Es así que pasamos por el Oscurantismo, el Renacimiento, la Reforma y la Edad de la Razón. Pero ¿cómo se definirá la primera mitad del siglo XXI? ¿Será la Edad de la Regresión, en la que los países se replieguen y busquen soluciones dentro de sus propias fronteras, atesorando recuerdos de prosperidad? ¿Será la Edad de la Intolerancia, en la que se culpe a los inmigrantes y extranjeros por el aumento del desempleo? ¿O será simple y llanamente la Edad de la Decadencia? Podría y debería ser la Edad de la Responsabilidad, como señaló acertadamente el presidente Barack Obama.
Para que lo sea, será necesario un cambio de actitud y políticas de cooperación entre Estados Unidos y todo el mundo.
¿Cómo sería la Edad de la Responsabilidad? En primer lugar, sería una era de globalización responsable, de prevalencia de la inclusión y la sostenibilidad sobre el enriquecimiento de unos pocos.
Ello implica un crecimiento que incluya oportunidades para los pobres, desarrollo tecnológico, microfinanciamiento y préstamos para pequeños empresarios, acuerdos comerciales beneficiosos para ambas partes y niveles de ayuda suficientes para alcanzar los objetivos de desarrollo del milenio.
Los primeros pasos son finalizar la ronda de negociaciones comerciales de Doha y renovar el compromiso de proporcionar la asistencia al desarrollo que se ha prometido.
El Universal, presidente del Grupo del Banco Mundial en “Opinión”, Finanzas, p. 2