Por Antonio Tamayo Neyra
La generación de conceptos que a través del tiempo se convierten en verdades absolutas, de alguna forma obstaculizan el tener una visión más amplia y con ello desarrollar un nuevo enfoque que provoque un desarrollo más integrado.
La aseveración anterior se refiere a dos términos o conceptos que de alguna forma son vistos como contrapuestos y con objetivos diferentes; específicamente dichos términos son la empresa y el denominado sector social.
La primera, sin tener una definición universalmente aceptada, es concebida para el desarrollo de una actividad económica con fines de lucro exclusivamente para sus propietarios; el sector social por su parte, es definido por la Secretaría de Economía de México como como el conjunto de empresas y organizaciones formadas por trabajadores que optan por la propiedad social de los medios de producción, es decir, todos los que la integran son dueños de estas empresas.
En pocas palabras, en la empresa las ganancias son para los dueños, y en las establecidas dentro del sector social las ganancias son en beneficio también de los dueños y de la sociedad en general, de ahí la denominación del sector social.
Esta serie de conceptos están ya establecidos como verdades absolutas como se dijo líneas arriba, paradigmas que delimitan a las empresas establecidas y que las encamina a objetivos diferentes.
Sin embargo estos preceptos que ya están establecidos desde hace mucho tiempo, de alguna manera son revisados con la idea de la Responsabilidad Social, ya que con esta, la empresa tiene un compromiso con la sociedad, y más aún, existe para satisfacer una necesidad de la sociedad, y aunque no le pertenece formal o legalmente a sus grupos de interés (stakeholders), vive y desarrolla por y para ellos.
Con lo anterior se busca redefinir a la empresa, que si bien realiza actividades económicas como medio para operar y subsistir, los beneficios obtenidos son para la sociedad en general, la cual incluye tanto a sus dueños como a sus grupos de interés y en términos generales a toda la sociedad.
La empresa que realiza actividades económicas es una entidad social, al igual que una empresa de las clasificadas del sector social, que también ejerce actividades económicas; y que en las otras lo que se denomina lucro, en estas son un excedente económico en beneficio de sus socios.
Ambas buscan ganancia, y en la empresa aunque su propiedad jurídica o legal es de “unos cuantos”, la organización como tal es propiedad de alguna manera de sus grupos de interés, ya que sin ellos la empresa no puede subsistir.
Luego entonces, qué es lo que las diferencia realmente, es seguramente la figura jurídica que las define, ya que ambas tienen una responsabilidad social, una responsabilidad con la sociedad en general.
Las dos existen por y para la sociedad, y son figuras creadas artificialmente por los miembros de la misma sociedad para realizar actividades económicas como un medio para sus fines.
Tal vez este párrafo anterior pueda sonar repetitivo a lo mencionado previamente, pero la intención es enfatizar eso precisamente; la parte social no está reñida ni diferenciada con la parte económica o el lucro.
Haciendo historia, tal vez esta diferenciación artificial sean resabios de una mentalidad que se generó desde el siglo XIX, cuando se marcaba a la empresa como la propiedad de los dueños del capital y que se preocupaban solamente para su bienestar; pero aunque fuera así, no se percataron o quisieron darse cuenta que por muy grande que fuera su capital, la empresa dependía de sus trabajadores quienes de alguna forma también eran dueños o propietarios.
El mismo Henry Ford cuando estableció su primera planta fabricante de autos, consideraba el pagarles bien a sus empleados, y si alguien suspicazmente pueda decir que esto lo hacía para que compraran sus carros, pues puede ser que así fuera, pero en cualquier caso sus empleados tenían salarios elevados y eventualmente podría comprar un carro marca Ford.
No es antiético buscar su ganancia personal, el mismo Adam Smith decía que el carnicero buscaba su ganancia, era egoísta, pero ese egoísmo por hacer bien las cosas y ganar dinero, de alguna manera beneficiaba a toda la sociedad.
En conclusión, la empresa, ya sea de propiedad privada o propiedad social (del sector social o tercer sector), tienen el mismo propósito; la utilidad; y ambas viven y se desarrollan gracias a sus grupos de interés. Por lo tanto, ambas se deben a la sociedad y por ello tienen una responsabilidad con la sociedad.
Seguiremos platicando …
Blog: http://atamayon.blogspot.com
Antonio Rey Tamayo Neyra
Dedicado al periodismo de investigación desde 1987 especializado en temas socioeconómicos. Desde 1991 colabora en el periódico El Financiero como Coordinador Editorial y Redactor de Proyectos Especiales, además de colaborar en otros medios. Desde el 2002 involucrado en la Responsabilidad Social, escribiendo y realizando proyectos editoriales de este tema, y además documentando las actividades de las empresas (tipo caso)
También es profesor de posgrado e imparte capacitación en relacionales laborales.
Licenciado en Administración por el Instituto Tecnológico Autónomo de México; su preparación profesional posterior incluye un Diplomado en Responsabilidad Social en el Tecnológico de Monterrey, y un Curso del mismo tema en la Universidad Abierta de Cataluña. Actualmente estudia la Maestría en Sociedad de la Información y el Conocimiento en la Universidad Abierta de Cataluña.