A principios de 2012, Robert Zoellick, presidente saliente del Banco Mundial, anunció que el Objetivo de Desarrollo del Milenio de reducir a la mitad la pobreza mundial con respecto a su nivel de 1990 se había logrado en 2010, 5 años antes de lo fijado. Sin embargo, muchos analistas han cuestionado las estimaciones del Banco Mundial basadas en la actual línea de pobreza, que se había elevado de 1 a 1.25 dólares por día en términos de paridad de poder de compra (PPP).
Los críticos argumentan que, por razones metodológicas, la línea de pobreza basada en la PPP distorsiona su prevalencia en el mundo. Por ejemplo, en cada una de las tres rondas del Programa de Comparación Internacional del Banco Mundial realizadas hasta hoy se ha definido la línea de pobreza de manera diferente, lo que subraya la debilidad de la actual manera de medirla. De hecho, si se toma en cuenta la inflación en los Estados Unidos, la línea de pobreza se debería haber elevado a 1.45 dólares por día en 2005.
Para mejorar las estimaciones globales de pobreza (que, en el caso del Banco Mundial, abarcan tres décadas a contar de 1981) es necesario superar tres problemas de peso: falta de datos de estudios en terreno, errores en la ejecución de los mismos y errores en las conversiones de la PPP. Lamentablemente, el Banco Mundial los ha evadido o abordado de manera inadecuada.
En primer lugar, muchos países carecen de datos de estudios que muestren cómo se distribuyen los ingresos y el consumo entre sus ciudadanos. El Banco Mundial evita el problema suponiendo que el índice de pobreza de un país en esta situación corresponde al promedio regional. Sin embargo, con este enfoque se ha acabado por asignar a Corea del Norte básicamente el mismo índice de pobreza que a China, a pesar de recibir de ella ayuda alimentaria con regularidad.
En segundo lugar, el Banco Mundial acepta datos de estudios acríticamente, incluso cuando contradicen datos de otras fuentes. Por ejemplo, sus datos sugieren que el gasto per cápita por hogar en India ha aumentado en apenas 1.5 por ciento al año desde principios de los años 90, lo que implica que el indio promedio gastó 720 dólares en 2010. Sin embargo, los datos de las cuentas de ingresos nacionales muestran un aumento anual de 4.5 por ciento a lo largo de las últimas dos décadas, lo que se traduce en un gasto per cápita de mil 673 dólares en 2010, cerca de 2.5 veces la estimación del Banco.
Del mismo modo, los estudios del Banco Mundial estiman que cerca de 90 millones de personas forman la clase media en la India, a pesar de que el país cuenta con más de 900 millones de abonados a teléfonos móviles y 40 millones de automóviles. Contradicciones así reflejan importantes discrepancias de medición que, en el caso de la India, podrían ascender a cientos de millones de personas.
El tercer mayor reto es la utilización de estimaciones de la PPP, medidas en monedas nacionales, para convertir datos de estudios en estimaciones de pobreza globales que expresen las diferencias del costo de la vida entre países. Puesto que las conversiones de las que hace uso actualmente el Banco Mundial se basan en un ejercicio internacional realizado en 2005, no toman en consideración factores recientes que afectan de manera importante a los pobres y los vulnerables, como el gran aumento de los precios de los alimentos básicos.
Más aún, las conversiones de la PPP tienen poca significación en el caso de algunos países, especialmente China. En lugar de permitir la realización de estudios en una muestra aleatoria de lugares (lo cual es necesario para garantizar la precisión), China restringió su recolección en unas pocas áreas urbanas. Los datos resultantes mostraron que los precios chinos son 40 por ciento superiores a lo que hasta entonces se pensaba, lo que llevó a recalcular los estándares de vida chinos para reducirlos en cerca de la misma proporción.
Si se toman por su valor nominal, los estudios de precios junto con los índices de crecimiento de China sugieren que en 1981 la nación era tan pobre como el país más pauperizado de la actualidad, con un consumo personal promedio por debajo del nivel actual de Liberia, otro país al que China entrega importantes niveles de ayuda. Si bien la última tasa de conversión de PPP del Banco hace estimar que los pobres en China ascienden a 173 millones, la tasa anterior habría sugerido que sólo 69 millones de chinos vivían bajo la línea de la pobreza.
Las declaraciones de éxito o fracaso no tienen mucho peso si se basan en un sistema tan lleno de fallos para entender la pobreza en el mundo. Se necesita con urgencia un mejor indicador que aborde, en lugar de evadirlos, los tres principales problemas que obstaculizan las estimaciones globales.
Jomo Kwame Sundaram es Director General Asistente del Departamento de Desarrollo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, con sede en Roma.
Fuente: Reforma