Antes del 20 de enero, las prácticas ESG ya enfrentaban rechazo en EE. UU., pero la presidencia de Donald Trump intensificó este descontento, convirtiéndolo en un ataque frontal. En pocas semanas, su administración logró que la economía más grande del mundo abandonara el Acuerdo de París y revirtiera años de legislación laboral progresista, tachándola de «ideología woke».
Frente a este escenario, ¿cómo deben reaccionar las empresas? De acuerdo con Hamdi Ulukaya, los líderes corporativos tienen tres opciones: alinearse con Trump, mantenerse en silencio a la espera de cambios o defender sus principios.
Nandika Madgavkar, directora de compromiso estratégico y crecimiento de Chief Executives for Corporate Purpose (CECP), una coalición de más de 200 empresas, apuesta claramente por la tercera opción.
«El propósito de una corporación es operar de manera rentable, legal, ética y sostenible, generando valor a largo plazo para todos sus grupos de interés», afirma. «Esto es algo que hemos adoptado plenamente».
Si el argumento empresarial a favor del propósito corporativo es sólido, entonces mantenerlo es la postura más lógica. Madgavkar sostiene que, aunque las compañías enfrenten tiempos inciertos, esto no debilita la relación entre propósito y éxito; al contrario, podría fortalecerla.
Para respaldar su postura, recurre a la historia: empresas icónicas como IBM, Dupont, Procter & Gamble y JP Morgan Chase no han perdurado siguiendo tendencias políticas pasajeras, sino aferrándose a sus valores fundamentales.
«Las fuerzas divisivas van y vienen», explica. «Las empresas que han sobrevivido 150 años lo lograron porque se mantuvieron fieles a su propósito y no claudicaron en sus principios».

Un ejemplo más reciente es la pandemia de COVID-19: mientras algunas empresas recortaron personal y congelaron inversiones, otras vieron una oportunidad para actuar según su propósito, protegiendo empleados, apoyando proveedores y ayudando a sus comunidades.
Según Madgavkar, este segundo grupo no solo fortaleció su reputación, sino también sus resultados financieros. Un estudio de CECP reveló que las marcas con un «propósito definido» alcanzaron valuaciones cuatro veces superiores a las de sus competidoras menos comprometidas.
«Quedó claro que las empresas guiadas por un propósito no solo superan las crisis, sino que salen fortalecidas», concluye.