Los smartphones se han convertido en parte importante en la vida cotidiana de la mayoría de las personas y las empresas los desarrollan de tal manera que tengan una corta vida útil, además de crear constantemente nuevos modelos que convencen a los consumidores de que sus dispositivos son obsoletos para así vender a un ritmo acelerado, aunque ello signifique dañar al medio ambiente y la salud en todo el planeta debido a la basura electrónica que generan, denunciaron especialistas en materia.
Cada mexicano produce entre siete y nueve kilogramos de basura electrónica anualmente y si la cifra se multiplica por los 120 millones de habitantes, da un resultado que ronda entre las 840 y las mil 80 toneladas, de acuerdo con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En entrevista para SinEmbargo, el doctor Oliver López Corona, del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo con Equidad (EQUIDE) de la Universidad Iberoamericana, expuso que algunas piezas de los teléfonos celulares contienen plomo, cadmio, berilio, y/o mercurio, entre otros elementos peligrosos tanto para el medio ambiente como para la salud de sus habitantes.
Por su parte, Miguel Ángel Soto, vocero de Greenpeace México, señaló que las empresas han creado “necesidad de consumo” debido a las “agresivas estrategias de marketing”, así como la obsolescencia programada para que los productos dejen de funcionar después de cierto tiempo.
López Corona explicó que la obsolescencia programada es una estrategia que las compañías que producen gadgets han adoptado para fabricar sus dispositivos de tal manera que dejen de funcionar adecuadamente en un lapso de tiempo muy corto. Asimismo, describió que la obsolescencia percibida consiste en que aunque los dispositivos funcionen adecuadamente, las empresas crean nuevos modelos con el fin de que el consumidor sienta que el smartphone que utiliza es viejo y sienta la necesidad de adquirir uno nuevo.
“Las empresas quieren que estés comprando continuamente dispositivos, entonces los consumidores deben tener consciencia y no comprarlos para empujarlas a que eliminen ese tipo de políticas, además pueden optar por comprar en compañías donde se garantice que el aparato tendrá un largo periodo de vida útil”, dijo.
Soto subrayó que los problemas provocados por los gadgets están relacionados con un proceso de manufactura basado en energías sucias, y advirtió que la producción de los aparatos durante el próximo año podría generar 122 megatoneladas de dióxido de carbono (C02).
Lo anterior, señaló, porque la mayoría de los componentes que se emplean son tóxicos, lo cual supone un riesgo para la salud –principalmente de los trabajadores de las fabricas de teléfonos móviles–, además de ser una amenaza contaminante para el planeta al entrar en contacto con el ambiente, principalmente porque no hay un manejo adecuado de los residuos electrónicos en el país.
“Las grandes marcas en México y el mundo tienen mucha tarea por hacer en el sentido de la sobreproducción que están creando y los impactos que le están generando al planeta, a la salud de las personas y del ecosistema”, comentó.
Soto y López coincidieron en que la responsabilidad de mitigar tales daños le corresponde a las empresas, las autoridades y los consumidores, por lo que recomendaron trabajar en conjunto.
En el caso del Gobierno, el activista destacó la urgencia de crear planes detallados de acción que permitan mitigar los efectos de la sobreproducción de dichos aparatos, así como difundir “con fuerza” los programas de reciclaje que existen actualmente, por ejemplo, el Reciclatón.
En el país existe la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, la cual a la letra señala que busca “garantizar el derecho de toda persona al medio ambiente sano y propiciar el desarrollo sustentable a través de la prevención de la generación, la valorización y la gestión integral de los residuos peligrosos, de los residuos sólidos urbanos y de manejo especial; prevenir la contaminación de sitios con estos residuos y llevar a cabo su remediación”, sin embargo, Soto acusó que “los planes de manejo que existen en México son muy pobres”.
A las empresas, hicieron un llamado para que opten por fabricar dispositivos electrónicos con un diseño que permita reparaciones y la reutilización a largo plazo. “Que se evite desde el diseño y la fabricación que el aparato se convierta en un residuo tóxico en un corto tiempo”, urgió Soto.
López recomendó que las compañías telefónicas pongan restricciones o multas si el consumidor desea adquirir otro aparato cuando el que utiliza aún funciona. Asimismo subrayó que “quien genera la basura, debe hacerse responsable de su tratamiento”, por lo que planteó que una vez finalizada la vida útil de los aparatos, las marcas fabricantes los reciban para darles el tratamiento adecuado.
A los consumidores recomendaron extender la vida útil de los aparatos el mayor tiempo posible, repararlos si es factible y en caso de que ya no funcionen, llevarlos a un centro de acopio donde se le pueda dar un manejo adecuado.
“Hace falta tomar consciencia, hace falta tomar decisiones diferentes al comprar, hace falta exigirle a las compañías que cambien sus formas de operar y por otro lado, también hace falta reciclar”, dijo López.
Una encuesta de Greenpeace Asia Oriental aplicada en seis países, entre ellos México, reveló que más de la mitad de los participantes están de acuerdo en que los fabricantes están lanzando demasiados nuevos modelos y la mayoría de los usuarios buscan que sus teléfonos inteligentes sean creados para ser reparados y reciclados.
Según la Unidad de Inteligencia Competitiva, actualmente existen 80 millones de smartphones en México y de acuerdo con los resultados de la encuesta, el 74 por ciento de los usuarios en el país tiene entre dos y siete de estos aparatos en su hogar.
Con la finalidad de informar a los usuarios de smartphones sobre los impactos sociales y ambientales negativos que provocan estos aparatos, además de iniciar un movimiento a favor la tecnología y la sustentabilidad, la ONG internacional lanzó el sitio “TrueInnovation” o “La verdadera innovación”.
En la página, las personas pueden firmar para “construir un movimiento que presione a las grandes marcas en el mundo para exigirles mejores modelos de producción y de diseño de los modelos para que terminen con la obsolescencia programada y fomenten una interacción mucho más amigable con el planeta”, invitó Soto.
Fuente: SinEmbargo