Las condiciones sociales y legales para las mujeres en la India hacen que sean víctimas de la cultura de la violación.
Cuando leí acerca de la violación de una fotoperiodista de 23 años en Mumbai, pensé: aquí vamos de nuevo. El 6 de diciembre de 1992, cuando tenía 29 años, era reportera y cubría la demolición de una mezquita en el norte de India, fui atacada. No me violaron, pero me atacaron sexualmente y después trataron de matarme.
Alguien me arrastró hasta una zanja afuera de la mezquita y me quitó la camisa. Sin embargo, un transeúnte intervino, peleó con mis atacantes y me salvó.
Cuando me presenté en el juzgado para testificar contra los atacantes, sus abogados me hicieron preguntas que implicaban que yo era responsable. ¿Cómo era posible que la hija de una buena familia hubiera ido a cubrir la demolición? ¿Fumaba? ¿Qué tipo de ropa utilizaba? ¿Creía yo en Dios?
El juez no los detuvo. Fue una experiencia desmoralizante y tóxica, aunque no es desconocida para las mujeres en la India que optan por manifestarse en contra de los ataques sexuales. Son silenciadas mediante un proceso que les impone vergüenza, miedo y culpa.
En Rajasthan, en 1992, un juez retiró los cargos presentados por Bhanwari Devi, una trabajadora social de una casta baja o Dalit, quien dijo haber sido violada en grupo. Había estado manifestándose en contra de los matrimonios infantiles. Un juez dijo, “un hombre de edad mediana de un pueblo en la India no pudo haber participado en una violación en grupo en la presencia de su propio sobrino”.
Una sentencia como ésta no solo evita que otras mujeres testifiquen contra sus violadores, sino que también alienta a los atacantes, que saben que se saldrán con la suya.
La mayoría de las mujeres dicen que nunca informarían a la policía sobre un ataque, por el miedo a ser ignoradas o incluso ser atacadas por los mismos policías.
En junio, 13 mujeres que se manifestaban contra la violación fueron arrestadascerca de la casa del ministro de Bengala Occidental y fueron detenidas durante más de ocho horas. Irónicamente, protestaban por la falta de protección policiaca para las mujeres en el estado tras la violación y asesinato de una estudiante universitaria de 20 años, cuyo cuerpo fue encontrado cerca de un río en las afueras de Kolkata, así como el de una niña de 14 años que fue violada y asesinada en el pueblo de Gede, solo tres días después.
Pocas mujeres quieren presentarse en el juzgado solo para ser estigmatizadas y traumatizadas, a diferencia del tratamiento que se les da a los sospechosos. Mientras el marco legal en la India ha mejorado para las mujeres a lo largo de los últimos 20 años, las personas que lo implementan son, en su mayoría, policías y abogados hombres que viven en una sociedad eminentemente patriarcal.
Los casos de violación se han incrementado en 873% en los últimos 60 años. En promedio, cada día, tres mujeres Dalit son violadas en alguna parte del país. La tasa de sentencias en casos de violación en 2011 fue del 25%, aunque se calcula que solo una de 10 violaciones se denuncia. La tasa de sentencias para hombres acusados de violar a mujeres Dalit es casi nula.
El informe anual de la Oficina Nacional de Registros de Delitos que contiene estadísticas sobre delitos, incluye hallazgos preocupantes: una mujer es violada en alguna parte de la India cada 20 minutos y el número de niños violados ha aumentado en 336% en los últimos 10 años.
La cultura de la impunidad es seguramente una de las razones por las que la violación se ha convertido en el arma elegida por hombres jóvenes frustrados, quienes culpan a las mujeres de la falta de empleo y esperan recuperar sus empleos asustando a las mujeres mediante la violencia sexual para que regresen a sus hogares.
El deseo de culpar a las mujeres es alimentado por el culto a la masculinidad que promueven los líderes empresariales y políticos que funcionan como modelos a seguir para el resto de la sociedad.
En mi trabajo para Apne Aap Women Worlwide, he observado un incremento constante de la cultura de la violación en el tejido social de la India. Trabajamos para organizar a las mujeres que ejercen la prostitución para evitar que ellas y sus hijas sean violadas. El reto más grande al que nos enfrentamos es la actitud de los políticos, autoridades policiacas, líderes de fundaciones e incluso los diseñadores de políticas que ven a la violación como parte normal de la sociedad. Muchos me han dicho: “Los hombres siempre serán hombres”.
Recientemente, la Oficina Nacional de Registros de Delitos calificó a Bengala Occidental como el estado de mayor incidencia de delitos contra las mujeres y el ministro cuestionó las estadísticas en lugar de atacar el problema.
Es común que la asignación de presupuesto para el Ministerio de Desarrollo de las Mujeres y los Niños se reduzca. Los debates para asegurar igualdad entre los sexos mediante la Women’s Reservation Bill no han tenido resultado alguno.
Pero ningún incremento en la violencia y la intimidación forzará a las mujeres a volver a sus hogares. De hecho, frecuentemente el hogar es donde las mujeres enfrentan el mayor peligro, desde que son concebidas hasta la vejez. Una mujer india promedio podría ser víctima de feticidio, infanticidio, desnutrición, ser entregada como dote, matrimonio infantil, muerte maternal, servidumbre doméstica, prostitución, violación, muerte por honor y violencia doméstica, solo por el hecho de ser mujer.
Con una mejor educación, las mujeres toman su lugar valientemente en la esfera pública como doctoras, abogadas, periodistas, banqueras, políticas, agricultoras, maestras y más. Forman parte de movimientos de justicia social para terminar con la creciente inequidad y el desempleo en nuestro país.
En diciembre de 2012, la India y el mundo quedaron impactados por la violación en grupo y la golpiza propinada a una becaria de 23 años dentro de un autobús en movimiento, quien murió más tarde debido a las heridas internas que sufrió. Esto dio pie a un llamado desesperado en busca de reformas, protestas y una revisión profunda de las actitudes de la India con respecto a la violación.
Sin embargo, después de la indignación inicial, parece que la ley solo ha cambiado en el papel. La violación en Mumbai pudo no haber sucedido si se hubiera derrotado a la cultura de la violación y los ataques sexuales fueran tomados con seriedad.
Fuente: CNN Mexico