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En Cancún habrá acuerdos parciales

Fue alrededor del 2005 cuando Gran Bretaña decidió cambiar. Desde entonces se ha convertido en uno de los países más comprometidos con avanzar la agenda contra el calentamiento global. Sus esfuerzos son realmente notables: no sólo en discurso, sino también en términos financieros y de fuerza diplomática desplegada. ¿Su primer triunfo? Llevar el tema a discusión al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por primera vez en la historia, un reconocimiento de que el cambio climático no es únicamente una amenaza global medioambiental, sino también una amenaza a la seguridad de las naciones y de las personas.

El Economista entrevistó a Stephen Lysaght, uno de los diplomáticos británicos desplegados alrededor del mundo para desarrollar alianzas estratégicas con los sectores público, privado y sociedad civil en México y avanzar con ello el tema del calentamiento global.

¿Qué estrategia tiene la diplomacia británica para involucrar al sector privado?
Estamos haciendo un gran esfuerzo por acercarnos al sector privado y lo estamos haciendo en su propio lenguaje: hablamos de cambio climático en términos de sus repercusiones económicas y financieras, de igualdad, seguridad y prosperidad.

La gente de negocios debe entender que el mercado está cambiando y lo que necesitan hacer para tener éxito en el futuro es adaptarse. Nosotros les ayudamos a entender que hay negocios, para encontrar y crear nuevos mercados.

¿Cómo ve la posición mexicana sobre el tema?
Hay mucha conciencia sobre el cambio climático. PricewaterhouseCoopers y la BBC lo estudiaron, y resulta que México es uno de los países en donde los niveles de conciencia sobre el problema es más alto, más que el que tenemos en Gran Bretaña, por ejemplo.

Sin embargo, esta conciencia no significa que todas las compañías mexicanas estén actuando en correspondencia. Las grandes empresas, en general, son energéticamente más eficientes en comparación con muchas estadounidenses y europeas. Cemex es un ejemplo claro.

El reto está en las medianas y pequeñas empresas. Estas últimas saben del problema y están comenzando a pensar qué deben hacer, pero no han comenzado a actuar.

¿Qué factores no están deteniendo para transitar del conocimiento a la acción?
En tiempos recientes la crisis hace más difícil que las inversiones necesarias para combatir el cambio climático lleguen a tiempo. Algunos lo están haciendo aun con la crisis, pero no cabe duda que las dificultades económicas de los últimos años han sido un problema.

Aun así, la Gran Bretaña piensa que esas inversiones son más importantes que nunca porque el viejo modelo económico se construyó alrededor de una economía intensiva en uso de energías ineficientes, altas en emisiones de carbono. La reducción mundial de recursos petrolíferos y sus latos precios harán que otras formas de generación de energía sean más competitivas en el futuro.

El viejo modelo económico no es sostenible y los políticos del mundo comenzarán a priorizar modelos económicos sustentados en esquemas energéticos más eficientes, para allá vamos.

¿Qué políticas se han implementado en la Gran Bretaña que podrán replicarse en México para acelerar la transición hacia una economía energéticamente más eficiente?
Tenemos un marco legal amplio, que a veces funciona como incentivo y otra no. Hay una iniciativa interesante; el Carbon Trust que es una organización independiente financiada por el gobierno que ayuda al sector privado a mejorar su eficiencia energética. El Carbon Trust da pequeños préstamos a las empresas (sin colaterales y sin intereses) para su transición energética. Lo realmente interesante es que el nivel de repago es altísimo, más de 90 por ciento. El nivel de ahorro energético que comenzaron a tener las empresas financiadas les ha permitido pagar su deuda mucho más rápido de lo planeado.
Ésos son esquemas financieros viables que valen la pena estudiar.

¿Qué se espera para la Cumbre de Cancún?
Parte de la estrategia rumbo a la Cumbre de Cancún tiene que ver con reducir las expectativas del público para evitar otro aparente fracaso como el que se percibió en la Cumbre de Copenhague en el 2009. Es importante que ahora entendamos lo que pasó en Copenhague y evitar que vuelva a suceder; no queremos otro fracaso este año.

La estrategia es ahora detectar las áreas en las que realmente podemos llegar a un acuerdo. México está en el centro de esas intensas negociaciones. Se han realizado varias reuniones alrededor del mundo con representantes de los países involucrados en las que se trata de establecer un grupo de acuerdos a los que podríamos llegar en Cancún.

La clave es que estos acuerdos puedan traer consigo cambios importantes y que sean el inicio de un camino para en el futuro llegar a un acuerdo global.

¿Esto quiere decir que no habrá acuerdo global en COP16?
Nuestra meta sigue siendo la misma: llegar a un acuerdo global, pero es probable que no consigamos a tiempo para Cancún. Esto no significa que no debamos hacer progresos importantes, por ejemplo, en términos financieros. A menos de que no lleguemos a un acuerdo sobre el monto económico que necesitaremos no habrá acuerdo. Hasta el momento, la cifra ronda los 100,000 millones de dólares y el objetivo para Cancún es que por lo pronto se liberen alrededor de 30,000 millones en los próximos años.

Fuente: El Economista; Política y Sociedad, p. 34-35
Autor: Ana Francisca Vega
Publicada: 7 de Septiembre 2010

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