Este es uno de los secretos que pocos saben sobre la directora ejecutiva de Silicon Valley, quien tiene un poco más de 30 años; ella tuvo que cambiar su aspecto para abrirse paso en el mundo de la alta dirección en este sector.
El secreto, según ella, fue teñir su pelo rubio con un tinte castaño, deshacerse de los tacones y cambiar sus lentes de contacto por unas gafas al viejo estilo.
«La primera vez que me teñí el pelo fue por el consejo que me dio una mujer que trabaja en una compañía de capital de riesgo». Carey contó que los inversores con los que Carey estaba entrando en contacto se sentirían más cómodos con una mujer con el pelo más oscuro que su rubio natural.
«Me dijo que a mi captación de fondos le iría mejor si me teñía el pelo, porque las mujeres castañas obtienen más fácilmente el reconocimiento como CEO (máximo cargo ejecutivo en cualquier compañía)».
Cuando era rubia, Carey dice que la comparaban con Elizabeth Holmes, fundadora y directora ejecutiva de Theranos, una compañía que se ha visto envuelta en una fuerte controversia. Esto le perjudicaba.
Ante esta situación Carey se mostró vulnerable y declaró que «Aparecer con el pelo castaño me ayuda a parecer un poco mayor y sentía que lo necesitaba para que me tomaran en serio».
La empresaria realizó un cambio en su apariencia y no solo el color de su pelo. También se puso gafas y comenzó a vestir prendas poco ceñidas, casi «andróginas», en el trabajo.
Dice que en un entorno laboral dominado por hombres, cualquier otro aspecto la expondría a sufrir más.»Quiero que me vean como una líder en el mundo de los negocios, no como un objeto sexual. Ese es un límite que se cruza muy a menudo en este ambiente», refiere.
Su deseo obedece a la constatación de que «el acoso sexual contra las mujeres en el trabajo y otros entornos es demasiado frecuente».
La corresponsal de negocios, tecnología y economía de ABC News, Rebecca Jarvis, dijo que esta es una tendencia que está escuchando en todas partes.
«Tiene diferentes formas, pero las mujeres de toda la fuerza laboral están tratando de ser escuchadas y tomadas en serio», dijo Jarvis. «Un consejo simple y realmente directo que escuché de una CEO femenina en Silicon Valley es hablar una vez al día en una reunión».
En la opinión d Marie Claire, redactora jefe Anne Fulenwider dijo que Silicon Valley definitivamente tiene un problema de sexismo y esto tiene que cambiar».
Carey y la conciencia de género
Carey es una mujer muy concienciada respecto a los asuntos de género, algo en lo que tiene mucho que ver la familia en la que se crió. Su mamá y su tía fueron activistas de los movimientos feministas en la década de 1980.
«Mi madre siempre llevó el pelo corto, nunca se maquilló, nunca se puso vestidos ni altos tacones», cuenta.
En el pasado, Carey era una habitual de los centros de estética, donde se hacía la manicura y pagaba por un secado profesional de su rubia melena.
Pero todo eso cambió. Ahora se declara muy hija de su madre y tiene como prioridad sentirse «cómoda en el trabajo».
La joven ejecutiva se siente afortunada porque no creció en un ambiente más conservador, en el que los roles de género tradicionales le hubieran pesado más.
«Tuve mucha suerte de no sufrir la presión de esos estereotipos de género desde la juventud», expone
Con la ola de titulares que mencionan casos de sexismo en la industria tecnológica, desde Uber a Google, Carey sostiene que las empleadas deben recordar que tienen una elección sobre dónde trabajar.
Reconoce que intentar cambiar toda esta cultura en solitario desde el interior de una gran compañía puede resultar difícil. A veces quienes lo intentan pueden encontrarse una respuesta hostil. «Cortes, microagresiones, las pequeñas cosas», como ella las llama.
Así que la única opción que contempla es: «Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo, aunque eso pueda significar el sacrificio de tu vida personal por una demanda de discriminación. Esa es la manera en la que puedes cambiar los negocios».