Por: María José Evia Herrero
Nueva York es una ciudad conocida por estar siempre a la vanguardia en arte, tecnología y estilo de vida. Recientemente, su alcalde Michael Bloomberg está tratando de convertirla también en una metrópoli más verde y saludable con iniciativas para evitar que se fume en parques, limitar la venta de refrescos e instituir un sistema de ciclismo urbano muy parecido a la EcoBici. Su última aportación en este sentido es un programa piloto de separación de basura orgánica que en los próximos años podría volverse obligatorio.
Este nuevo sistema, que ya se está implementando en miles de hogares, pide a los ciudadanos que además de separar su basura en inorgánica en subgrupos como metales y vidrios (los cuales ya se reciclan) también categoricen sus residuos orgánicos, los cuales ya no acabarían en los vertederos, sino que se procesarían para generar composta.
Todo esto será un gran reto para Nueva York, tanto por su tamaño como por su naturaleza vertical. Además, dado que la mayoría de las personas viven en espacios reducidos, será difícil convencerlas de que es posible lograr la separación sin incurrir en malos olores. Sin embargo, según la administración de Bloomberg, los beneficios superan a los inconvenientes, dado que la ciudad podría ahorrarse hasta 100 millones de dólares al año al evitar las 1.2 millones de toneladas anuales que acaban en vertederos.
Las ciudades de todo el mundo tienen que buscar nuevas formas de manejar sus residuos, ya que la población continúa creciendo y los vertederos son cada vez más insuficientes. En la Ciudad de México las 3 plantas de recolección existentes manejan un total de 6 500 toneladas de residuos urbanos al día, donde se recuperan materiales que pueden ser reciclados, como aluminio, PET y PVC. Sin embargo, en total en todo el país solamente se recicla el 12% de la basura generada.
En Japón, desde el año 2000 se promulgó la Ley Fundamental para la Creación de una Sociedad Basada en el Reciclaje de Recursos, la cuál contempla un enfoque sistemático del tratamiento de recursos, incluyendo los orgánicos. Todas las familias, instituciones y empresas deben dividir sus desechos de una forma específica, y el país ha logrado ser líder en reciclaje urbano.
En Estados Unidos algunas ciudades más pequeñas ya reciclan obligatoriamente su basura orgánica, pero de lograrse el plan de Nueva York sería una prueba de que las grandes urbes también pueden implementar este tipo de acciones. Se trata de un plan que necesita tanto de compañías privadas para realizar el procesamiento, como de la organización de las autoridades gubernamentales y la participación de sus ciudadanos, que deberán entender el fin último de la medida para justificar el trabajo extra que significa la división de orgánicos.
Fuente:
The New York Times
Ciudad de México
Martha Debayle
Web-Japan
[…] es una práctica que todavía está en pañales en México y en el mundo (aunque algunas ciudades ya la han implementado) a pesar de que representa muchas oportunidades de negocio y una gran forma de evitar que más […]
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