El 13 de noviembre de 2024, el Palacio Nacional albergó la cuarta edición de “Original”, liderada por la presidenta Claudia Sheinbaum. Este evento fue un reconocimiento al valor del arte textil mexicano y una defensa de la propiedad cultural de las comunidades indígenas. Enfocado en prácticas comerciales justas, “Original” se destaca por visibilizar la herencia cultural de México y proteger los derechos económicos de las artesanas indígenas.
Puntos clave del evento
1. Preservación del Patrimonio y Comercialización Ética
La presidenta Sheinbaum resaltó la relevancia de resguardar la memoria cultural de México. “Llegamos todas,” señaló, haciendo hincapié en que las mujeres indígenas y sus comunidades están en el centro de esta iniciativa. El evento promueve la venta directa de sus productos a través de FONART, eliminando intermediarios para que las ganancias lleguen íntegramente a las creadoras. Esta comercialización justa no solo protege su propiedad intelectual, sino que establece un modelo de desarrollo económico que honra su trabajo.
2. Integración de los Derechos Indígenas en la Legislación
Sheinbaum subrayó que, a través del artículo 2 de la Constitución, los derechos de las comunidades indígenas deben transformarse en una realidad tangible. Esta mención destaca el compromiso gubernamental con el respeto y fortalecimiento de las tradiciones y derechos económicos de los pueblos originarios, quienes, en muchos casos, aún se enfrentan a prácticas comerciales abusivas o no éticas.
Reflexión: casos de apropiación cultural y el rol de las empresas
A pesar de los avances en la protección de los derechos indígenas, diversas marcas internacionales han sido objeto de controversia por apropiarse de diseños indígenas sin autorización ni compensación. Estos son ejemplos destacados:
- Isabel Marant: En 2015, la diseñadora francesa fue acusada de plagiar bordados de la comunidad mixe de Oaxaca, un caso que evidenció la falta de protección para la propiedad intelectual de los diseños indígenas y motivó un debate internacional sobre el respeto cultural.
- Zara (Inditex): En 2019, la Secretaría de Cultura acusó a la marca de usar patrones y bordados oaxaqueños sin autorización. Este tipo de prácticas ha impulsado la demanda de mecanismos legales que regulen la propiedad intelectual de las artesanías.
Estos ejemplos reflejan un desafío ético que las empresas deben enfrentar al inspirarse en las tradiciones culturales de comunidades vulnerables. La apropiación cultural no solo afecta los ingresos de las comunidades, sino que compromete la reputación de las empresas al alienar a consumidores cada vez más atentos a la ética en la cadena de valor.
Contraste positivo: Coppel y FONART
En contraste con los casos anteriores, algunas empresas mexicanas han adoptado prácticas responsables que fomentan la colaboración ética. Grupo Coppel ha trabajado durante años con FONART para adquirir artesanías mexicanas y promoverlas entre sus clientes, especialmente en la temporada navideña. Esta alianza beneficia a miles de familias artesanas en diversas regiones del país y apoya la economía local mientras preserva las técnicas tradicionales. Este modelo de comercio justo contribuye tanto al desarrollo económico sostenible como a la cohesión cultural.
Aspectos a considerar
1. Responsabilidad cultural y transparencia: La trazabilidad y el respeto por el origen cultural de los productos fortalecen la autenticidad y la confianza del consumidor. Marcas y empresas pueden ganar reputación al valorar y respetar la propiedad intelectual colectiva.
2. Fortalecimiento de alianzas: Colaborar con instituciones como FONART u otras asociaciones especializadas en comunidades indígenas asegura que el beneficio económico llegue directamente a los artesanos y artesanas. Estas alianzas representan un camino hacia la responsabilidad social a largo plazo.
3. Legitimidad y contexto cultural: Es esencial para las empresas que se inspiran en tradiciones culturales actuar con sensibilidad y reconocer el contexto que da origen a los diseños. Estas acciones no solo previenen conflictos éticos, sino que también fomentan una relación de respeto con las comunidades.
4. Valoración del patrimonio como activo social: La cultura y las artesanías no solo son productos, sino portadores de identidad y memoria. En un mercado globalizado, los consumidores valoran cada vez más la autenticidad y el compromiso de las marcas con causas que promuevan la justicia social y económica.
