La armonización de la vida laboral, personal y familiar de quienes ocupan posiciones de dirección en las compañías es un tema que va ganando interés en las preocupaciones de las empresas y de los propios ejecutivos.
El asunto se complica cuando la familia es parte de la empresa. Separar las relaciones entre una y otra se vuelve una misión imposible de librar.
“En promedio, el ejecutivo mexicano destina a su trabajo más de 50 horas a la semana y reconoce que tiene poco tiempo para dedicarle a la familia. Y aunque no siente que ésta le demanda mucha dedicación, tampoco tienen oportunidad de planificar o reflexionar sobre su familia”, explica Ricardo Aparicio, director del área de Factor Humano del IPADE.
Los ejecutivos perciben que en México hay una tendencia a respetar los momentos laborales y familiares, pero no está mal visto quedarse en el trabajo fuera de horario.
Hoy, el entorno laboral admite que los empresarios trabajen desde sus casas o que se ausenten para un evento familiar o se retiren en horario regularmente, al mismo tiempo no está mal visto que trabajen fuera de horario o los fines de semana para terminar sus tareas.
“Al tratarse de una empresa familiar los horarios de trabajo se extienden, ya que por lo que se tiene que velar es el patrimonio familiar y muchas veces las cuestiones de trabajo se discuten y arreglan en la mesa de la casa”, explica Aparicio.
La clave está en armonizar ambas realidades. “En la medida en que una familia armonice sus actividades con la empresa y viceversa se desarrollarán y madurarán conjuntamente”.
Pero, una realidad es que la empresa tenderá a ser prioridad sobre la familia, pues el negocio tiene que funcionar para que la familia tenga fuente de ingresos, advierte Aparicio.
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