Comunicar de manera efectiva sobre el cambio climático es uno de los desafíos más complejos y urgentes de nuestra época. Aunque las empresas ya están abordando diversas soluciones necesarias para mantener la temperatura del planeta por debajo de 1.5°C, en comparación con los niveles preindustriales, todavía falta la capacidad de informar, inspirar y persuadir a una masa crítica para que actúe de manera decisiva e inmediata, según Green Biz.
De acuerdo con el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), el éxito en la adopción de políticas de desarrollo resilientes al clima, que incluyan la integración de medidas para adaptarse a la crisis climática junto con acciones para reducir o evitar las emisiones de Gases de Efecto Invernadero, depende en gran medida de que las empresas, los gobiernos y las personas en general se preocupen y tomen medidas.
Comunicar sobre el cambio climático
Esto significa que, a pesar de la mayor frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos como sequías, huracanes, tornados e incendios forestales, el calentamiento global no es percibido por muchas personas fuera de la comunidad de acción climática (empresas y organismos que principalmente están abordando el tema) como una crisis que requiere una acción inmediata. La crisis climática aún se percibe como un problema de baja prioridad para la mayoría de las personas.
Pero antes de que los especialistas aborden los desafíos de comunicar el cambio climático de manera efectiva, consideremos algunos hechos que afectan la capacidad de informar de manera decisiva e inmediata. Los seres humanos ya se encuentran en un estado de sobrecarga de información, con una cantidad excesiva de datos.
Entonces, ¿cómo podemos abordarlo? Para mejorar la comunicación climática, George Marshall, en su libro de lectura obligada sobre la comunicación del cambio climático, Ni siquiera lo pienses: por qué nuestros cerebros están conectados para ignorar el cambio climático (2014), sugiere que la verdadera batalla por la acción masiva no se ganará a través de narrativas de confrontación. En cambio, necesitamos encontrar narrativas basadas en la cooperación, el interés mutuo y nuestra humanidad común.
El desastre climático es tan poco útil como la negación y minimización
Es cierto que las personas a menudo se aferran a historias que desafían los hechos, y que el significado puede ser más importante para ellas que la verdad. Los seres humanos tienen una inclinación natural hacia la narración de historias y buscan patrones significativos en el mundo que les rodea. Esto puede llevar a interpretaciones sesgadas y a la aceptación de narrativas que se alinean con sus creencias y valores, incluso si van en contra de la evidencia científica.
En el contexto de la crisis climática, esto se puede observar en personas que minimizan o niegan la magnitud del problema. Algunas narrativas fabricadas, como la idea de que los esfuerzos en materia de sostenibilidad socavan el capitalismo, pueden resonar poderosamente en aquellos que se oponen a las iniciativas centradas en los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés).
Al comunicar sobre el clima, los especialistas deben lidiar con el sesgo de confirmación de las partes interesadas, que es la tendencia a seleccionar información que confirma las creencias o ideas existentes. Por eso, dos personas con puntos de vista opuestos sobre la crisis climática pueden ver los mismos hechos y sentirse validados en sus perspectivas.
Si bien no existe una forma sencilla de superar el sesgo de confirmación, arrojar más hechos y datos a alguien no los persuadirá. En cambio, involucrar a estas personas con curiosidad y disposición para escuchar puede desarmarlas y abrir la puerta a conversaciones productivas.
Encontrando el equilibrio al comunicar
De acuerdo con Shannon Osaka, periodista del diario estadounidense The Washington Post, uno de los mayores desafíos al comunicar la crisis climática es encontrar el equilibrio adecuado entre la esperanza y la desesperación, creando lo que se denomina «preocupación constructiva». Esto implica que las personas deben comprender la gravedad de la situación al mismo tiempo que se les brinda la capacidad de tomar medidas al respecto.
Un punto de partida es encontrar formas de hacer que la crisis climática sea más relevante. Las amenazas que son concretas, inmediatas e irrefutables suelen recibir mayor atención y relevancia. Por ejemplo, las personas necesitan pagar sus facturas, por lo que la economía es un tema altamente relevante que suele ocupar un lugar prioritario en la mente de las personas. Enmarcar la crisis climática como una doble amenaza económica y una oportunidad podría resonar más en las personas que simplemente centrarse en un enfoque apocalíptico.
En este contexto, la comunicación efectiva sobre la crisis climática es crucial para generar conciencia y promover acciones concretas. Equilibrar la necesidad de actuar con las amenazas que representa puede resultar en una de las historias más importantes que se hayan contado, y depende de cada individuo decidir qué sucede a continuación.