Por CaRloS Muñoz
Observé con molestia y a la vez tristeza la cantidad de basura generada por los carteles que invadieron el espacio citadino (postes, bardas, posters adheridos al parabrisas de muchos coches, autobuses, espectaculares y hasta avionetas haciendo propaganda política).
No tengo la más remota idea de cuánto se gastaron (gastaron, no invirtieron) los partidos políticos de nuestro país para tratar de llegarle a los ciudadanos, pero es indiscutible que fue un derroche de recursos que bien se pudieron haber aprovechado para mejorar las condiciones de vida de muchos, muchos millones de mexicanos.
¿Y el cuidado del medio ambiente?, bien gracias. Además del mencionado y muy notorio derroche de dinero y basura, noté, asimismo, un gran derroche de apatía por parte de gente que como un servidor cumplimos siempre con nuestro deber y compromiso ciudadano de votar con la fe puesta en candidatos que uno supone se preocupan por el bienestar social generalizado y no sólo por el bienestar de sus amigos, compadres y familiares. Y cómo no iba a ser así si a las promesas se las ha llevado el viento durante casi un siglo, y nosotros nos hemos quedado hasta sin aliento porque literalmente debemos hasta la risa con esta y todas las crisis que hemos padecido.
Un hecho que considero sin precedentes fue el que los candidatos se hayan visto casi obligados a firmar ante notario sus propuestas de campaña para ver si así generaban confianza y credibilidad entre el electorado. Resulta increíble que un jurista tenga que intervenir de manera inusitada en aras de que los candidatos se hagan del poder, cuando el compromiso debe ser personal, moral, social y ético, más que un compromiso legal.
Sexenios críticos (de crisis) van, sexenios vienen y sin embargo, nuestro generoso país aún se mueve y se mueve en paz y en pos de resignarse como siempre a la suerte que gusten dictar sus líderes, y continuar trabajando incansable para superar la tormenta de promesas a las que es sometido.
Realmente espero que estas y las próximas elecciones den una merecida lección a aquellos que se quedan con los bolsillos literalmente vacíos al no verse favorecidos por las preferencias de una sociedad hastiada de esos derroches incongruentes comparado con los más de 50 millones de pobres, y que quienes se alzaron con la victoria, tengan muy desarrollado el sentido social, ya que será vergonzoso verlos renunciar a sus cargos en caso de que descubramos que la nariz les empiece a crecer desproporcionada y velozmente, y el notario tenga que hacer acto de presencia para invitarlos a un indigno retiro involuntario.
Carlos Muñoz
Comunicólogo egresado de la Universidad Anáhuac, cuenta con estudios de posgrado de Especialidad en Mercadotecnia y de Maestría en Responsabilidad Social en su Alma Máter.
Es Director de Comunicación de la Asociación Mexicana de Comunicadores (AMCO) y anteriormente se desempeñó como Gerente de Relaciones Públicas en el Hipódromo de las Américas.
Sr. Carlos Muñoz.
Su comentario es más que apreciable y cierto. Los partidos políticos y quienes hacen de ellos agencias de colocación de empleos trianuales y sexenales, no podrían estar más lejos de la ciudadanía. En mi modesta opinión, y a reserva de contar con las evidencias necesarias para probarlo, en estas elecciones hubo una participación ciudadana sin precedentes en el país. El hecho de que haya habido candidatos que se vieran «obligados» a registrar ante notario sus propuestas, el «voto blanco» (que no comparto, pero que fue una gran lección) y la respuesta que en las urnas tuvieron el partido en el gobierno, tan errado en sus políticas públicas, y el opositor amarillo, tan públicamente enfrentado, son una respuesta social, colectiva, de rechazo a la forma en que las cosas se están haciendo en el país.
Queda ahora, desde mi punto de vista, reiterar el mensaje, para que la lectura que los partidos políticos den a estos eventos, no sea sólo en términos de cifras surgidas de las urnas, o de potenciación de epacios políticos a partir de la cantidad de curules a ocupar. Deben ver, en todo caso, la forma en que la gente se ha expresado.
Saludos