En México, pocas personas son voluntarias

Por: Emilio Guerra Díaz

El Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática (INEGI) circuló un boletín para medios de comunicación a principios de diciembre. El tema, participación voluntaria en México, pasó casi inadvertido pero algunos periódicos y blogs lo difundieron. Por ejemplo, el sitio ntrzacatecas lo retomó con el titulo “El trabajo voluntario en México, asignatura pendiente”.

Nuestro país sigue generando información estadística con lentitud y con atraso. No existe una cultura generalizada de medir y dar seguimiento a los datos como práctica cotidiana. Respecto a mantener al día la información de interés público parece ser una tarea titánica, pero en realidad sí uno compara las prácticas de medición de otras naciones no hay justificación para que nuestro país cuente con un sistema oportuno, moderno y sobre todo útil.

En EEU por ejemplo, la medición prácticamente en todas las actividades cotidianas es una disciplina. Se tienen estadísticas de todo: en los deportes, en los espectáculos, en la economía, en la industria, etc. En el terreno de la filantropía y participación ciudadana se tienen detalles finos sobre criterios uniformes que denotan: cuánto dinero donan los norteamericanos, cuánto tiempo destinan al servicio voluntario, qué estados de la unión registran mayor número de horas y costos que se ahorran las organizaciones altruistas por servicio voluntario y trabajo comunitario.

En México se tienen dos años de retraso. Así en 2012, dice el INEGI en su cuenta satelital de Instituciones sin fines de lucro para ese año, un millón 344 mil personas declararon haber realizado alguna acción voluntaria en organizaciones no lucrativas, es decir, menos del 1% de la población. Según dicha información las mujeres son más activas en servicio voluntario ya que aportan el 52.1% de los voluntarios, mientras que los hombres cubren el restante 47.9%

En España, según información de la Plataforma Española de Voluntariado, 5 millones de personas prestan servicio voluntario y la crisis económica ha elevado la calidad de participación así como también el número de horas que aportan resaltando así la solidaridad.

Independientemente de la información que proporciona el INEGI, vale la pena preguntarse sí el voluntariado es una asignatura pendiente, entonces ¿A quién corresponde impulsar y motivar que la gente participe de forma voluntaria en actividades de interés público? ¿Será al gobierno, a las familias, a las escuelas, universidades, iglesias, organizaciones filantrópicas?

Ahora bien, esos cuestionamientos también despiertan otra reflexión sobre la forma en la que se puede participar como voluntario en México: ¿Conviene más participar de manera individual o asociado a una organización?

Los análisis que se hacen respecto al aporte del voluntariado en el mundo apuntan que los gobiernos debiesen ser activos promotores para despertar el interés de que la población se sume como voluntario, pero las demás organizaciones tanto privadas lucrativas como las no lucrativas también juegan un papel importantísimo. Se trata de construir el bien común y por tanto el voluntariado debiese ser un tema de política pública. Al final promover el voluntariado es alentar la participación cívica, es hacer de los habitantes de un país ciudadanos corresponsables.

Ahora que viene año nuevo, podríamos sugerir a los lectores que en su agenda incluyan disponer algunas horas de servicio voluntario, pero recomendamos que sea asociado a una organización porque este tipo tiene mayor impacto. Ciudadanía en Construcción se compromete a que en el 2015 sugerirá algunas ideas y orientará a los lectores en el quehacer de servicio voluntario.

Emilio Guerra Díaz

Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.