En el año 2000, Julia Roberts encarnó a Erin Brockovich en una película; la actriz vestía entallada y con transparencias. A 16 años del filme, la consultora estadounidense puede presumir varias victorias legales que avalan su talento, todo ello sin cambiar su estilo para ajustarse a los protocolos.
“Sí, me vestía en la forma en que se presentó Julia Roberts en la película. Me vestía así porque era divertido y me gustaba. Siempre he creído que no se puede juzgar un libro por su cubierta. Mi ropa no es más que una cubierta; nunca he pensado que alguien sea más inteligente o más estúpido por la ropa que usa. Sí, también hablo con palabrotas… y lo sigo haciendo”, así lo explica la consultora en su sitio web.
La película de Roberts relata cómo, trabajando como asistente en una firma legal, Brockovich logró sustentar y ganar un caso sobre contaminación de agua con compuestos químicos en la localidad de Hinkley, en California.
La empresa responsable era Pacific Gas and Electric (PG&E). El caso alegaba que la firma sabía de la contaminación del agua potable desde 1965 y no había hecho nada por corregirlo, sin importar que la salud de los habitantes de la comunidad estaba en riesgo.
“Sí, era una mujer que se había divorciado tres veces y tenía tres niños, ¿y? La gente a veces no tiene conciencia de que inicié mi trabajo en el caso Hinkley en 1991, cuando mi hija Elizabeth tenía sólo un año, mi hija Katie tenía seis años y Matthew apenas siete.”
El resultado de ese litigio, que se libró entre tacones y ropa ajustada, fue el pago de más de 300 millones de dólares por daños a más de 600 habitantes de la comunidad.
En opinión de Shilpi Sharma, cofundadora y CEO de la firma de marketing Kvantum Inc., los códigos de vestimenta imponen limitantes al desarrollo de las mujeres al interior de las organizaciones. Incluso, en un artículo para LinkedIn relata cómo se ha visto imposibilitada para usar trajes típicos de su país para ir a trabajar o cerrar negocios.
“Me pregunto por qué los códigos de vestimenta, que fueron definidos hace cientos de años, siguen siendo tan importantes y tan estrictos. Lo importante es cuán talentosas son las mujeres, el potencial y lo que aportan a las organizaciones. Hombres y mujeres deben tener derecho a sentirse cómodos con su ropa de trabajo, incluso a lucir la ropa que queda fuera del código por considerarse étnica”, señala.
Hoy, Erin Brockovich participa como asesora en alrededor de una veintena de casos legales, principalmente relacionados con el medio ambiente y la industria farmacéutica. También es una de las mujeres más influyentes en el ámbito legal.
Fuente: Forbes