Problema del capitalismo: llevar la maximización de utilidades financieras al extremo, siempre o casi siempre explosiona. Hace unos días, luego de durísimas críticas de Washington, la firma Goldman Sachs en conjunto con el multimillonario Warren Buffett decidió abrir un fondo de 500 millones de dólares para auxiliar a pequeñas y medianas empresas en su proceso de crecimiento.
El propósito es lavar las culpas por los amplísimos bonos que sus ejecutivos han cobrado en medio de la crisis. Actualmente en México hay muchas empresas y empresarios preocupados por establecer fundaciones filantrópicas con propósitos nobles. Una de las ventajas de estas iniciativas es que no nacieron como resultado de una crisis como la actual.
Es decir, el deseo auténtico de resolver una problemática de nuestra sociedad parece ser una característica de mayor peso en el establecimiento y continuidad de estas filantropías.
Tómese por ejemplo el caso de la Fundación Telmex, de Carlos Slim. Tan sólo en educación, la fundación tiene iniciativas en becas, lentes, equipamiento de cómputo, etcétera. En salud, Telmex auxilia con programas como las cirugías extramuros, en donación y trasplante de órganos y tejidos, entre otros ámbitos. En cultura y desarrollo, Telmex tiene acciones como el Museo Soumaya y programas de desarrollo humano, bienestar social y pandillas.
No es sencillo para una corporación administrar tantos recursos que tuvieron un origen de negocio para ahora dirigirlos a causas que en muchos casos debieron ser resueltas por el gobierno. ¿Por qué una empresa de telefonía tiene que fondear grupos de ayuda en el Centro Histórico? Y así como Carlos Slim, otros empresarios también han decidido hacer suyas las soluciones posibles.
En ese sentido, sería mezquino que la sociedad regateara agradecimientos a quien no tenía esa obligación. Pero quizá en el escenario filantrópico del país aún hace falta que empresarios de esa talla lancen iniciativas de empuje emprendedor hacia Pyme que carecen de capital pero que han encontrado fórmulas de éxito. Endeavor es una de ellas, pero aparece muy sola en el escenario. Debería haber decenas o cientos más, ideadas por magnates como Slim y sus pares.
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