La desigualdad de ingreso entre mujeres y hombres en México es el doble de la que prevalece en el promedio de América Latina. La diferencia en las remuneraciones por género no sólo pone en evidencia un fenómeno de discriminación. Impedir que las mujeres obtengan ingresos que merecen no sólo es incorrecto, sino también perjudicial para la economía, advirtió el Banco Mundial.
Las mujeres trabajadoras en México reciben en promedio una remuneración 20 por ciento menor que los varones. Es una proporción que duplica la del conjunto de América Latina. En la región, las mujeres perciben, también en promedio, 10 por ciento menos que los hombres, explicó a La Jornada Luis Benvenisteis, coautor del Informe sobre el desarrollo mundial 2012: Igualdad de género y desarrollo, publicación que el Banco Mundial presentará esta semana en su asamblea anual en Washington.
La igualdad de género es un objetivo fundamental por derecho propio, pero también tiene sentido desde el punto de vista económico, plantea el informe anual del Banco Mundial. Una mayor igualdad de género puede incrementar la productividad, mejorar los resultados en materia de desarrollo para la próxima generación y hacer que las instituciones sean más representativas, menciona el documento.
En Latinoamérica ha ocurrido un avance importante en términos de igualdad de género respecto de la salud. Se ha eliminado en gran forma el exceso de mortalidad femenina, incluso en países con menos recursos, comentó Luis Benvenisteis en una plática con cinco medios de comunicación mexicanos, entre ellos La Jornada.
Lo mismo ocurre en educación. En la matrícula de instrucción primaria no hay grandes diferencias entre el número de niños y niñas que acuden a la escuela. En la instrucción secundaria y universitaria existen naciones donde asisten más muchachas que muchachos, destacó. Donde persisten las diferencias más notorias es respecto de las oportunidades de desarrollo económico.
Hoy en día, explicó el especialista, hay más mujeres latinoamericanas en el mercado laboral. Pero el acceso a las oportunidades económicas sigue siendo desigual. Las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de trabajar en tareas domésticas no remuneradas, en el sector no regulado de la economía o en actividades informales. Las mujeres ocupan parcelas menos extensas y con cultivos menos rentables que los hombres; trabajan en empresas más pequeñas y en sectores con menos rendimientos.
Un caso es Bolivia. En esa nación, siete de cada 10 mujeres que participan en una actividad económica lo hacen en el sector informal. Como resultado, la tendencia que se observa en la región es que en todas partes las mujeres ganan menos que los hombres. Esto se ve en México, donde una mujer percibe en promedio 80 centavos de dólar por cada dólar que gana el hombre, agregó.
Otro punto que destacó el especialista es la relación entre crecimiento económico e igualdad de género. Por sí mismo, expuso, el crecimiento no es suficiente para generar equidad de género. El estudio encontró, sin embargo, que una mayor igualdad de género puede contribuir al incremento hasta de 16 por ciento de la productividad en una economía.
En el informe se sostiene que la tendencia de progreso en eliminar las disparidades de género es positiva para el desarrollo. Un ingreso más alto ayuda a resolver más disparidades, como el caso de la educación. A medida que aumenta el número de escuelas y se generan más empleos para las mujeres jóvenes, los padres ven los claros beneficios de educar a sus hijas, dice el reporte.
Si México tiene mayor desigualdad en cuanto al ingreso entre hombres y mujeres, en los últimos años también ha mostrado un menor crecimiento económico que el resto de los países latinoamericanos.
Sobre este punto, el especialista aseguró, al preguntarle sobre el caso de México, que el crecimiento económico ayuda a disminuir las desigualdades porque al aumentar el ingreso sube la capacidad de consumo de los hogares, y los padres no deben tomar decisiones que afecten a niños o niñas, como dejar de enviarlos a la escuela o atender su salud.
Pero si queremos cambios en áreas donde no ha habido progreso, se debe apoyar a sectores de la población que no han sido beneficiados por el crecimiento económico; es ahí donde se necesitan políticas destinadas a revertir las causas que subyacen en las desigualdades de género, apuntó.
El informe recomienda que para reducir las disparidades de ingreso y de productividad de hombres y mujeres se deben tomar medidas orientadas a aliviar las limitaciones de tiempo de las mujeres mediante servicios de guarderías; mejorar el acceso de las mujeres a la propiedad de la tierra y al crédito.
Fuente: Jornada.unam.mx
Por: Roberto González Amador
Publicada: 19 de septiembre de 2011.