La contaminación plástica es uno de los retos más urgentes de nuestro tiempo, con impactos devastadores en el medio ambiente y la salud pública. Aún así, la generación de plástico por empresas, especialmente aquellas pertenecientes a la Alianza para Acabar con los Residuos Plásticos (AEPW), ha incrementado significativamente, pese a sus compromisos iniciales.
Este grupo, formado por gigantes como ExxonMobil y Shell, prometió en 2019 desviar 15 millones de toneladas de desechos plásticos del medio ambiente en cinco años. Sin embargo, nuevos datos revelados la consultora energética Wood Mackenzie, quien examinó la producción de plásticos de las cinco empresas miembros de la alianza, exponen que mientras lograron retirar apenas 118,500 toneladas, estas empresas produjeron 132 millones de toneladas de nuevos polímeros, perpetuando la problemática que buscaban resolver.
Este desbalance plantea preguntas sobre la efectividad de las soluciones propuestas por estas compañías y la sinceridad de su compromiso ambiental. Con negociaciones internacionales en marcha para un tratado vinculante que reduzca la contaminación por plástico, es crucial analizar cómo la producción masiva, el reciclaje insuficiente y la acción a medias ponen en riesgo los esfuerzos ambientales. ¡Te contamos!
¡La generación de plástico por empresas no ha parado de crecer!
La AEPW fue presentada como una respuesta a la creciente presión social y política para abordar la contaminación plástica. Según documentos internos obtenidos por Greenpeace, uno de sus objetivos clave era cambiar la narrativa en torno al plástico y contrarrestar las demandas de restricciones severas. Sin embargo, en 2022, la alianza silenciosamente descartó su meta inicial, calificándola de “demasiado ambiciosa”.
Ahora, un estudio realizado por la consultora energética Wood Mackenzie pone al descubierto que las cinco empresas de la alianza, la compañía química Dow, que ostenta la presidencia de la AEPW, las compañías petroleras ExxonMobil, Shell y TotalEnergies, y ChevronPhillips, produjeron 132 millones de toneladas de polietileno (PE) y PP (polipropileno) en cinco años, lo que representa más de 1.000 veces el peso de las 118.500 toneladas de residuos plásticos que lograron retirar del medio ambiente en el mismo período.
Will McCallum, codirector ejecutivo de Greenpeace Reino Unido, declaró que estas cifras ponen al descubierto la enorme producción de plástico de estas empresas que se escondía tras su participación en esa alianza:
“Los programas de reciclaje que están promoviendo apenas pueden hacer mella en todo el plástico que estas empresas están produciendo. Están dejando que el grifo abierto inunde la casa mientras intentan recoger el agua con una cucharilla. La única solución es reducir la cantidad de plástico que se produce en primer lugar”.
Will McCallum, codirector ejecutivo de Greenpeace Reino Unido.
Por su parte, Bill McKibben, un ambientalista estadounidense señaló:
“Es difícil imaginar un ejemplo más claro de lavado de imagen verde en este mundo. La industria del petróleo y el gas, que es prácticamente lo mismo que la industria del plástico, ha estado en esto durante décadas”.
Bill McKibben, un ambientalista estadounidense
Ante dichas acusaciones, un portavoz de la Alianza ha dicho no estar de acuerdo con las inferencias respecto al desempeño de la organización “incluyendo que el propósito de la organización es lavar la reputación de sus miembros… La alianza tiene como objetivo acelerar la innovación y canalizar el capital hacia el desarrollo de soluciones escalables efectivas para ayudar a terminar con los desechos plásticos y la contaminación”.
¿Intentos obvios de lavado de imágen?
Desde su creación en 2019, la Alianza para Acabar con los Residuos Plásticos (AEPW) ha sido señalada por utilizar estrategias de greenwashing para mejorar la percepción pública de sus miembros, mientras que sus acciones reales resultan limitadas. Documentos filtrados por la empresa de relaciones públicas Weber Shandwick muestran que uno de los objetivos principales de la AEPW fue «cambiar la conversación» y contrarrestar las «prohibiciones simplistas del plástico». En lugar de enfocarse en reducir la generación de plástico, la alianza se centró en iniciativas que distraen del problema principal, como la promoción del reciclaje, que no logra abordar el volumen masivo de plásticos nuevos producidos anualmente.
La alianza ha gastado millones en relaciones públicas para reforzar su imagen. Solo en 2019, pagó a Weber Shandwick 5.6 millones de dólares para diseñar una estrategia que promoviera «soluciones reales a largo plazo» sin abordar la reducción de la producción de plásticos.
Además, los documentos obtenidos por Greenpeace muestran cómo la AEPW ha participado activamente en el cabildeo para evitar que las negociaciones del tratado de la ONU incluyan límites a la producción de plástico, una petición que deja ver la resistencia sistemática a abordar la raíz del problema.
Las acusaciones se fortalecen con datos contundentes como que las empresas miembros de la AEPW generan, en proporción 1,000 envases plásticos por cada envase retirado del medio ambiente, según muestra el estudio elaborado por Wood Mackenzie.
A pesar de su aparente fracaso, los portavoces de la alianza argumentan que están promoviendo «soluciones reales» a través de proyectos de reciclaje mecánico y químico y que ninguna alianza por sí misma puede acabar con el problema de la contaminación plástica:
“Ninguna organización puede resolver por sí sola el problema de los residuos plásticos y la Alianza es consciente de que somos solo una de las muchas partes interesadas que contribuyen con soluciones… nuestro mandato es identificar soluciones que respalden la recolección, la clasificación y el reciclaje de plástico y promuevan una economía circular para los plásticos”.
Portavoz de la AEPW.
Hacia soluciones reales: ¿qué se necesita?
La reducción en la generación de plástico por empresas es una de las medidas más respaldadas por científicos y gobiernos progresistas. Países como el Reino Unido y Estados Unidos han modificado sus posturas para apoyar límites en la producción de plásticos primarios. Sin embargo, el cabildeo de la industria petroquímica sigue siendo un obstáculo significativo en las negociaciones del tratado internacional.
Expertos como el profesor Steve Fletcher subrayan que la única solución viable es reducir significativamente la generación de plástico por empresas, algo que la AEPW y sus miembros han evitado respaldar en las negociaciones globales.
Greenpeace y otros defensores ambientales proponen soluciones que incluyen limitar la producción, fomentar economías circulares y mejorar los sistemas de recolección y reciclaje. Estos enfoques no solo son esenciales para reducir la contaminación, sino también para evitar futuras crisis ambientales y sociales asociadas al uso indiscriminado de plásticos.
Acciones claras, menos promesas…
La evidencia es clara: las acciones emprendidas por la industria plástica no han estado a la altura de sus promesas. Mientras que la generación de plástico por empresas sigue en aumento, los esfuerzos de reciclaje son insuficientes y los compromisos a largo plazo quedan en entredicho. Es imprescindible que las empresas y los gobiernos adopten medidas más drásticas y efectivas para enfrentar la crisis plástica.
El éxito del tratado de la ONU dependerá de la voluntad global para priorizar soluciones reales sobre intereses económicos. Reducir la producción de plásticos y avanzar hacia una economía circular son pasos ineludibles si queremos proteger el medio ambiente y garantizar un futuro más sostenible para las próximas generaciones.