Contrario a lo que muchos puedan pensar, las cárceles no tienen únicamente la función de encerrar por un tiempo a las personas que han cometido un crimen, sino también de rehabilitarlas para que puedan reintegrarse a la sociedad, por lo que se trata de espacios que deben promover la adquisición de un oficio y ofrecer los talleres pertinentes para que, al termino de su condena, los ciudadanos infractores puedan tener una vida productiva y no reincidan en actividades ilícitas. Apoyando este objetivo, varias empresas han empleado a presos en la manufactura de sus productos.
Lamentablemente es muy común que estas compañías ofrezcan a los ex convictos empleos automatizados que no promueven el desarrollo de habilidades, a cambio de un salario tan bajo, que algunas incluso han sido acusadas de explotación, por lo que el objetivo original queda inconcluso.
En 2014, México tenía una población penitenciaria de 255,638 hombres y mujeres, una cifra que no está disminuyendo a la velocidad que debería. ¿Qué hacer, entonces, para ayudar a tantas personas a tener oportunidades cuando cumplan su condena? Jorge Cueto-Felgueroso se hizo la misma pregunta cuando confirmaron su inocencia y fue liberado después de pasar 11 meses en una prisión de Jalisco. Durante su estancia, Jorge comenzó un pequeño proyecto de tatuar bolsas con la colaboración de varios compañeros; cuando salió de la cárcel supo que tenía que crear formalmente Prison Art, una compañía que fundó en agosto del 2013 que, desde entonces, apoya a más de 200 prisioneros.
“Las bolsas que hacemos solo son un subproducto de todo el proceso. Lo que importa es la ayuda que ofrecemos en forma de rehabilitación y reintegración social”, declaró Cueto, quien también resaltó que el objetivo real de Prison Art es conseguir que los presos aumenten su autoestima y adquieran habilidades que les sean útiles cuando sean liberados.
Por este trabajo ganan un sueldo mensual de entre 350 y 1,000 pesos, y la mitad de ese dinero va dirigido a sus familias. Prison Art ha tenido bastante éxito y ya cuenta con cinco tiendas en México, además, vende bolsas y accesorios en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, España y Asia. Recién en marzo de este año se inauguró la tienda online que envía productos a nivel internacional.
Jorge Cueto no está solo en su misión. Otra empresa que se dedica a brindar apoyo a las prisiones es Taller Nu, creada por Pilar Obeso y Olga Olivares. Esta compañía produce zapatos de alta calidad que se venden en tiendas de marca en México y Estados Unidos, y emplea el trabajo de mujeres reclusas quienes participan en el programa de entrenamiento y pueden tomar cursos de empoderamiento. A cada una de las 25 prisioneras que trabajan en la empresa, se les paga por producto manufacturado. Igualmente, se consiguió un trato con el correccional de Texcoco para que por cada diez días de trabajo en el programa, reduzcan cinco días a la sentencia de las mujeres. Con la asistencia de las autoridades penitenciarias, la organización implementará un taller permanente en la cárcel. “En este lugar te relajas, aprendes más cosas. Es terapia”, comentó una de las reclusas para un video de Fusion.
En Taller Nu se aseguran que el programa esté libre de la sombra de la explotación laboral, y la promoción activa de su trabajo con las presas ha dado pie a que la gente esté dispuesta a pagar un poco más con el fin de seguir ayudando a la causa.
Estas acciones no son exclusivas de México, en Reino Unido cada vez se vuelve más común que las empresas ofrezcan trabajo pagado a los reclusos, sin embargo, muchas prisiones todavía carecen de instalaciones adecuadas que brinden esta clase de oportunidades. Queriendo cambiar esta situación, la empresa Fine Cell Work se ha unido a la causa desde hace años; uno de sus primeros triunfos fue en 1997 cuando consiguió el permiso para que los prisioneros pudieran trabajar en sus propias celdas. Anualmente, la organización da cursos de bordado a más de 400 prisioneros en 29 cárceles del Reino Unido. El trabajo de los reos ha sido exhibido y vendido a diseñadores como Stella McCartney.
Fine Cell Work les paga alrededor de £200 a £1,100 al año, al respecto de este sueldo, la directora fundadora, Katy Emck, comentó: “Estos sueldos no son iguales a los que pagan en el mundo exterior, pero ellos no tienen que hacer este trabajo si no les gusta”.
https://www.instagram.com/p/BFweDSenyaM/?taken-by=prison.art
Aunque Amnistía Internacional (AI) anima y apoya este tipo de oportunidades laborales para la gente que ha sido encarcelada, continúa advirtiendo en contra de la explotación: “Bajo ninguna circunstancia los intereses comerciales deben tener precedencia sobre sus derechos. El abuso de prisioneros en muchos países hace que sea particularmente importante que los gobiernos cumplan con las normas internacionales establecidas en caso de permitir que las empresas usen mano de obra penitenciaria, y deben asegurarse que las condiciones de trabajo, la salud y la seguridad [de los presos] sean óptimas”, comentó Peter Frankenthal, director de Asuntos Económicos y Derechos Humanos del Reino Unido en AI.
Fuente: The Guardian
Me párese una linda oportunidad para personas como nosotros q todo nos dan la espalda por coboser ese mundo
Estube en la cárcel y tengo brazalete estoy buscando empleo soy madre soltera , secretaria ejecutiva , y estudio inglés , necesito trabajar dónde puedo comunicarme
Estuve en la carcel y busco enpleo tengo familia y quiero cambiar de bida grasias x la oportunida