Muchas personas han juzgado por años los estándares de belleza que aparecen en las revistas de moda y los medios de comunicación, y es un hecho que necesitamos romper con paradigmas y crear medios más incluyentes diversificando el concepto de lo que puede resultar atractivo; pero dejemos de engañarnos: la industria del entretenimiento no es la única culpable, y de hecho aquello por lo que es condenada con frecuencia podría tratarse únicamente de un reflejo social.
De acuerdo con un estudio reciente publicado por la revista Psycological Science, la apariencia física se encuentra íntimamente ligada al trato que recibe una persona desde su infancia e incluso al nivel de éxito o fracaso que alcance a lo largo de su vida, ya que los niños con mayor belleza física no sólo son favorecidos por sus profesores al momento de juzgar su inteligencia, sino que incluso reciben una mayor cantidad de afecto por parte de sus madres.
Una vez que llegan a la edad adulta, estos niños se convierten en personas atractivas y reciben un mejor salario a cambio de su trabajo, tienen éxito en el noviazgo e incluso tienen más posibilidades de ser considerados inocentes en un juicio penal o conseguir condenas mucho más condescendientes.
Aunque hay quienes aseguran que los paradigmas sobre el atractivo físico se adquieren con el paso del tiempo y la exposición a determinados estereotipos, el estudio encontró que sus participantes fueron capaces de juzgar la belleza de un rostro en sólo 13 milisegundos, es decir, incluso antes de ser conscientes de los estímulos visuales.
El mundo corporativo no se encuentra exento de esta influencia, ya que de acuerdo con un estudio de la Universidad de Wisconsin, las acciones de una empresa con un CEO atractivo que tiene presencia en los medios de comunicación tienden a subir dentro del mercado.
Según la información de Psycológical Science, existen diversos factores además de las características físicas que influyen en la percepción de la belleza, como la forma de vestir, actuar e interactuar con el entorno, e incluso la posición social.
El estereotipo de la rubia tonta parece no ser valido en el mercado laboral, ya que otro estudio realizado por la Universidad de Queensland señala que para las mujeres, tener cabello rubio equivale a un año adicional de estudios al competir por una vacante, mientras que de acuerdo con información del New York Times, aquellas que tienen obesidad son particularmente castigadas en el mercado laboral, sobre todo cuando tienen piel clara.
No cabe duda de que la lucha contra los estereotipos no necesita comenzar desde las portadas de las revistas o en el casting de los programas de televisión, sino que también urge un profundo cambio social en el que se rompan los paradigmas relacionados con el atractivo físico para dar paso a comunidades más incluyentes.
En este sentido, el reto de las organizaciones está en encontrar una forma de regular la problemática a través de evaluaciones objetivas sobre la capacidad de cada candidato y colaborador independientemente de su apariencia. ¿Habría que comenzar por no solicitar currículum con fotografía?
