Audemars Piguet ha producido relojes de alta calidad desde hace 136 años y su reputación como punta de lanza en complicaciones y tecnología es indiscutible. Por si esto fuera poco, su Fundación AP se encarga de apoyar causas en 26 países, desde la recuperación de bosques afectados por incendios y la protección de reservas naturales, hasta el combate a la deforestación y la educación ambiental.
La Fundación también ha apoyado proyectos tan diversos como la conservación de los caminos de la peregrinación de los huicholes en México o la renovación de los bosques de roble de Suiza, así como la preservación de las áreas verdes en barrios de pocos recursos en Santiago de Chile y Albania. A ellos se suman actividades extraescolares en Armenia y Quebec.
Jasmine Audemars, presidenta del Consejo de Administración y de Audemars Piguet Foundation, nos comparte en exclusiva los logros y retos de una prolífica fundación.
> La relojería es una industria muy tradicional que comenzó con el uso de luz natural, sin electricidad. ¿El actual giro ‘verde’ es una especie de vuelta a sus orígenes como industria?
Las raíces de la Fundación AP se remontan a 1992, pero aun entonces fuimos pioneros. Hoy es común que los fabricantes creen instituciones de apoyo social, pero fuimos los primeros. Quienes trabajamos en AP tenemos un profundo nexo con la naturaleza; es vital preocuparnos por ella.
En AP no vemos la Fundación como una herramienta de marketing o de relaciones públicas; de hecho, somos discretos y comunicamos poco al respecto. Lo que queremos es ser eficientes.
> Por el trabajo de la Fundación podría decirse que no sólo se trata de mantener sus raíces, sino de ayudar a otros a que cuiden las propias, como en México con los huicholes…
Cuando creamos la fundación sabíamos que estábamos en un lugar privilegiado, en esta región con los bosques y montañas; pero nos dimos cuenta de que otros, en diferentes lugares del mundo, no tenían la misma suerte. Fue una forma de devolver algo y compartir esa suerte.
> ¿Cuál es su mayor contribución para hacer más ecológica la industria relojera?
Hacia adentro, el proyecto más notable es la manufactura en Des Forges: una planta amigable con el ambiente. Es la primera en Suiza que recibe un reconocimiento como tal por parte del gobierno federal suizo, llamado Minergie-ECO. Cuando la junta de directores de AP decidió construir una nueva manufacture, queríamos que la fundación fuera la madrina del nuevo edificio, pare que contuviera su filosofía desde las raíces.
> Tienen preparado algo muy especial. Cuéntanos de El Jardín del Tiempo.
En 2012, la fundación cumplirá 20 años y decidi¬mos hacer algo sustentable en Le Brassus, donde están nuestras raíces y muy cerca de la nueva manufactura. Ahora mismo es un horrible esta¬cionamiento, pero pronto será transformado en El Jardín del Tiempo.
> ¿Qué pasos han dada para ser una empresa amigable con el media ambiente?
Comenzamos con el papel, pero la electricidad es una preocupación mayor: si se quiere ser una entidad 100% amigable con el ambiente se debe usar electricidad proveniente de fuentes renova¬bles, y en Suiza debe ser hidroeléctrica, no nu¬clear, ni proveniente del carbón.
No es sencillo saber exactamente de dónde viene la electricidad que se utilizó; por eso, nos aproximamos a la compañía eléctrica y le comu¬nicamos que queríamos saber exactamente de donde provenía. Nos mostraron el lugar río abajo y quedamos conformes, ya que esa hidroeléctri¬ca, en gran medida, trabaja para nosotros.
> ¿Qué están haciendo para compartir y propagar estas ideas hacia las nuevas generaciones?
Mucho del trabajo de la fundación incluye la conservación de áreas naturales, pero también nos involucramos en la educación medioambiental de los niños. Por eso, todos los proyectos los in¬volucran; sabemos que ellos educaran a sus pa¬dres sobre el tema, y no al revés. Lo mejor es que estas generaciones, sensibles en materia ambiental, muestran pasión por estos esfuerzos.
Tecnología en verde
Las particularidades del edificio de Des Forges arrancan desde la selección de materiales de construcción, ambientalmente amigables a tra¬vés de todo su ciclo de vida. Algo similar sucedió con la ubicación, justo en el centro del poblado de Le Brassus, pero sin afectar el paisaje y apa¬riencia de los alrededores, mimetizándose de manera ideal y aprovechando de la mejor mane¬ra posible la luz natural por medio de la orienta¬ción y disposición de tragaluces y ventanas.
El sistema de calefacción utiliza un proceso a base de astillas de madera, de modo que es neu¬tro en emisiones de carbón.
Un brazo del arroyo Brassus fue devuelto a su cauce original, después de 161 años, durante la construcción del nuevo edificio.
El filtrado del aire interior y el aislamiento so¬noro y térmico fueron clave para evitar la conta¬minación de cualquier tipo y procurar la salud de trabajadores y habitantes en los alrededores.
El esfuerzo puesto por Audemars Piguet y su fundación en pro del ambiente es un claro ejem¬plo del compromiso que decidieron tomar para con el planeta, dentro de su ámbito de influencia, pero la dedicación y tecnología puesta en el nue¬vo edificio es, sin duda, un ejemplo para toda la industria. ¡Su reloj responsable este a la hora!
Fuente: Alto Nivel, p. 26-27.
Por: Carlos Matamoros.
Publicada: Septiembre de 2011.