Peter Drucker, autor de varios libros en donde destaca que las empresas deben ser “responsables con la sociedad”, estaría verdaderamente avergonzado con las actuaciones de algunos empresarios talareños que, en el mar de las turbulencias sociales, se han sumado a una campaña que bien podría denominarse: “terrorismo empresarial”, ya que en ellos prima la insensibilidad social e indiferencia hacia la población que los acoge.
Tal parece que muchas empresas en Talara siguen confundiendo Responsabilidad Social Empresarial con filantropía barata u obras de caridad, al estilo teletón ó radiotón, en donde una vez cada varios años, los empresarios desfilan ante las cámaras de televisión para romper con una mano su alcancilla y hacer un donativo a los niños y niñas con alguna enfermedad incurable muy loable por cierto, mientras con la otra mano, hacen firmar la planilla de pago a sus trabajadores por un salario ínfimo y donde se refleja la explotación laboral.
Esta deleznable práctica ha llegado hasta empresas subcontratadas por entidades del Estado e instituciones privadas e independientes.
En este marco de incertidumbre, hay que recordarles a los empresarios que la Responsabilidad Social es el compromiso de las empresas de contribuir al desarrollo económico sostenible, trabajando con los empleados, sus familias, la comunidad local y la sociedad en general para mejorar su calidad de vida. Implica una política social insertada de forma permanente y no momentánea o esporádica que vaya más allá de obras de caridad, un donativo aquí y una reventazón de cuetes por allá; implica destinar una cantidad de dinero de las riquezas obtenidas por la empresa para invertirla en rubros como tutela y promoción del respeto a derechos de los trabajadores, derechos humanos, medio ambiente, saneamiento, salud, comunidad, etc.
Esto puede implicar, por ejemplo, mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, sus familias y población de la localidad que generosamente las alberga; con acciones que conllevan a mejorar la calidad de vida de los vecinos.
Sin embargo es muy lamentable que en la ciudad de Talara, lo anterior no ha sido introyectado por algunos empresarios de esta localidad ya que al parecer han resultado involucrados en abusos de los derechos humanos, no respetar la libertad de asociación, entre otros.
Queda advertir que en mérito a la Responsabilidad Social las medianas empresas y los comercios que operan en Talara -representados por la Cámara de Comercio- no deben abusar de su poder económico para obstaculizar los objetivos perseguidos por la comunidad; sino convertirse en el mejor aliado de una sociedad más competitiva y dinámica.
Anotado lo anterior, lamentablemente, vemos que resulta verdaderamente bochornoso y sumamente preocupante corroborar que muchas empresas talareñas, en clara violación a derechos humanos y derechos laborales, se han dado a la tarea de promover la insensibilidad e indiferencia social.
Finalmente, vale recordar que la única responsabilidad de las empresas es el pago de los impuestos; sin embargo, nos quedamos realmente atónitos al enterarnos que algunos empresarios locales evaden impuestos al fisco y todavía tienen el valor de descontar las cuotas del seguro social y AFP a sus empleados y luego no pagarlas en tiempo a las entidades correspondientes, privando a sus empleados de la atención en salud; otras que son incapaces de aportar de manera permanente a una campaña de seguridad vial, pese a la cantidad de muertos y heridos anuales por accidentes de tránsito en nuestra provincia; a una campaña por la erradicación de la violencia o de disminución de la violencia social. Salvo mejor parecer.