Una persona en México genera 770 gramos de basura al día, dando como resultado más de 86 mil toneladas de desechos diarios. La principal fuente de generación de estos residuos son las viviendas; ¿te has preguntado cuánta de la basura que generaste hace 3, 5 o 10 años continúa en algún lugar del mundo, afectándolo?
Los empaques plásticos en que viene casi todo lo que consumimos son en gran parte responsables de esta situación y, a pesar de que cada vez hay más personas y empresas preocupadas por disminuir su generación de basura, la venta a granel, en retornables o dispensadores, generalizada en todo el mundo, no es algo que vaya a darse en los próximos años.
Esta realidad, coinciden especialistas ambientales, exige que pongamos el foco de atención en la innovación de los empaques y no sólo en cómo los recuperamos o reciclamos posterior a su uso.
“Para nosotros la solución pasa por un cambio que va más allá del envase, que es cómo los productos son diseñados desde su origen”, asegura Miguel Rivas, coordinador de la campaña de Océanos de Greenpeace México.
Sólo por dar un dato, explica, de todo el plástico producido a nivel global e histórico menos del 10%, es decir 9%, ha sido recuperado y reciclado.
Apostar por la innovación, sin embargo, abre la puerta a empaques compostables, comestibles, desintegrables…
Innovación clave
La visibilidad que ha cobrado la contaminación de los mares en los últimos años ha apuntalado los esfuerzos de muchas empresas para reducir su huella ecológica, considera el especialista ambiental Luis Manuel Guerra, mejor conocido como “El Químico”.
Sin embargo, la innovación implica siempre un reto para las empresas.
“Toda novedad o innovación, cuando significa modificar procesos ya existentes, genera resistencia. Las empresas suelen ser conservadoras y ver con recelo cualquier cambio que no saben a dónde puede llegar”, comenta.
¿Cómo vencer esto desde el interior de las empresas?
No “casándose” con ninguna tecnología en particular, sino invirtiendo de manera constante en la innovación y aliarse con centros e institutos de investigación, sugiere Jorge Alejandro Rodríguez, gerente de Investigación y Desarrollo de Grupo Bimbo a nivel global.
Esta convicción le ha permitido a la empresa reducir 40% el plástico necesario para fabricar su empaquetado en un periodo de 6 años.
Desde hace una década, Bimbo incorporó un aditivo oxo-biodegradable en sus empaques, que permite biodegradarlos en menos tiempo de lo que se biodegradarían sin esta tecnología, de acuerdo con Alejandro Rodríguez.
“Este aditivo tiene una composición similar al plástico y permite biodegradar el empaque en presencia de oxígeno, luz y humedad”, explica.
Esta tecnología de origen inglés fue retomada por la empresa y validada por estudios desarrollados en conjunto con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y otros centros de investigación.
Los desarrollos de la empresa se alinean a su compromiso público establecido para 2025, de lograr que 100% de sus empaques provengan de materiales reciclables. Actualmente registran un avance de 80 por ciento.
“Deshaciendo” el problema
Para “El Químico” Guerra, la tecnología oxo-biodegradable permite minimizar el impacto ambiental de los plásticos, incluso en mayor medida que otros desarrollos en boga.
La razón, explica, es que permite una biodegradación por bacterias, evitando que los empaques queden como microplásticos.
“La oxo-biodegradación es precisamente lo que puede solucionar el problema (de contaminación) en los océanos y no presentan el problema de los bioplásticos, que al estar hechos con base de fécula de maíz, papa, aguacate, entre otros, utilizan un insumo alimenticio para producir un plástico”, asegura.
La solución, consideran, debe darse de manera integral y atendiendo diversos frentes.
Participamos en campañas de reciclaje post-consumo en varios países donde operamos. En México trabajamos en alianza con ECOCE para incentivar el mercado del reciclaje y seguimos explorando otras opciones, como pruebas para la recuperación de empaques en las charolas, bolsas, láminas y otros materiales, comentó Alejandro Rodríguez.
La «inovación clave» de los plásticos oxo-degradables es una ilusión. Esos plásticos NO SON biodegradables; se degradan en pequeños pedazos de plástico gracias a los aditivos químicos que tienen, pero LAS BACTERIAS NO LOS PUEDEN DEGRADAR. Esos plásticos CONTAMINAN, los únicos plásticos que son realmente biodegradables son los bioplásticos que se hacen a partir de materia orgánica (maíz…).
En Europa los plásticos oxo-degradables están PROHIBIDOS.
Para más info: https://www.naturbag.com/case-study-compostable-vs-oxo-degradable