En la actualidad, 6 de cada 10 trabajadores forman parte del empleo informal en México, o en otras cifras, un aproximado de 31 millones, esto de acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) correspondiente al trimestre abril-julio de 2021 presentada por el INEGI.
La estadística se presenta a más de un año del cierre de diversas actividades económicas, derivado de la pandemia de COVID-19. Crisis que ha forzado a miles de desempleados a buscar alternativas para generar ingresos.
Ante esto, el INEGI afirma que 8.2 millones de personas ya han encontrado empleo. Tal noticia parece prometedora, empero, cuando se conoce que es a través del empleo informal, la idea simplemente se matiza. ¿La razón? La vulnerabilidad y poca protección que trae consigo esta forma de laborar.
¿Qué implica el empleo informal en México?
De acuerdo con el IMCO (Instituto Mexicano para la Competitividad) para entender la informalidad laboral es necesario tener claros dos conceptos:
- Economía informal: se entiende en dos sentido como la economía de subsistencia ligada a evasión de impuestos o a una forma «moderna» de la economía con precariedad laboral.
- Sector informal: hace referencia a aquellas empresas que no se encuentran constituidas legalmente.
Ambas ideas ayudan a entender que el empleo informal se puede dar dentro de la informalidad. Es decir, en empresas que no se encuentren constituidas legalmente; así como aquellas que, si bien cuentan con un marco legal, no otorgan derechos laborales básicos a sus trabajadores.
En ese sentido, el incremento del empleo informal tiene como consecuencia desprotección y vulnerabilidad en las personas que lo practican. Y es precisamente lo que está ocurriendo en nuestro país, específicamente en ciertos estados.
Los estados más afectados
Oaxaca, Guerrero y Chiapas son los tres estados con índices de mayor informalidad, tan grave es el tema que ahí 8 de cada 10 trabajadores se encuentran en tal condición.
La situación empeora si tomamos en cuenta que, por ejemplo, en el caso de Oaxaca, se tiene una gran carencia en acceso a la alimentación y servicios de salud, así como a vivienda.
Y si hablamos de Chiapas, el panorama luce aún más turbio. Los habitantes de este estado no solo se han visto en la necesidad de incursionar en el trabajo informal, también los menores de edad se han visto forzados a laborar: se considera el tercer estado con mayor trabajo infantil.
Y ante tal escenario una pregunta clave surge: ¿qué ha pasado con el empleo formal?
¿En dónde quedó el trabajo formal?
Simplemente no ha logrado despegar. Datos de un artículo de Expansión y del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) confirman:
De los 647,710 puestos eliminados el año anterior, al primer trimestre de 2021 se habían creado 251,977 empleos, según el IMSS, una cifra lejana de las casi 600,000 plazas que estima como máximo el Banco de México (Banxico) para todo el año.
Ante ello, Armando Leñero, presidente del Centro de Estudios del Empleo Formal (CEEF) dijo:
Este año va a ser complicado llegar a los niveles previos a la pandemia; normalmente los meses de marzo, abril, mayo, junio y julio el crecimiento (del empleo) es muy moderado.
Armando Leñero, presidente del Centro de Estudios del Empleo Formal (CEEF).
Por su parte, el presidente Andrés Manuel López Obrador, afirmó en abril que para junio habría ya una recuperación de los empleos formales perdidos por COVID-19, expectativa que ha quedado muy lejos de la realidad.
Así que mientras el empleo informal en México se dispara, las consecuencias también.
Consecuencias del empleo informal
Un artículo publicado por Forbes comparte que México es uno de los 10 países con mayor informalidad en el mundo, lo que es verdaderamente grave. Y las consecuencias se pueden medir en dos ámbitos:
- Consecuencias para los trabajadores: Bajos salarios, poca estabilidad laboral, escasa cobertura de la seguridad social y falta de protección de sus derechos laborales.
- Consecuencias para el país: Ninguno de esos trabajadores paga impuestos. México tiene el nivel de recaudación de impuestos más bajo de la OCDE, siendo éste del 17% del PIB, en comparación con el promedio de 34% de la segunda.
Sumado a esto, de acuerdo con El Economista, los sectores más propensos a tener empleos informales son los trabajadores agropecuarios y las trabajadoras del hogar, quienes acceden con mayor frecuencia a trabajos fuera de las leyes laborales de México.
De hecho, la ocupación informal también incrementó en 4.8 millones en los hombres y 2.6 millones en el caso de las mujeres en comparación al mismo trimestre de 2020.
Hoy el empleo informal en México ha incrementado de manera sustancial, y es el resultado de un pueblo que busca sustentar su hogar en medio de las condiciones adversas en materia económica que trajo consigo la emergencia sanitaria, esto sin importar la situación de vulnerabilidad en la que se coloca.