiones de México», documenta un enfoque de movilidad social y menciona que la educación a la que acceda un individuo influirá en gran manera en la calidad del primer empleo que pueda obtener y las oportunidades que este le dé para llevar mejores recursos a casa.
De acuerdo con la investigación, las perspectivas o trayectorias laborales se analizan en tres dimensiones:
- Ingresos.
- Formalidad laboral.
- Durabilidad del empleo.
Gran parte de los ingresos y la formalidad laboral afectan directamente en los niveles de vida de las personas y por lo tanto la movilidad social. Estos se ven reflejados en la capacidad de adquirir bienes y servicios.
Los empleos que se consideran de larga duración vienen acompañados de estabilidad y crecimiento porque generan menos choques al ingreso, permitiendo así una capacidad de consumo constante a través del tiempo.
Estas tres dimensiones convierten al primer trabajo en una pieza clave para impulsar la movilidad social y lograr que una persona pueda subir en materia socioeconómica. Además, esta investigación menciona que el primer empleo funge como un acumulador de capital humano y puede funcionar como un indicador en el mercado laboral sobre el nivel de habilidades que se poseen, y cómo estas pueden afectar o beneficiar en su trayectoria.
Además, otras investigaciones del CEEY examinan la posible reducción de la movilidad educativa intergeneracional en México ante el riesgo de una deficiente enseñanza a distancia debido a la pandemia. Es el caso del documento: “La educación ante la pandemia de COVID-19. Vulnerabilidades, amenazas y riesgos en las entidades federativas de México”.
Dicha investigación añade que: “La pandemia representa una severa disrupción de las actividades educativas. Las medidas para evitar los contagios en las escuelas han implicado el traslado de clases presenciales a plataformas a distancia para las cuales no se cuenta con procesos cotidianos de gestión con el nivel de automatización digital necesario para su cabal aprovechamiento. Este cambio representa nuevos obstáculos al aprendizaje de una gran parte de la población escolar y profundiza las diferencias de origen asociadas a las desigualdades de capital humano y de recursos económicos de los hogares. Esta situación, sin embargo, no es privativa para México”.
Así que para poder seguir impulsando la movilidad social en México y deshacernos de esa idea que menciona que la gente que nace pobre se queda siéndolo, necesitamos seguir impulsando políticas públicas que aborden la desigualdad social y la recuperación económica.
Dentro de esta lucha, todas las instituciones podemos generar mejores condiciones laborales, económicas y sociales para la población mexicana, y en el caso de Fundación Jesús García Figueroa I.A.P., su aportación está ayudando a que más jóvenes puedan acceder a una mejor calidad de vida, favoreciendo su movilidad social.