La edad es importante a la hora de buscar empleo. El mercado laboral después de los 40 va disminuyendo porque las empresas creen que no se tiene la capacidad de poder estar en un puesto y desempeñar tareas al 100%.
En España, por ejemplo, los trabajadores mayores de 50 años son expulsados de su empleo por su edad. En los últimos tiempos el colectivo de más de 45 años ha reducido su peso en el desempleo de 1,9 a 1,6 millones de personas, lo cierto es que su evolución sigue siendo mucho peor que la del conjunto de la población (mejora el 14,7% frente al 23,3% nacional) y se deja notar en la ocupación.
Un ejemplo claro de esto es Banco Santander que anunció la semana pasada que despediría a 3.713 empleados a través de un ERE, un par de semanas después de que Caixabank presentase el suyo para 2.023 personas, o de que Dia, Nissan, Supersol, Vodafone, Bayer o Adolfo Domínguez hiciesen lo propio, sumándose así a organizaciones como Iberia que mantienen abiertos los suyos.
Empresas como Naturgy, El Corte Inglés, las farmacéuticas Merck o Pfizer, o Inditex, prefieren poner en marcha despidos voluntarios negociados individualmente.
“Están aumentando los expedientes, pero la causa no es económica. Son recortes para mejorar la productividad. Se sustituye a trabajadores veteranos con sueldos altos por jóvenes más preparados para hacer frente a la digitalización de las empresas y con salarios mucho más bajos”, explica Román Merino, responsable de la consultora de diseño de reestructuraciones Reinforce Consulting.
La banca es el sector que ofrece indemnizaciones más generosas para desprenderse de su personal. Aunque las jubilaciones doradas de los años ochenta y, sobre todo, noventa hayan pasado a mejor vida, estas entidades pagan los finiquitos más fuertes.
“La tendencia de las grandes empresas a expulsar gente mayor de sus plantillas es estructural. Su política no es razonable en una sociedad envejecida, pero suelen pagar el desempleo y las cotizaciones; otra cosa es cuando utilizan los resortes de la Seguridad Social y del Estado. Tenemos que estar atentos a que no consuman recursos públicos”, señala Carlos Bravo.
El sistema de pensiones es insostenible porque los contribuyentes cada vez son menos y los jubilados más. “Las prejubilaciones y jubilaciones anticipadas ponen en cuestión el mantenimiento del sistema de reparto, en el que cada persona que se retira es un cotizante menos”, agrega Díaz-Giménez. De las altas de jubilación que llegaron a la Seguridad Social en 2018, que crecieron un 6%, el 43% correspondieron a jubilaciones anticipadas. Y durante el primer trimestre de este año ese porcentaje ha subido hasta el 48%.
Las reestructuraciones de plantilla que desde 2008 han destruido cerca de 125.000 trabajos en el sector bancario (que ha hecho muchos despidos y poco por generar empleabilidad entre sus empleados, según Susana Marcos, socia de la consultora de recursos humanos PeopleMatters), ahora van a llegar al sector servicios, que no ha tenido expedientes de regulación de empleo derivados de la digitalización.
Entre los próximos dos y cuatro años se producirán con intensidad, prevé el representante sindical, mientras recuerda que las cadenas de supermercados y grandes superficies no cuentan ni con los mismos recursos de la banca ni ofrecen los mismos sueldos. Es decir, tienen menos posibilidades de despedir a sus plantillas veteranas con las medidas menos traumáticas que representan prejubilaciones y bajas incentivadas