En México, la situación de niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados es motivo de preocupación y demanda una atención integral en materia de salud y derechos humanos. Esta población atraviesa situaciones difíciles y enfrenta numerosos desafíos durante su tránsito por el país, en busca de una vida mejor y segura.
Por ello, es necesario que las instituciones comprendan la importancia de brindarles un apoyo especializado y una atención que abarque todos los aspectos de su bienestar, ya que no solo requieren orientación para seguir su tránsito hacia su destino, sino también, apoyo en salud física y mental, así como en procedimientos para protegerse legalmente.
Es aquí donde el papel del programa piloto de la Cátedra de Investigación Elías Landsmanas Dymensztejn – Anáhuac en niños migrantes no acompañados representa un paso importante hacia la generación de un modelo de atención que coadyuve a cubrir estas necesidades y que les brinde apoyo integral y seguro. ¡Conozcamos un poco más sobre su impacto en la frontera sur de nuestro país!
¿Por qué esta Cátedra generó un modelo de atención especializada?
Una de las finalidades de la Cátedra impulsada por la Fundación Pablo Landsmanas (FPL) —brazo social de Corporativo Kosmos, la empresa de servicios de alimentos más grande de México— es contribuir a generar soluciones ante las problemáticas que enfrentan niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados. Esto sobre todo porque llegan hasta México sin el acompañamiento y la protección de un adulto responsable, por lo que se exponen a riesgos aún mayores.
Debido a las necesidades particulares y los desafíos que enfrentan, se encuentran en una situación de extrema vulnerabilidad, además de que es común que desconozcan sobre la protección legal a la que pueden acceder. Lo que los hace más susceptibles a la explotación y a violaciones de sus derechos humanos fundamentales. Asimismo, muchos de ellos han sufrido persecución en sus países de origen, huyendo de situaciones de conflicto armado, violencia de pandillas o pobreza extrema.
El programa de atención planteado por la Cátedra tiene como objetivo brindar atención integral a los menores no acompañados, incluyendo atención legal, médica y emocional. Para lograrlo, se han integrado equipos multidisciplinarios en Casa Betania, ubicada en Salto del Agua, Chiapas, y en Casa Migrante Arcángel Rafael, en Iztapalapa, CDMX.
Desde el 1 de abril de 2023, el equipo de Casa Betania opera en el albergue para ofrecer una respuesta integral a las necesidades de los menores migrantes no acompañados. Dentro de este equipo, se ha capacitado a la enfermera para brindar atención médica y mental, reconociendo la importancia de abordar los aspectos psicológicos y emocionales de esta población que ha vivido experiencias traumáticas.
«Por ahorita vamos a tener consultoras y un poco más de espacio para que ellos se abran».
Luzia Domingas Da Costa, Enfermera de Casa Betania.
Asimismo, se cuenta con la colaboración de una abogada con experiencia en cuestiones migratorias y legales, quien se encarga de asesorar y acompañar a los menores en sus procesos legales y de denuncia. Esto implica no solo brindarles información clara y accesible, sino también, asegurar que se respeten sus derechos y se les proporcione asistencia legal cuando sea necesario.
Casa Betania forma parte del programa piloto de la FPL
Dentro del programa piloto de atención especializada en niñez y adolescencia en situación de movilidad, Casa Betania desempeña un papel fundamental como un espacio seguro y de apoyo para niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados. Esta institución se ha sumado a los esfuerzos por brindarles una atención integral, ofreciéndoles un lugar donde puedan encontrar resguardo, cuidado y acompañamiento durante su tránsito por México.
Este albergue ha sido seleccionado como parte del programa piloto liderado por la Cátedra de Investigación Elías Landsmanas Dymensztejn – Anáhuac debido a su trayectoria y experiencia en el apoyo a personas migrantes, así como su historial de colaboración con la FPL. Por lo que su compromiso y dedicación hacia esta población vulnerable lo convierten en un referente en la atención a niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados.
Para este programa piloto, como se mencionó anteriormente, Casa Betania ha adaptado sus servicios y recursos para satisfacer las necesidades específicas de esta población migrante. Es decir, se ha implementado un enfoque multidisciplinario que abarca aspectos médicos, psicológicos, legales y sociales, con el objetivo de proporcionar una atención integral y especializada.
La experiencia y el conocimiento adquirido por Casa Betania en este programa piloto serán valiosos para futuras iniciativas y para la mejora continua de este programa. Su participación demuestra el compromiso de la sociedad civil y las organizaciones en la búsqueda de soluciones efectivas y humanitarias para esta población vulnerable.
«Hay adolescentes que vienen con algunos problemas, que han sufrido amenazas, […] deciden ellos salir y sienten que ya no tienen más familia. Al decirles que hay una casa a migrante que va a aceptar adolescentes, yo creo que sí van a querer pasar ahí».
Gabriela Cruz Arcos, Abogada de Casa Betania.
¿Cómo apoyar a niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados?
La situación de niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados requiere de la participación activa y solidaria de toda la sociedad para lograr mejoras significativas. Por lo que es necesario un esfuerzo conjunto que involucre a diferentes actores para brindar un apoyo integral a esta población vulnerable, como Casa Betania, la Cátedra y la Fundación Pablo Landsmanas,
En primer lugar, es fundamental crear conciencia y sensibilizar a la sociedad sobre la realidad y los desafíos que enfrentan estos menores migrantes. La difusión de información precisa y objetiva puede ayudar a generar empatía y comprensión, rompiendo estereotipos y prejuicios, que a menudo, rodean este tema. Es por ello que la Cátedra juega un papel importante en la divulgación de historias de vida y testimonios que ilustran las dificultades y necesidades de estos jóvenes, promoviendo así un mayor entendimiento y empatía en la sociedad.
La sociedad puede apoyar a través de donaciones y voluntariado en organizaciones como Casa Betania y Casa Migrante Arcángel Rafael; estas instituciones dependen en gran medida del apoyo financiero y de recursos humanos externos para llevar a cabo sus programas y brindar una atención especializada. Donar tiempo, recursos materiales o habilidades específicas puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida de los menores migrantes. La participación activa de la sociedad es una muestra de solidaridad y compromiso con esta causa.
«Yo creo que sí es una ayuda […]. Lo que nos ha funcionado es vincularnos con otras organizaciones, todas tratamos de hacer lo que podemos, pero el hecho de que haya una red ya es un apoyo para los jóvenes, para los adolescentes».
Yanet Hernández López, Coordinadora de Casa Betania.
Asimismo, es importante fomentar la colaboración entre diferentes sectores de la sociedad, incluyendo al gobierno, la sociedad civil, el sector empresarial y las instituciones educativas. La coordinación y el trabajo en conjunto permiten abordar de manera más efectiva los desafíos que enfrentan estos jóvenes migrantes. Casa Betania y la Fundación Pablo Landsmanas son ejemplos de la colaboración exitosa entre la sociedad civil y el sector privado, lo que demuestra cómo la sinergia entre diferentes actores puede lograr resultados positivos.
