La responsabilidad social corporativa ha sido definida recientemente por la Comisión Europea como «la responsabilidad de las empresas por sus impactos en la sociedad»
Incluye aspectos sociales, económicos y medioambientales. Las empresas que deciden asumir la responsabilidad social en su gestión diaria, modifican aspectos de su gestión al tener que tener en cuenta por una parte a sus grupos de interés (clientes, personal contratado, proveedores, accionistas, administración pública, comunidad en la que operan, medios de comunicación y un largo etc.) y por otra la necesidad de medir y reducir sus impactos medioambientales.
La RSC constituye, por tanto, una herramienta de creación de valor para los grupos de interés de la organización, consiguiendo la generación de efectos positivos a través del diálogo y la transparencia con accionistas, políticas de recursos humanos, participación de la comunidad local, etc., al mismo tiempo que constituye una estrategia de gestión de los impactos que genera la organización en el entorno en el que opera. Hay un amplio consenso en que estos cambios acaban repercutiendo positivamente en la cuenta de resultados de la empresa, ya sea porque les aporta un mayor conocimiento de lo que quieren sus clientes, consiguen que sus empleados sean más productivos por estar mejor formados y más motivados, logran ahorros por una gestión más eficiente de los consumos y materiales o porque todo ello les ha llevado a tener que innovar en nuevos productos o procesos gracias a lo cual han generado ventajas competitivas.
El paso siguiente a decidir convertirse en una empresa socialmente responsable es el compromiso de informar de los progresos que se van alcanzando, y publicar anualmente en sus memorias los avances y retos que han logrado o superado, así como los objetivos marcados para los años siguientes.
Todo lo anterior es aplicable al sector hotelero, y sin embargo, podemos considerar que el nivel de implantación de la RSC se encuentra todavía en su fase inicial. En parte, los avances alcanzados se deben a las crecientes exigencias de algunos de los grandes Turoperadores, que requieren comportamientos responsables, sobre todo en los aspectos medioambientales habiéndose convertido en un requisito que en algunos casos llega a ser imprescindible.
En España el sector turístico representó en 2010 el 10,2 % del PIB, tres décimas más que en 2009, según datos del INE, con un crecimiento superior al del PIB nacional, lo que nos indica la importancia de este sector en la economía española. Este desarrollo ha llevado a que España sea uno de los países con más empresas hoteleras. Según el directorio de alojamientos turísticos, también publicado por el INE, en el año 2011 la planta hotelera era de 19.210 establecimientos y contaba con 1.833.726 plazas.
Del ranking que difunde anualmente la revista Hosteltur, de las 111 principales empresas hoteleras españolas de más de 1.000 habitaciones, solo dos, Sol Meliá y NH Hoteles, presentan una memoria independiente y completa de responsabilidad social, según las indicaciones del Global Reporting Initiative (GRI) – guía para elaborar las memorias de sostenibilidad o RSC, que recomienda informar sobre todos los aspectos en profundidad – en la que nos facilitan información sobre sus políticas e indicadores de Recursos Humanos y medioambiente, su desempeño económico y sus actuaciones en acción social, entre otras informaciones relevantes sobre su compromiso y el cumplimiento de sus propios objetivos.
RIU Hoteles y AC Hoteles, informan a través de las memorias del Grupo TUI y Marriott respectivamente, al formar parte de dichos grupos empresariales. De las 107 empresas restantes, sabemos que 35 realizan algún tipo de acción relacionada con la responsabilidad social, dado que facilitan alguna información sobre prácticas en temas medioambientales o acción social, pero no lo hacen con la suficiente concreción, con lo que no podemos saber si se trata de meras declaraciones de intenciones, de acciones aisladas, o si realmente estas pinceladas de información que proporcionan esconden proyectos ambiciosos de asunción de su responsabilidad por los impactos que ocasionan a la sociedad y el medioambiente.
Una información que sí nos da más pistas sobre el compromiso de las empresas es la adhesión a códigos éticos o de conducta, o la certificación por terceras partes de los sistemas de gestión medioambiental (Ver cuadro). Del total de las 111 cadenas hoteleras analizadas, catorce de ellas han firmado el Código Ético Mundial para el Turismo de la Organización Mundial del Turismo (OMT), y seis cadenas son firmantes de ECPAT (siglas en inglés de Fin de la Prostitución Infantil en el Turismo Asiático), que compromete a las empresas en la lucha contra la utilización de la infancia en el turismo sexual a nivel mundial.
Es evidente que los hoteles pueden contribuir significativamente a la extinción de esta lacra con programas de sensibilización entre sus clientes y en última instancia impidiendo que se ejerza en sus instalaciones. Hay también seis empresas que se han adherido al Pacto Mundial de las Naciones Unidas, que contempla el respeto a los derechos humanos y laborales, compromiso con el medioambiente y lucha contra la corrupción. Sin embargo, en este último caso no siempre está disponible el Informe de Progreso anual, uno de los requisitos que se exigen. En relación a los temas medioambientales, ocho de las cadenas informan de que han superado la certificación de la norma ISO 14001 y/o la norma europea EMAS de Gestión Ambiental.
Además, cuatro de ellas cuentan con la Q de Calidad turística emitida por el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE), y una cuenta con la certificación Green Globe de turismo sostenible. Cinco cadenas del total de empresas analizadas se han comprometido con el Carbon Disclosure Project para la lucha contra el cambio climático a través de la reducción de gases de efecto invernadero y del uso sostenible del agua.
Fuente: comfia.info
Publicada: 22 de Junio de 2012