Alexis Bravo
Una de las mayores preocupaciones que ha quedado en evidencia durante esta pandemia es perder el empleo y, con ello, el sustento necesario para la familia. Esta problemática se agudiza entre los artesanos mexicanos, de los cuales existen 10 millones en el país, 55% de ellos en condiciones de pobreza.
Al menos para 200 de estos artesanos, la preocupación por un ingreso ha quedado de lado gracias al proyecto mexicano Someone Somewhere.
Desde hace ocho años, esta empresa se dedica a la creación de prendas en tendencia con un toque de diseño de artesanos mexicanos. En su catálogo ofrecen desde blusas y vestidos hasta mochilas, últimamente están apostando por cubrebocas, con una propuesta de estampados.
El concepto nace de los fundadores de la empresa, quienes desde sus estudios universitarios visitaban localidades indígenas con el sueño de ayudarlas algún día; con este objetivo crearon este proyecto que implica la elaboración de prendas con diseños de artesanos locales y así beneficiarlos con trabajo decente, además de empoderar a la mujer artesana, aseguró Adelaida Correa, directora de Marketing y Merchandising de Someone Somewhere.
Los artículos son elaborados en cinco estados de México: Chiapas, Oaxaca, Hidalgo, Estado de México y Puebla. En su red de trabajo distribuyen de cada lugar prendas especificas, tomando lo mejor de cada lugar para ofrecerlo en sus productos. Por ejemplo, las mochilas se producen exclusivamente en Oaxaca, donde utilizan una técnica especial para fabricarlas que se llama telar de chicotillo, el cual es reutilizable y amigable con el ambiente.
Correa comenta que entre sus planes a futuro está llegar a más estados, lo cual considera complicado porque no quieren sólo dar trabajo por temporadas, ellos quieren darles una economía estable a sus empleados y seguir en el sueño de apoyar a estas comunidades.
Actualmente sus 200 artesanos, de los cuales 93% es mujer, trabajan en la construcción de prendas. Someone Somewhere hace visitas trimestrales para checar la situación en la que están sus trabajadores, además de apoyarlos en situación de enfermedad.
La paga se establece por hora, pues según Correa es la forma más justa para los artesanos, pero comenta que en porcentaje se estaría hablando de un 30% del valor total de la prenda.
Además, a algunos de sus trabajadores les obsequiaron celulares para poder coordinar todos los pedidos por medio de whatsapp, teniendo una red de trabajo más intima, pues asegura que ya son como una familia.
Frente a la pandemia los resultados fueron favorecedores pues empezaron un nuevo modelo de venta en el que iban directo a corporativos a ofrecer sus productos y abrieron su mercado, Correa comenta que también sus ventas online se incrementaron y pasaron de ser 30% a 75% en línea.
“No es tanto la ropa, es darle trabajo a los indígenas, empoderar a las mujeres, hacerles saber que pueden trabajar desde casa y sin descuidar a sus hijos, las conocemos, las capacitamos y estamos al pendiente de ellas, ahorita hemos impactado a 800 personas y queremos más, pero tenemos que hacerlo seguro para darle estabilidad a estas comunidades, concluyó Adelaida.