Ayudan a combatir el cambio climático y la crisis social y financiera. Pero pueden hacer mucho más. Son el principal camino hacia la economía verde, hacia un modelo de desarrollo sostenible e igualitario.
Ha adquirido protagonismo en los últimos años. Para la gran mayoría es ya una de las soluciones al cambio climático y un mecanismo clave de respuesta a las crisis social y financiera en las que el mundo está inmerso. Pero el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) consideran que puede ser mucho más.
El empleo verde es el símbolo de una sociedad y una economía más sostenibles. Un emblema que nos permite conservar la esperanza de que lograremos superar los dos retos del siglo XXI que determinarán nuestro futuro: evitar un peligroso cambio climático y proteger el medio ambiente; y reducir las desigualdades sociales, ofreciendo unas perspectivas de bienestar y dignidad para todos, y evitando que millones de personas queden excluidas del desarrollo económico y social.
Ésta es una de las principales conclusiones de un estudio clave, el informe Empleos Verdes: hacia el trabajo decente en un mundo sostenible y con bajas emisiones de carbono, obra del PNUMA, la OIT, la Confederación Sindical Internacional (CSI) y la Organización Internacional de Empresarios (OIE).
Queda claro pues, que es imprescindible abordar ambos desafíos con una perspectiva conjunta y de forma urgente, y que el trabajo verde es una respuesta más que necesaria ante la triple crisis –social, económica y medioambiental– que nos afecta. Ha llegado la hora de la transición hacia una economía verde que beneficie al medio ambiente, a la sociedad (eliminando desigualdades y estabilizando los mercados de trabajo) y al tejido empresarial (que ganará en competitividad mediante el incremento de su eficiencia energética, ahorrando costes).
Invertir en futuro
Si la quiebra del cuarto banco de inversión de EE UU (Lehman Brothers, septiembre de 2008) marcó el inicio de la gran crisis financiera contemporánea, la iniciativa Global Green New Deal (Nuevo Acuerdo Verde Global, lanzada por la ONU en marzo de 2009) fue la señal de salida de las grandes medidas para hacer frente a un escenario de crisis múltiples.
La propuesta persigue un triple objetivo: contribuir a la reactivación de la economía y a la protección de los grupos vulnerables; promover el crecimiento sostenible e incluyente y el logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM); y reducir la dependencia del carbono y la degradación de ecosistemas.
Sus recomendaciones se resumen en una: la inversión crea empleo. Es la hora de las reformas financieras y la orientación verde de las inversiones. Allí donde ha habido un fuerte apoyo político y se han establecido objetivos, sanciones e incentivos, los mercados verdes prosperan y el proceso de transición avanza.
Una vez que el mercado ha demostrado que no puede sanarse a sí mismo sin intervención gubernamental, es preciso coordinarse y orientar las inversiones públicas hacia el logro de una economía verde. Hay que constituir un marco para políticas e inversiones enfocadas a crear empleo verde, abordar el tema de la imprescindible capacitación profesional y garantizar la contribución de las empresas. EE UU, por ejemplo, anunció en enero un programa de 2.300 millones de dólares destinado a fomentar el empleo (aspira a crear 17.000 nuevos puestos) estimulando las energías limpias. Las empresas privadas aportarán otros 5.500 millones empleando a 41.000 personas.
El PNUMA aconseja también la redistribución de subsidios –deben reducirse los otorgados a combustibles fósiles, que rondan los 150.000-250.000 dólares anuales, y pasar a las fuentes limpias de energía– y el establecimiento de ecotasas cuyos ingresos ayudarían a la creación de empleos verdes en países menos desarrollados. La inversión mundial en tecnología limpia creció un 60% entre 2006 (92.600 millones de dólares) y 2007 (148.400 millones). Además, las grandes compañías e inversores empiezan a tomar posiciones.
En 2008, alrededor de 50 grandes inversionistas que representan activos por valor de más de 8 billones de dólares fijaron un calendario de compromisos con el cambio climático y prometieron 10.000 millones de dólares para inversiones verdes hasta 2010. Es fundamental facilitar el camino a los emprendedores, ayudándoles a afrontar los elevados costes de inversión inicial, la falta de infraestructuras, de personal capacitado…
Aunque el volumen del mercado global medioambiental era en 2005 de 1.000 billones de euros, el PNUMA señala que este sector llegará a alcanzar los 2.740 billones de dólares anuales en 2020. La mitad de este mercado, cuya previsión de crecimiento es espectacular, corresponde a eficiencia energética y energías renovables. El resto lo dominan el transporte sostenible, el suministro y la depuración de aguas, y la gestión de residuos.
Cifras alentadoras para un sector que en España supone el 1,6% del PIB (unos 10.820 millones de euros), y da trabajo a unas 250.000 personas a través de unas 2.000 empresas. A pesar de todo, las mayores posibilidades recaen donde hay más trabajo pendiente, en la conversión de los empleos tradicionales, reduciendo su impacto medioambiental para convertirlos en verdes.
No son pocos los ejemplos de proyectos que prueban el potencial de los empleos verdes en los países en desarrollo, pero aún se trata de experiencias piloto que hay que seguir impulsando. Es en las economías emergentes donde este tipo de puestos de trabajo implica oportunidades para un sector más amplio y heterogéneo: científicos, técnicos, jóvenes, mujeres, población rural… La calidad de estos empleos es fundamental. Es imperativo que se trate de trabajo decente, seguro y bien remunerado.
Ya hay millones de empleos verdes distribuidos por todo el mundo y su exponencial potencial de crecimiento hacen de ellos una de las mejores recetas frente a las alarmantes cifra de paro. Nuestro país cerró 2009 liderando el ranking de desempleo de la UE (con un 19,5% de la población activa), seguido de Eslovaquia (13,6%) e Irlanda (13,3%). En enero de este año había ya más de 4 millones de parados y de ellos, los que más dificultades tienen para encontrar trabajo son las mujeres, los inmigrantes, los trabajadores de mayor edad, aquellos con menor nivel de estudios y los más mayores.
Por ello, es fundamental que un sector que ha creado 2,3 millones de empleos en los últimos años (según datos del Ministerio de Trabajo) no deje de lado a nadie y no pare de crecer, algo para lo que se precisa la colaboración de instituciones, empresas, sindicatos y ciudadanos. En la actualidad, las empresas de renovables y gestión de residuos (las que más crecen) demandan sobre todo técnicos de medio ambiente, calidad y prevención de riesgos laborales. Se precisa pues, un perfil altamente cualificado, lo que reitera la importancia de la formación.
Las energías renovables destacan en este mercado, permitiendo la creación de 89.000 puestos de trabajo directos y 99.000 indirectos en nuestro país, de los que el 82% son contratos indefinidos. Mantener el objetivo de que el 12% de la energía provenga de renovables en 2012 supondría la creación de hasta 217.000 puestos directos.
“La creación de empleos verdes se ha convertido en un mantra para muchos gobiernos, incluido el de EE UU. Pero, pocos países están mejor posicionados y motivados que España para luchar contra la recesión y, al mismo tiempo, conservar el medio ambiente”. La afirmación que hiciese The Washington Post es compartida por muchos expertos. También lo es la siguiente: “deberán obligar a millones de españoles a abrazar la ecología”. Y es que para que el proceso de transición sea justo y funcione, no se puede olvidar a la ciudadanía.
“En un momento en que el desempleo está creciendo en muchos países, necesitamos nuevos empleos. En un momento en que la pobreza amenaza con afectar a cientos de millones de personas, especialmente en las partes menos desarrolladas del mundo, necesitamos una promesa de prosperidad; esta posibilidad está al alcance de nuestra mano. Los gobiernos tienen un papel importante que desempeñar. Con las políticas correctas y un marco global, podemos generar crecimiento económico y encaminarlo para conseguir niveles más bajos de carbono. Administrados como corresponde, nuestros esfuerzos para hacer frente a la crisis financiera pueden reforzar nuestra lucha por combatir el cambio climático. En la crisis de hoy reside la oportunidad de mañana, una oportunidad económica, medida en empleos y crecimiento. La mayoría de los jefes ejecutivos globales lo saben”
Ban Ki Moon, secretario general de la ONU
Esta propuesta es desde mi perspectiva un camino no solo de futuro, sino también para generar presente. Me parece que es algo que en conciencia debemos promover para desarrollar las oportunidades de vida y desarrollo de la humanidad y del planeta Tierra.
Espero que esta invitación sea la semilla de la que surjan multiples proyectos que al tiempo que generan desarrollo económico y social, produzcan estabilidad ambiental, en España como en México y el resto del Mundo.