En Valencia, España salieron casi mil niños de sus escuelas para mostrar a la ciudadanía cómo es que quieren la ciudad. Por ello, han expendido multas simbólicas para aquellos comportamientos que censuran la movilidad.
Se trata de una iniciativa que busca señalar cómo es que los automovilistas obstaculizan áreas de peatones, así como el mal estacionamiento de sus coches.
Niños de España han expendido multas para aquellos comportamientos que censuran la movilidad.
Niños toman las calles para decir cómo debería ser su ciudad
Dentro del marco de la Semana Europea de la Movilidad Sostenible, el pedagogo Francesco Tonucci, presentó su proyecto pedagógico de «la Ciudad de las niñas y los niños» donde pretendió desarrollar actitudes de tolerancia y respeto a la movilidad de las personas, dando como resultado una ciudad amable y segura. Además quiere dar a conocer herramientas civiles con las que se puede manifestar su desacuerdo y se reivindique sus propios derechos.
Su proyecto consistió en agrupar a los niños, junto con sus tutores a recorrer las calles de los colegios y que ellos sancionaran los comportamientos y elementos que consideran incívicos, les dificultan moverse por sus barrios o, simplemente, no les gustan.
Entre sus disgustos están: coches y motos mal aparcados; aceras estrechas; postes de la luz y casetas de obra que impiden el paso y les obligan a bajar a la calzada; suciedad; ausencia de carriles bici, árboles y zonas peatonales.
Los niños que participaron forman parte de 10 colegios públicos, ellos impusieron multas y además entregaron a sus tutores ideas de las mejoras urbanas, las cuales por medio de ellos, las harán llegar al Ayuntamiento.
De acuerdo con el edil Giuseppe Grezzi, «con la educación y la concienciación podemos mejorar las actitudes y hacer los espacios públicos mucho más amables, accesibles y seguros. Tiene una función pedagógica para los niños y para los adultos que han recibido un toque de atención, y también es útil para el Ayuntamiento. El espíritu de la acción es mirar la ciudad con ojos de niños, ver lo que podría llegar a ser y lo que no es».
Este proyecto fue puesto en marcha por Tonucci hace tres décadas; se basa en principios como que los niños puedan volver a salir solos de casa, que tomen la palabra y que las iniciativas municipales incorporen espacios y actividades para la infancia.
De acuerdo con datos de El País, una de las máximas del pedagogo italiano, dibujante y miembro del CNR, un organismo italiano parecido al CSIC español, es que las prósperas ciudades modernas han tendido a aislar a los niños.
En el siglo que ha descubierto al niño, su capacidad, su desarrollo precoz; que ha definido y promulgado sus derechos fundamentales a la vida, la salud y la instrucción, al juego, al respecto; que le dedica estudios, libros y convenciones, el niño se encuentra con un sufrimiento nuevo, regalo del bienestar y el egoísmo: la soledad.
Francesco Tonucci
Tonucci de 78 años, impulsor de un cambio simultáneo en las escuelas y las ciudades, afirma que : «Escuchar a los niños es complicado, porque normalmente lleva a conflictos, y el conflicto es un motor fundamental de cambio. Tenemos la oportunidad de transformar las preguntas, las propuestas y las protestas de los niños en acción política».