La copa menstrual es un recipiente que se inserta en la vagina para depositar el flujo menstrual. Se trata de un artefacto que ayuda a disminuir la basura plástica que una mujer genera al usar toallas sanitarias cada ciclo. Es una alternativa ecológica que varias mexicanas han optado, sin embargo, todavía hay muchas que no.
Por ello, Steph Ferrera y Laia Cerqueda han decidido llevar a más mujeres la copa menstrual con su proyecto llamado Ixchel Aradia; un programa de salud menstrual que regala copas menstruales a mujeres marginadas de México.
Con este proyecto social, las fundadoras quieren empoderar a las mujeres.
“El proyecto nace sobre todo de nosotras usando la copa y de ver las ventajas que tiene par el cuerpo de la mujer y de la conciencia ecológica que ya teníamos y cómo se nos fue transformando a nosotras mismas”, comentó Steph Ferrera.
Cabe resaltar que en promedio las mujeres ocupan 15 toallas sanitarias cada mes, por lo que se gastan entre 30 o 50 pesos. De manera anual, el gasto es de $600, un costo casi igual al de la copa menstrual.
Ixchel Aradia; un programa de salud menstrual que regala copas menstruales a mujeres marginadas de México.
¿Cómo la copa menstrual empodera a las mujeres indígenas?
Con el uso de la copa menstrual, se espera que las mujeres indígenas entablen conversación con sus pares y hablen también sobre la salud menstrual y sexual, además de que tomen buen impulso para tomar acciones personales en beneficio del medioambiente.
La idea, según las fundadoras, es que “se derriben muros que la sociedad ha construido alrededor de la menstruación y de otros temas de salud sexual femenina”.
“Cambiar esos tabús” es uno de los objetivos de este proyecto. De acuerdo con Laia Cerqueda, bióloga catalana que lleva viviendo cinco años en México dice que se dio cuenta que en este país, la copa menstrual no es accesible para todos los sectores de la población, ya que implica un gasto inicial de aproximadamente $700.
«Creíamos que era una alternativa que tenía que estar al alcance de todas las mujeres, porque es salud y ecología”, agrega. “Por eso decidimos hacer una copa social que sea accesible”.
Las tres ya han estado en las comunidades mazahuas en México y otras comunidades indígenas en Guatemala. Es ahí donde se han abierto espacios de conversación con el fin de compartir conocimientos sobre la salud sexual y reproductiva a las mujeres con las que se encuentran.
De acuerdo con Ferrera, la manera más importante de generar esta fuerza en las mujeres es dándoles un círculo con su familia y con sus amigas, que tengan el espacio donde puedan hablar de estas cosas, en donde puedan llegar y hablar de un tema que realmente no se toca de manera tan fácil en estas comunidades.
Con Ixchel, la comunicación y la apertura son importantes ya que “cuando vemos las historias de nuestras mujeres cercanas y nos empezamos a reflejar en ellas es cuando empezamos a entender cómo funciona nuestro cuerpo, nuestro ser y empezamos a vivirlo de forma distinta”.
Con este proyecto se busca apoyar de manera integral a las comunidades que llegue porque para ellas, de esta forma se podría llevar el programa completo a comunidades indígenas o a espacios como cárceles y centros juveniles.
Apoyar a todos los sectores de la población y generar trabajo también creando economía solidaria y de apoyo mutuo entre mujeres. Si una mujer se empodera entendiendo esa parte, hay muchas violencias de género que ya no van a entrar.