Antonio Tamayo Neyra
Recientemente en una publicación que hablaba sobre una organización española dedicada a promover la Responsabilidad Social, se utilizó una frase que me resultó por demás interesante y que considero cubre mucho del fondo y trasfondo de dicha responsabilidad: se menciona que una organización tiene como principal función el generar “Entornos de trabajo emocionalmente saludables”.
Debo reconocer que la expresión me encantó porque encierra, desde mi punto de vista, una de las principales obligaciones que tiene cualquier organización, sea o no de lucro, y esto lo digo por la “sencilla razón”, de que, en dicha organización, laboran, viven y conviven personas, seres humanos aunque suene obvio.
Y dichos seres humanos aunque pueda sonar redundante, sienten, y por lo tanto se emocionan; se enojan, ríen, en ocasiones lloran, anhelan y se entristecen. Ningún empleado puede dejar “su humanidad” en la puerta de la empresa, y funcionar como una máquina o robot dentro de ella.
Ahora bien, el que se diga que una de las principales funciones de una organización es el de crear un entorno de trabajo emocionalmente saludables, una forma de interpretarse puede ser el que el personal sea feliz mientras esté trabajando. Puede que tal vez suene raro eso de que la “persona esté feliz mientras labora”, pero: ¿Por qué no puede ser? ¿En dónde está escrito que no se pueda sonreír o ser feliz en el tiempo en que se está en el centro de trabajo?
La formalidad en el actuar y comportarse no está reñido con el buen humor y el bienestar.
Ya se ha dicho la cantidad de horas que se está en el trabajo en relación a las horas de vida, siendo al menos un tercio, más el tiempo mental cuando se está pensando en cosas por hacer, o preocupaciones relacionadas al propio trabajo, tal vez no nos podemos deslindar de “la chamba”, pero no es una maldición ni mucho menos.
En esa mencionada chamba están nuestros objetivos profesionales, una posición que estamos buscando, o tal vez también el obtener un ingreso determinado para un proyecto personal. Y ser psicólogo, creo que es lo más sano y divertido estar en un ambiente saludable y positivo en el camino para lograr el objetivo buscado.
En términos filosóficos tal vez, disfrutando el viaje que nos lleve al objetivo buscado, y ese viaje puede ser en “una nave que se llama organización”. Suena utópico, tal vez pero no para todos, he tenido la oportunidad de conocer personas que sin considerar el puesto que ocuparon, disfrutaron el “viaje” en la empresa para lograr sus objetivos personales y profesionales. Los cuales de alguna manera están ligados.
Finalmente, estoy convencido que este es el propósito de cualquier organización, generar ese entorno saludable, que por ello se tiene que buscar ser sostenible o sustentable, siendo este el propósito último de la sustentabilidad; propiciar un ambiente saludable; física o de manera ecológica, pero también emocionalmente, y si no es así entonces; para qué. Al fin y al cabo somos seres humanos.
Antonio Rey Tamayo Neyra
Dedicado al periodismo de investigación desde 1987 especializado en temas socioeconómicos. Desde 1991 colabora en el periódico El Financiero como Coordinador Editorial y Redactor de Proyectos Especiales, además de colaborar en otros medios. Desde el 2002 involucrado en la Responsabilidad Social, escribiendo y realizando proyectos editoriales de este tema, y además documentando las actividades de las empresas (tipo caso) También es profesor de posgrado e imparte capacitación en relacionales laborales. Licenciado en Administración por el Instituto Tecnológico Autónomo de México; su preparación profesional posterior incluye un Diplomado en Responsabilidad Social en el Tecnológico de Monterrey, y un Curso del mismo tema en la Universidad Abierta de Cataluña. Actualmente estudia la Maestría en Sociedad de la Información y el Conocimiento en la Universidad Abierta de Cataluña.