El crecimiento del movimiento ciudadano que impulsa a anular el voto para los comicios intermedios del 5 de julio en México desde diferentes trincheras y cada vez con más espacio en los medios ha generado una honda preocupación entre las autoridades electorales, que hoy realizaron un foro para promover el sufragio.
Estos comicios para renovar las 500 bancas de la Cámara de Diputados coinciden con otros para elegir a gobernadores de seis estados, 606 alcaldes, doce congresos locales y 16 delegados (vicealcaldes) de la capital del país, a los que están llamados a votar 78 millones de mexicanos.
Empujado por la expansión del movimiento que llama a acudir a las urnas pero anulando la boleta, el Instituto Federal Electoral (IFE) convocó hoy al foro “La promoción del voto- partidos políticos, IFE y organizaciones de la sociedad civil».
El presidente de esa institución, Leonardo Valdés, dijo hoy que “no votar o anular el voto es quedar al margen de la conformación del Poder Legislativo y de la vida institucional que con tanto esfuerzo” han construido miles de mexicanos.
La Iglesia católica mexicana también llamó a participar en las próximas elecciones y pidió a las organizaciones que promueven el voto nulo que suspendan sus acciones.
“Aunque la no participación es una expresión de repudio, en un sistema democrático como el que estamos construyendo los mexicanos, la no participación o anulación del voto pueden significar una verdadera irresponsabilidad”, dice el editorial del semanario Desde la fe, de la Arquidiócesis de México.
El movimiento comenzó hace un par de meses en “blogs” como una expresión ciudadana de hartazgo sobre los políticos y se propagó rápidamente a la prensa, radio y televisión, donde intelectuales se han pronunciado a favor y en contra.
La página web “Vota en blanco” dice que “México no pertenece a los amarillos o a los azules, a los rojos o a los verdes” y afirma que “los partidos políticos en este país no representan a los ciudadanos».
“Hemos visto el terrible espectáculo de la clase política donde la trampa, la mentira, la transa y la corrupción son su modo de operar. Pero eso, no es México”, agrega al convocar a los mexicanos a ir a las urnas pero a “votar en blanco».
El abogado Luis Manuel Pérez Acha, impulsor de “Voto en blanco» dice que a través de esta acción se busca “hacer sentir la fuerza de los mexicanos frente a los políticos tradicionales”, “mediocres” y “advenedizos».
Admite que esta propuesta “es una visión de corto plazo”, pero asegura que después pensarán en otras alternativas. Dice que es un movimiento “político antipolítico” porque invita a acudir a las urnas, pero para expresarse contra los benefactores de la política.
“Voto en blanco” debe su nombre, explicó Pérez Acha, a que es un movimiento sin color partidista, pero no significa que la gente deje su papeleta sin marcar, sino que la tache para anular el sufragio.
Según una encuesta de Berúmen y Asociados realizada a principios de mayo, el 8.6% de los mexicanos estaba a favor de anular el voto, pero este porcentaje aumentó a 9.7% de finales de mes.
La misma encuesta reveló que a principios de mayo el 76.2% dijo que le parecía mal que se anulará el voto frente al 75.9% de finales de mes.
El tema está enfrentado a intelectuales y politólogos, pues unos son abiertamente promotores de la anulación del voto, como José Antonio Crespo, para quien se trata de un mensaje de inconformidad para que reaccionen los partidos políticos, y otros, como Jorge Alcocer, creen que ir a las urnas para votar en blanco es perder el tiempo, porque el voto nulo es igual a cero.
José Woldenberg, quien fue presidente del Instituto Federal Electoral, dice que abstenerse o anular el voto es un derecho, pero se expresa en contra de la construcción ideológica que postula que hay que anular el voto porque todos los candidatos y partidos son lo mismo.
Afirma que quienes construyen esta opción para presionar a los políticos deberían generar foros para plantear qué quieren y qué no.
Los partidos políticos, que reciben partidas millonarias en un país pobre, parecen haber abonado esta situación, pues son constantes su mensajes de acusaciones mutuas de corrupción y excesos.
La respuesta ciudadana fue recogida por el Ministerio del Interior en una encuesta que reveló que el 66% de los mexicanos considera que las elecciones que se celebran en el país “no son limpias».
Además, aunque el 55% de la gente prefiere la democracia a otras formas de Gobierno, el 52% del total está “poco o nada satisfecho con la actual democracia en México».