Seguramente te ha pasado que cuando visitas una tienda o plaza comercial sin un motivo específico o no tienes pensado gastar, encuentras decenas de cosas que te resultan atractivas, pero si llegas con intención de adquirir un producto específico, nada consigue satisfacer tus expectativas del todo; los diseños te parecen terribles, no crees que los materiales sean adecuados o simplemente no sientes que ese producto en particular tenga mucho que ver contigo.
Hamilton Perkins estaba preparándose para ir de viaje un día y atravesó por una experiencia similar. Buscaba una bolsa de viaje fabricada de lona, pero cuando no encontró una que le agradara decidió fabricar su propia versión primero en cuero y luego en un material mucho más sustentable y menos convencional: botellas de plástico.
«El objetivo más grande que siempre tuve fue el de construir productos importantes», declaró Perkins en una entrevista con FastCompany, en la que también explicó que las nuevas bolsas están fabricadas con un lienzo creado a partir de botellas recicladas y forrado con carteles publicitarios de vinilo, por lo que son más asequibles que un bolso de cuero de lujo; además su fabricación genera menos emisiones contaminantes, ahorra agua y podría crear puestos de trabajo en países en desarrollo.
«Miles de millones de botellas de plástico se desechan cada año y sentí que en realidad no hay ninguna consciencia al respecto, no había una compañía allá afuera haciendo que cada bolsa, cada producto encarnara la conciencia ambiental», aseguró Perkins.
Así fue como nació Hamilton Perkins Collection, una B-Corp asociada a Thread, una empresa social que trabaja con recicladores en los países en desarrollo. En Haití, la fuente de las botellas con las que se fabrican estos bolsos, más de dos docenas de centros de reciclaje se encargan de limpiar y aplastar el plástico ofreciendo trabajo a miembros de la comunidad. Luego el material es enviado a Estados Unidos, donde se transforman en hilos y se tejen para convertirlas en lonas.
El interior está forrado con carteles reciclados procedentes de imprentas o festivales, por lo que cada uno es diferente y constituye un recordatorio de que el producto tiene una historia sustentable.
El empresario además decidió que transparentaría el costo de fabricación de la bolsa, desde las botellas de plástico hasta la mano de obra. «Tuve una epifanía, fui a muchas tiendas al pormenor, observé descuentos del 50% y hasta 75% y me pregunté por qué. En realidad no había transparencia, el proceso de fijación de precios está completamente lejos del cliente», dijo Perkins en la entrevista, así que la marca publicará también la cantidad de ingresos que cada bolsa otorga a las empresas en Haití, así como el agua y las emisiones de carbono que ahorra en comparación con un accesorio similar convencional. De acuerdo con sus cálculos, esto corresponde a cerca de 15 mil libras menos de CO2. ¿Acaso no te has enamorado de ellas ya? Pues esté proyecto está en proceso de crowdfunding en Kickstarter.
Dos alternativas por las que no tienes que esperar
Admitiré que es muy frustrante enamorarte de estas maravillas sólo para enterarte de que el proyecto aún está en busca de financiamiento. Por fortuna tenemos muy buenas noticias, ya que te daremos dos alternativas de bolsos sostenibles que ya puedes encontrar en México y que te dejarán con la boca abierta.
En primer lugar tenemos nada menos que los productos de Fundación Mitz, que desde hace varios años enamoran a un público realmente diverso gracias a su colorido y originalidad.
Desde hace varios años, este ejemplo de negocio social trabaja con mujeres de comunidades vulnerables para convertir desperdicios industriales en hermosos bolsos y otros accesorios hechos a mano a partir de una antigua técnica de tejido aprendida de artesanos mexicanos. Además, las utilidades de estos productos son donadas a la educación de niños de estas mismas comunidades. Impresionante ¿no?
Si miras las bolsas de Maralgui podrías enamorarte de su diseño y sus colores mucho más sobrios que los de Mitz, pero igualmente hermosos; sin embargo nunca imaginarías que están hechos nada menos que de papel reciclado y resistente al agua, pues a simple vista incluso parecerían fabricados de piel.