Desde 2005 y hasta hace relativamente poco, la importancia de los criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés), utilizados como un marco de gobierno corporativo y para la inversión, ha ido en aumento. No obstante, de las tres letras del acrónimo, la letra G, es necesaria para sostener la «E» y la «S», además, es prácticamente obligatoria para generar valor a largo plazo.
El gobierno corporativo es una herramienta que permite la gestión empresarial con un esquema de anticipación de riesgos en un entorno de claridad y confianza para todos las partes interesadas, como son inversionistas, accionistas o empleados.
Sin embargo, recientemente la ESG de Disney, particularmente su gobierno corporativo, ha sido comparado con el comportamiento torpe y absurdo de Goofy, uno de los personajes del gigante del entretenimiento, de acuerdo con Jennifer Saba, columnista de Reuters.
¿Está en crisis la gobernabilidad de Disney?
Según la autora, desde el regreso del exCEO, Bob Iger, para asumir su antiguo cargo —reemplazando a Bob Chapek, después de solo dos años—, y el nombramiento de Mark Parker —actual presidente ejecutivo de Nike, Inc— como nuevo presidente de la compañía, la G de ESG de Disney ha actuado con torpeza, al tomar decisiones de transición erróneamente administradas.
La reincorporación de Iger ha tenido una respuesta positiva en el personal y figuras de Hollywood, ya que este había ocupado el cargo durante 15 años, y en febrero de 2020 la empresa anunció su salida. Él explicó que uno de los grandes motivos de su renuncia era porque necesitaba descansar de las grandes cargas que llevaba el puesto.
Con menos de tres años en el cargo, en 2022 Disney despidió a Bob Chapek como CEO, derivado de una serie tropiezos que tuvo durante su administración como una pérdida de 1,500 millones en el negocio de streaming. Además, el personal protestó cuando la empresa se negó a adoptar una postura firme contra la ley «No digas gay» de Florida, EE.UU., por citar algunas causas.
Aunque el regreso de Bob Iger también ha generado criticas, considerando que su mandato anterior incluía la meta de encontrar y preparar un reemplazo. Así que ahora está presionado para completar esta tarea antes de que finalice su contrato de dos años.
De acuerdo con Business Insider, durante el primer año de Chapek como director ejecutivo, Iger permaneció como presidente ejecutivo y hubo tensiones entre ambos. Incluso The Wall Street Journal informó que Iger socavó el liderazgo de Chapek.
Otro tropiezo de Disney: la vacante que Susan Arnold
Como lo explica Saba, el reciente nombramiento de Mark Parker como presidente de la compañía en sustitución de Susan Arnold —que se va solo porque cumplió 15 años como directora, algo que determinan las reglas de Disney— marca otro cambio disruptivo al que pudo adelantarse la compañía.
Arnold fue la primera mujer en ocupar el cargo de presidente del gigante del entretenimiento. La ex ejecutiva de Procter & Gamble Co ha sido directora desde 2007 y asumió la presidencia de Disney después de que Iger, que ahora tiene 71 años, anunciará su jubilación en diciembre de 2021.
Este tipo de desorden a nivel gobierno solo alimenta a los accionistas descontentos y otras partes interesadas como los colaboradores. Según PWC, las organizaciones que han invertido y se han centrado en el aspecto «G» de ESG han sido recompensadas con la confianza de sus grupos de interés, incluido el rendimiento del mercado de valores.
En conclusión, las fallas que enfrenta la ESG de Disney son un llamada para que el gigante del entretenimiento aborde los efectos devastadores que le han causado las torpes decisiones que ha tomado la junta directiva y que parecen no terminar, al poner al frente de los desafíos a un directivo que ya asume un cargo de tal responsabilidad en Nike, Inc, como destaca Saba.