WWF presentó su Informe de la Energía Renovable ante un panorama de incertidumbre climática y energética. El informe aborda una transición en donde los insumos energéticos globales son obtenidos en un 95% de fuentes limpias y renovables al 2050, y expone la factibilidad técnica y económica para alcanzar este objetivo a partir de tecnologías ya existentes, listando los retos a nivel político, ambiental, económico y social.
“El informe busca motivar un debate entre los diferentes sectores para comenzar una planeación costo-beneficio del desarrollo, a gran escala, de las energías renovables existentes (como la solar y la eólica) y el desarrollo de nuevas tecnologías, como el combustible de hidrógeno. También plantea modernizar la capacidad instalada, por ejemplo, de las centrales hidroeléctricas y el uso de salvaguardas ambientales estrictas en el desarrollo de biocombustibles”, dijo Vanessa Pérez-Cirera, Directora del Programa de Cambio Climático de WWF-México.
El Informe de la Energía Renovable se divide en dos partes: la visión de WWF al 2050 y un escenario científico elaborado por la consultora en energía Ecofys.
Actualmente, más del 80% de la energía en el mundo proviene de los combustibles fósiles: petróleo, gas y carbón. En el caso de México esta proporción es del 91%. El sector energético global es responsable del 60% de las emisiones de gases de efecto invernadero, un porcentaje en constante aumento. Aunado a esto, la producción de las reservas conocidas de gas y petróleo caerá de 40% a 60% para el año 2030. Actualmente la extracción de combustibles fósiles se lleva a cabo en condiciones de mayor riesgo ambiental y socioeconómico, como el caso de British Petroleum en el Golfo de México o bien las intenciones de extracción en el Ártico noruego o en el Parque Nacional Virunga en el Congo, que amenaza el patrimonio natural de la humanidad.
¿Cuánto costaría la transición energética?
Los costos económicos netos alcanzan su punto más alto antes del 2030 y en ningún momento aumentarán más allá del 2% del PIB global.
¿Cuándo se recupera la inversión?
Habrá un beneficio económico al 2040 de hasta 4 billones de euros en el año 2050, equivalentes al 2% del PIB proyectado en ese momento.
¿Qué beneficios se obtendrán además de los económicos?
Ahorros en costos asociados con la salud y en costos relacionados con el gasto en adaptación a las catástrofes en un escenario de un drástico cambio climático.
¿Cuáles son los principales retos?
– Ahorro de energía y reducción de la demanda.
– Electrificación a través de redes.
– Suministro energético para todos.
– Salvaguardas ambientales en el uso del suelo, agua y mar.
– Modificación de las elecciones del estilo de vida, como por ejemplo comer menos carne en países desarrollados
– Inversiones económicas en el sector energético de renovables
– Investigación y desarrollo de nuevas tecnologías.
– Reforzamiento de la gobernanza local, nacional, regional y global.
Bajo esta realidad es urgente tomar acciones de carácter estructural a nivel nacional y regional. México y Latinoamérica tienen la oportunidad de aprovechar su vasta capacidad en energías renovables, aún no exploradas en su totalidad, planeando una nueva mezcla energética que incluya también un enfoque ambiental, el cual salvaguarde su riqueza en biodiversidad y recursos naturales. Una riqueza que debiera tomarse en cuenta como parte de nuestro Producto Interno Bruto (PIB).
El informe muestra una combinación energética balanceada y responsable en términos ambientales y sociales. Por ejemplo, en el escenario planteado al 2050 la energía hidroeléctrica proporcionaría el 12% de nuestra electricidad en comparación con el 15% actual. Actualmente la energía hidroeléctrica es la mayor fuente de energía renovable, proporcionando casi una quinta parte de la electricidad en el mundo. Sin embargo, los ecosistemas y las personas[1] se han visto afectados por la construcción de presas. En consecuencia, en este informe se propone que se limite su expansión.
La eficiencia energética es eje rector de la estrategia planteada, además del despliegue de redes inteligentes que faciliten el comercio de electricidad entre las poblaciones y las naciones. La combinación de energía está compuesta por 95% de renovables al 2050: eólica, solar, geotérmica, mareomotriz, hidroeléctrica y bioenergía. El 5% restante es aún provisto por combustibles fósiles para procesos industriales que dependen de sus propiedades químicas específicas, como es el caso de la producción de acero.
La energía nuclear no tiene cabida en el escenario presentado por WWF, debido al riesgo que representa. Más de 10,000 años tendrían que pasar para que su amenaza a la salud pública se reduzca sustancialmente.
“El sector energético en México se ha desarrollado sustancialmente en las últimas décadas, pasando de 2 Megawatts (MW) de energía renovable instalada en 2005 a 518.63 MW en 2010. Se requiere hacer mucho más. Es necesario que el gobierno trabaje de la mano con el sector privado para hacer realidad la inversión en las energías renovables, creando un marco legal adecuado y alentador para su despliegue. Por otro lado, hay también que trabajar de forma prioritaria con el poder legislativo para promover cambios en la política pública que promuevan la eficiencia energética y con los gobiernos de las ciudades para revolucionar la planeación urbana, el sector de la construcción y el transporte público. Es una cuestión de restablecer nuestras prioridades como sociedad”, concluyó Pérez-Cirera.
Comunicado de Prensa