La facturación subió a 3.400 millones de euros en todo el mundo
¿50 céntimos más por una rosa para ayudar a las trabajadoras en Tanzania? ¿Un euro más por el paquete de café, para que los pequeños campesinos de Honduras tengan mejores ingresos? Sí, porque cada vez más europeos adquieren los productos llamados de comercio justo, cuya venta garantiza a los productores pobres precios dignos.
«Hay un boom del comercio justo», señalan representantes del sector. La facturación está creciendo a un ritmo de dos cifras y ya existe no sólo en las tiendas especializadas, sino incluso en redes de supermercados como Lidl. Sin embargo, es difícil que esta forma de intercambio salga del nicho para hacerse masiva.
La granja de rosas Kiliflora se encuentra en el norte de Tanzania. Allí trabajan más de 1.000 personas y exportan hasta 500.000 flores al día a Europa, de las que un 60% va al comercio justo con un precio mínimo garantizado e independiente de las oscilaciones del mercado. Con los ingresos la granja ha invertido desde 2003 dos millones de euros en proyectos sociales, entre ellos una escuela primaria, según los datos del Foro Comercio Justo de Berlín.
Los productos de comercio justo existen desde hace décadas en Alemania y algo menos en España, pero en los últimos años las ventas han aumentado de forma vertiginosa.
En todo el mundo, la facturación subió a 3.400 millones de euros, de acuerdo con la ‘Fairtade Labeling Organisation International’. La Asociación Transfair de Bonn, sustentada por iglesias y por organizaciones de ayuda al desarrollo y cuyo sello llevan tres cuartos del total de productos de comercio justo, señaló que en los primeros nueve meses de 2010 hubo un 22% más de ventas en Alemania con respecto al año anterior.
«La ola ecológica también nos impulsa», según el portavoz Markus Gilles. Los ciudadanos comienzan a comprar de forma más consciente desde los escándalos de las «vacas locas» o las dioxinas.
El objetivo principal del comercio justo es garantizar un precio mínimo de existencia para los productores, dinero extra para proyectos comunitarios, prohibición del trabajo infantil, protección del medio ambiente y relaciones comerciales duraderas.
Café, chocolate y miel
Los principales productos siguen siendo café, chocolate y miel, pero también hay por ejemplo licor de mango, té, pimienta y mostaza. El comercio justo sigue siendo sin embargo un sector que se limita sobre todo a los alimentos y cuyos ingresos son bajos en comparación con otros como el ‘bio’, de alimentos ecológicos.
La cadena de supermercados alemana Rewe no se hace ilusiones en ese sentido. Hay un creciente interés de los clientes, que quiere saber cada vez más «de dónde proceden los productos y en qué condiciones fueron producidos», afirma la portavoz Julia Robertz.
La empresa ofrece café, té, jugo de naranja, vino y chocolate con el sello de comercio justo. Pero como no todos los supermercados siguen la tendencia, Robertz está convencida de que «seguirá siendo un pequeño nicho de mercado».
Los europeos, acostumbrados a precios baratos de los alimentos, se asustan ante el mayor coste. Los alemanes gastan apenas cuatro euros al año en el comercio justo, los británicos 23 euros y los suizos 15.
Pero pese a ello el sector es optimista. «Por supuesto, nosotros queremos que todo el comercio sea justo», dice Gilles. «Y tenemos mucho espacio para crecer».
Fuente: El Mundo.es
Publicada: 02 de Febrero 2011
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