Por: Emilio Guerra.
Para Alexis E. Rovzar de la Torre, in memoriam
En alguna ocasión me preguntaron sí era una moda que la empresas (tanto nacional como extranjera) crearan su fundación, y sí lo hacían, ¿Para qué servían? Como siempre, a estos temas siempre ronda la desconfianza y para dar respuesta a mis interlocutores señalé que desde luego no era una moda, más bien una necesidad.
Para explicar por qué es una necesidad que la empresa impulse su propia fundación recurrí a señalar que no porque en México nuestra tradición filantrópica no se vislumbre en plenitud y que nuestras instituciones en relación a la proporción con la población sean pocas, significa que su aporte hacia distintos ámbitos sea importante. Adicionalmente señalé que es un absurdo que muchas empresas trasnacionales que atienden su mercado de una manera contundente en otros países no realizaran sus prácticas de inversión social en México también.
A la globalización económica le ha devenido la mundialización de la solidaridad, de la filantropía y de la inversión social y nuestro país no puede quedar exento de esa tendencia internacional.
Al interior, una empresa que cuenta con su fundación inmediatamente manda un mensaje solidario para sus colaboradores y grupos de interés. Quizá muchos empleados no puedan definir para qué está o por qué la empresa la creó, pero advierten que es para apoyar a grupos sociales vulnerables, en pobreza o en desigualdad. Al exterior de la corporación de alguna manera la empresa “se humaniza” contrarrestando la idea del lucro rapaz.
Idiosincráticamente podríamos recurrir a la significación que recibe la actividad lucrativa que para un gran sector de la población: para ellos empres significa hacer “negocios” o “Bisnes” donde se va “tranzar”, “defraudar”, “explotar”, “malversar”, los recursos del otro en beneficio propio.
Sin embargo sabemos que no es así. Desafortunadamente se tiene que ir contra corriente y al tiempo de enfrentar el desafío de crear una cultura filantrópica en México, también se tiene que alentar la del emprendimiento, la de generar riqueza y que nos sintamos cómoda con ella. Aquí es donde las fundaciones colaboran a dar profundidad a la actividad económica lucrativa. Ésta es legítima, deseable porque también alienta el desarrollo tecnológico y científico; pero además permite ordenar, bajo una estrategia la focalización de los recursos que la empresa pueda invertir para su propia sustentabilidad, es decir, para su permanencia en el tiempo.
Pero, pasemos de la reflexión abstracta y general, a la exposición concreta de algunos ejemplos. Tomemos el caso de tres negocios que operan en México, de origen extranjero, que ofrecen servicios de gran utilidad y calidad: un banco, como Scotiabank; una compañía de servicios como Starbucks, y; Nike cuya ropa deportiva es muy apreciada en nuestros consumidores.
Lo que tienen en común estas tres marcas es que, cada una de ellas en su país de origen, sí cuentan con fundación pero en nuestro país carecemos de la presencia y trabajo de sus instituciones filantrópicas.
En el caso de Scotiabank su interés es apoyar la educación y el medio ambiente. Desde el corporativo destinan importantes recursos en Canadá para apoyar un amplio programa de becas y programas de recuperación y preservación medio ambiental a través de su programa EcoLiving que abarca desde Environmental Defence (para contrarrestar efectos del calentamiento global), aliento al uso de tecnologías limpias, preservación de espacios verdes, protección a especies animales y suministro de agua limpia, entre otros objetivos. En países como El Salvador y Costa Rica llevan actividades similares y financian proyectos ambientales con socios locales.
La empresa de Howard Schultz creó su fundación en 1997 y bajo el lema “Apoyamos nuestra comunidad en la comunidad” Starbucks lleva a cabo diversas acciones bajo su fundación. Primero que nada hay que destacar las acciones que lleva a favor de la comunidad y de su propia cadena de valor que inciden favorablemente a la sustentabilidad del negocio.
Por un lado se aseguran de la provisión de materia prima, en este caso, café, té y agua, proveniente de productores locales de los países en que operan y destina recursos a toda la cadena productiva: Acceso a la educación y capacitación agroindustrial; servicios de micro-finanzas y micro-créditos, preservación de la biodiversidad, incremento en condiciones de salud, nutrición e higiene. Otro importante programa es “Acopio de agua limpia”. Después de estos programas estratégicos Starbucks Foundation alienta otras inquietudes como: Fomento al liderazgo de jóvenes que están trabajando por su comunidad (programa que se entiende al conocer la trayectoria empresarial del propio Schultz); Apoyo a la educación en China y reconstrucción de la Costa del Golfo de México a raíz de los desastres naturales provocados por los huracanes Rita y Katrina.
Sobre Nike es lógico que esta empresa por su presencia en el mercado asignara a su fundación el objetivo de apoyar el deporte como su programa principal. La Nike Foundation declara que su misión es: “Brindar inspiración e innovación a cada atleta en el mundo”. Pero también por su historia y los conflictos que enfrentó en la década de los setentas por no cuidar que algunos de sus proveedores se apoyaran en el trabajo infantil en países asiáticos, la empresa vía su fundación ha enriquecido su labor social. Cuentan con un programa denominado “Girl Effect” que trabaja para apoyar el desarrollo de mujeres adolescentes como una forma de disminuir la pobreza por ellas mismas. Este programa desea ser replicado en todo el mundo pero han empezado en Asia.
Como comprenderá el lector es deseable que nuestro país avance la creación de fundaciones empresariales sobre todo de aquellas corporaciones que desde su país de origen y desde su corporativo ya han emprendido acciones pero todavía no permean aquí.
Las ventajas competitivas se pueden observar de inmediato. A declarar y presentar los programas de una fundación empresarial en forma doméstica, los consumidores eligen esas marcas y dan la bienvenida a su presencia en el mercado. Poco a poco el consumidor está siendo educado por las corporaciones que si tienen programas de responsabilidad social corporativa y fundaciones que canalizan la inversión social. Ellos prefieren esas marcas porque se vuelven medios y socios para el desarrollo comunitario.
Expok y este columnista le apoyan a fundar su institución y a percibir el retorno de la inversión que decida realizar. Puede escribir a [email protected]
Desde el Consejo Directivo:
Alexis E. Rovzar de la Torre falleció la semana pasada. En el sector filantrópico Alexis será recordado por su calidad humana, sencillez, profesionalismo y por su activa participación como consejero en distintas organizaciones. Formó una gran familia de activistas sociales con Marcela Orvañanos. El matrimonio Rovzar Orvañanos emprendió la creación de Procura una institución pionera dedicada a la profesionalización de las organizaciones filantrópicas. Alexis además fue un generoso, generosísimo benefactor. Desde la junta de consejo mandamos nuestro pésame y un abrazo solidario a toda su familia en estos momentos en que compartimos la pérdida de tan valiosa vida.
Emilio Guerra Díaz
Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.