Por Agustín Llamas Mendoza
Recientemente en las redes sociales se ha vuelto viral un video donde un joven de 15 años intenta vender empanadas en las playas de Acapulco a unos turistas. Los argumentos que utiliza, su seguridad a la hora de expresarse, el desparpajo para contra argumentar así como la simpatía natural del muchacho han causado admiración desde diversos sectores.
A quien le llamó la atención fue a uno de los directivos de uno de los hombres más ricos del mundo, Carlos Slim. Contactó a Paco y a sus papás y les ofreció una beca y ellos contestaron agradeciendo el ofrecimiento que por el momento no lo necesitaban. Sin embargo, el muchacho –siguiendo su espíritu emprendedor- comentó en broma y en serio que si aceptaría a inversionistas.
Como decía uno de los entrevistadores al “mercadólogo del futuro” el video se hizo viral entre otras razones porque en la sociedad estamos hartos de malas noticias, de tantos “lords”, de tantas “ladys”, de tanta corrupción, de tantos “duartes”, de tantos “padrés”, de tantas “casas blancas”. Estamos hartos de tantas malas noticias y nos urgen buenas noticias y buenos ejemplos como los de Paco que nos dan una bocanada de satisfacción y de credibilidad social, demostrando que todavía existen liderazgos honestos, transparentes y admirables.
Pero Paco no solo se debe a él mismo; seguramente el entorno más cercano, el familiar ha hecho que este muchacho sea lo que es. El ejemplo de sus padres; la congruencia de ellos al decir sin soberbia “no necesitamos ayuda” y agradecerla sinceramente tiene toda la congruencia. No es gratuito que el joven sea como es con los papás que tiene. No lo sé, pero muy probablemente la escuela y los amigos también han formado a Paco, pero principalmente el ejemplo familiar es lo que lo ha hecho lo que es.
Recientemente leía que un país centroamericano se realizó una encuesta cuyo resultado sorprendió a mucha gente: la mayor aspiración de los jóvenes terminando sus estudios de licenciatura era conseguir un empleo en el sector público. Ese país está condenado a no generar riqueza. Los únicos que pueden generarla son los empresarios. El sector público, en todo caso, está para bien-administrarla, pero nunca para generarla.
Un país donde los empresarios y el espíritu emprendedor no es reconocido, es un país pobre. No está mal educar para tener cada vez mejores directivos y empleados con las mejores capacidades técnicas, pero aún mejor es tener a muchos más emprendedores y empresarios. Generemos riqueza y no administremos pobreza.
Lo que Paco nos dice es la multicitada frase de que sí se puede, pero además nos pone el ejemplo con alegría y con visión de futuro que no es un costo ni para su familia ni para la sociedad. El es un generador nato de riqueza. Ayudemos a generar más Pacos que a este país le urgen.
Agustín Llamas Mendoza
Profesor de Entorno Político y Social del IPADE