Emily es una niña de sólo 3 años que un día se dio cuenta de que tenía el cabello suficientemente largo y decidió donarlo por una buena causa. En un gesto tan solidario como inspirador sacó una cita con su estilista, el tío Matew y cortó su cabello para luego enviarlo por correo con la emoción y dulzura propias de una niña de su edad.
El objetivo: la fabricación de pelucas para los niños con cáncer.