Las decisiones difíciles suelen ser inevitables cuando una empresa quiere hacer dinero. Pero en las siguientes semanas, se espera que media docena de Estados estadounidenses pasen leyes que, por primera vez, protegerán a las empresas que valoran su impacto social tanto como el financiero.
Ya sea que compren localmente, protejan el medio ambiente o lancen proyectos comunitarios, las nuevas “empresas de beneficio público” tienen una misión común –obtener ganancias haciendo el bien.
“Se está convirtiendo en un movimiento nacional”, dice Penny Jones-Napier, propietario de la tienda de mascotas Big Bad Woof, en Hyattsville, Maryland, la primera empresa en Estados Unidos en adoptar la nueva designación de empresa de beneficio público. “Algo que empezó con las empresas pequeñas se está convirtiendo en lo común”.
Como empresa de beneficio público, Big Bad Woof está protegida contra acciones legales si toma decisiones que no vayan a favor de los intereses de sus accionistas. Por ejemplo, la empresa puede apoyar a proveedores locales, aunque no sea la opción más barata y pueda reducir el margen de ganancias.
Jones-Naiper dice que sus clientes también pagan extra de buena voluntad con el fin de apoyar los valores de la empresa. Desde que abrió en agosto, dice que la tienda ha obtenido ganancias de 500 mil dólares, y probablemente obtenga ganancias anuales de 1.4 millones.
Cambiando el mundo
“Las empresas de beneficio público son destacadas porque permiten que las empresas busquen ganancias –algo por lo que nadie debe disculparse– y al mismo tiempo tienen un impacto positivo en la sociedad”, dice la experta en leyes corporativas Laura Jordan del Despacho The Capital en Washington, D.C.
Mientras que antes solían verse como metas completamente incompatibles, la gente entre 20 y 30 años las ve como complementarias, agrega. “Quieren usar el poder de las empresas para cambiar el mundo”.
Las empresas de beneficio público deben presentar, de manera clara, qué aportarán y cómo mejorarán a la sociedad. La misión social se vuelve parte del ADN de la empresa, dice Jordan.
Siete Estados, incluyendo Nueva York y California, ya han adoptado esta nueva clasificación de empresas. Estos siete Estados en conjunto producen un tercio de la producción económica anual, lo que hace que su apoyo a las empresas de beneficio público sea significativo, dice Andrew Kassoy, cofundador de B Lab.
Como una organización sin fines de lucro, B Lab fue lanzada hace cinco años para sacar partido al poder de las empresas pequeñas para ayudar a resolver los problemas sociales y medioambientales. Ofrece certificados llamados B Corp para empresas que cumplen con las normas mínimas de desempeño y consideran los intereses de sus stakeholders tanto como los de sus accionistas.
Es un poco como la certificación de Comercio Justo para el café, sólo que B Corp aplica a toda la empresa”, dice Kassoy. Las empresas de beneficio público surgieron algunos años después como una extensión lógica de ese movimiento popular, agrega.
Legitimidad
El año pasado, Farm Community Consulting se convirtió en la primera empresa en Virginia en convertirse en empresa de beneficio social. Es una filial de Blue Ridge Produce, una empresa local de acopio de alimentos que también tiene la certificación B Corp.
“Llevo años interesado en la filantropía”, dice el director general Jim Epstein. “Cuando surgió el concepto de B Corp, me pareció muy acorde a mi punto de vista y a mi visión del futuro”.
Su empresa ayuda a alrededor de 10 mil granjeros pequeños a vincularse con los vendedores, supermercados y distribuidores. “Es una forma de alejarse de la agricultura monstruosa”, dice.
“Ser una empresa de beneficio público agrega una capa extra de legitimidad. Es una declaración pública que hemos hecho. Todavía estamos lejos de que sea algo común, pero es emocionante porque la idea está en la conciencia pública”.
La empresa tiene poco más de un año pero tiene 5 empleados y reporta un volumen de ventas de 3 millones de dólares. Epstein cree que esto representa un nuevo modelo de negocios que eventualmente reemplazará las prácticas “amorales” de las empresas grandes.
No hay opciones
La Capital de los Estados Unidos, Washington DC, también está considerando leyes que permitirán a las empresas convertirse en empresas de beneficio público.
Matt Kavanagh apoya este cambio. El es cofundador de Blue Planet, una empresa de buceo en Washington comprometida con la conservación de los océanos. Dice que la falta de protección legal que existe actualmente para convertirse en una empresa de beneficio público, ha truncado el crecimiento de su negocio.
“Debido a la manera en que funciona la estructura corporativa, no tenemos la opción de tomar decisiones que no maximicen las ganancias”, dice. “Si pudiéramos tener inversionistas externos, podrían decir que nuestro trabajo, al haber tomado su inversión, es maximizar su rendimiento.
“Hemos decidido que es mejor no tener inversionistas externos si tenemos que dejar de lado nuestra misión social. Pero nadie en la empresa tiene el capital para que podamos crecer rápidamente; entonces estamos creciendo, pero a un tercio o cuarto de la velocidad a la que podríamos hacerlo si pudiéramos aceptar inversionistas externos”.
Todavía hay menos de 100 empresas de beneficio público en Estados Unidos, pero Kassoy espera que esa cantidad aumente rápidamente en los próximos años. “La fuerza viene de una nueva generación de empresarios que son apoyados por una nueva generación de empleados que no deja sus valores en la puerta de entrada. Y los consumidores quieren que estos empresarios sean exitosos si hacen negocios de una forma diferente”.
Fuente: bbc.co.uk
Por: Jane O’Brien
Publicada: 20 de mayo de 2012