A lo largo de estas últimas dos semanas se ha estado llevando a cabo la Cumbre del Clima en París (COP21), la cual dio inicio el 30 de noviembre con un mensaje contundente que lanzaron los 150 jefes de Estado y de gobierno: la apuesta por la economía verde es el único futuro posible.
Después del fracaso que significó la Cumbre realizada en Copenhague en 2009, donde no se pudo alcanzar un acuerdo global, esta reunión puede ser distinta ya que en palabras del propio Ban Ki-moon, secretario general de la ONU: “Un momento político como el que estamos viviendo quizás no pueda volver a repetirse”, máxime que ahora se cuenta con la disposición de Estados Unidos y China de reducir sus emisiones.
Sin embargo, durante la primera semana de reuniones, el debate se ha centrado en qué responsabilidades le tocan a cada nación. Dicho tema de la diferenciación ha sido uno de los principales puntos de desacuerdo, ya que países como China o India exigen que sean los países desarrollados los que tengan que asumir mayores responsabilidades, a pesar de estos países son el primer y cuarto emisores de gases de efecto invernadero respectivamente. Incluso, India ha prometido reducir sus emisiones bajo la condición de recibir 195,000 millones.
Al hablar acerca de responsabilidades, se habla específicamente acerca de la cantidad que cada uno de estos países aportará al llamado Fondo Verde. Un fondo que se espera se encuentre en el acuerdo final y que cuente con la cantidad de 100,000 millones de dólares cada año a partir del año 2020 para ayudar justamente a aquellos países que experimentan con mayor dureza los efectos de este fenómeno.
Otro punto que se tocó durante la primera semana de la COP21 ha sido la meta que se fijó de 2°C para finales de este siglo, ya que 43 países englobados en el Foro Climático Vulnerables presentaron la propuesta el primer día de la COP21, que dicha meta se fije en 1.5°C debido a que varios países se encuentran en el riesgo de incluso desaparecer. Algunos de esos países son: Filipinas, Costa Rica y Kenia. Algunos estudios han demostrado que la meta de 2°C no es suficiente para preservar los ecosistemas y las formas de vida que conocemos ahora así como evitar grandes desastres.
El principal reto de dicha propuesta es que al fijar la meta en 1.5°C, las emisiones de algunos países tendrían que reducirse de forma mucho más rápida, lo que se espera muy difícil de lograr, dado que la mayoría de los compromisos propuestos por cada una de las naciones presenta planes de transición a energías limpias en un período de hasta 30 años.
Ambos temas han sido incluidos en el primer borrador limpio que fue presentado el pasado 5 de diciembre, ahora toca a los gobernantes negociar este primer acuerdo así como arreglar cualquier diferencia que pudiera existir acerca del papel que cada país debe tomar. El mundo no puede permitir otro fracaso como el obtenido en la Cumbre de Copenhague ya que los efectos, como ya sabemos, serían catastróficos.
SUSTENTUS concentra sus esfuerzos en el área de sostenibilidad, por medio de estudios orientados hacia la gran empresa y el emprendimiento social, propiciando la vinculación entre la academia, la iniciativa privada, y las organizaciones de la sociedad civil para el desarrollo de proyectos conjuntos.
El centro pertenece a EGADE Business School sede Monterrey, y es dirigido actualmente por su fundador el Dr. Gerardo Lozano Fernández, quien ha estudiado la sostenibilidad empresarial desde el año 1999.En esta columna encontrará casos sobre empresas y OSC que han generado un desarrollo sostenible en diversos países de Latinoamérica. Además encontrará diversos análisis y opinión sobre las tendencias y prospectiva de la sostenibilidad empresarial a nivel internacional.