En los últimos tiempos las empresas han querido ser los nuevos salvadores del clima con sus compromisos de Responsabilidad Social Empresarial (RSE), sin embargo esta idea puede ser contradictoria, ¿Te imaginas a qué se debe?
La razón es que el capitalismo de los combustibles fósiles es en gran parte responsable de conducir al mundo hacia esta crisis, no obstante las compañías se esfuerzan por asumir un papel más heroico al anunciar planes climáticos ambiciosos y en ocasiones hasta radicales, enfocados todos en la RSE.
Crisis climática y los negocios
A medida que las consecuencias de la crisis climática se vuelven más claras y el público más consciente de ellas, parece haber un cambio en el mundo de los negocios, de acuerdo a un artículo publicado por Huffpost.
Larry Fink, fundador y director ejecutivo del gigante de Wall Street BlackRock, escribió en su carta de 2020 a los CEO de la industria:
El cambio climático se ha convertido en un factor determinante en las perspectivas a largo plazo de las empresas. Creo que estamos al borde de una reforma fundamental de las finanzas.
Larry Fink, fundador y director ejecutivo de Wall Street BlackRock.
La preocupación de Fink por el cambio climático refleja un despertar más amplio en la comunidad corporativa a los riesgos y oportunidades que presenta nuestro mundo en calentamiento.
Más de 200 empresas, incluidas Apple y Coca-Cola, se han comprometido a obtener toda su energía de las energías renovables. Microsoft estableció recientemente un plan para convertirse en carbono negativo para 2030 y eliminar de la atmósfera todo el carbono que la compañía ha emitido desde su fundación para el año 2050.
El gigante petrolero BP anunció planes de llegar a cero neto para 2050, Amazon se comprometió a ir carbono neutral para 2040, y Goldman Sachs anunció recientemente que dejaría de financiar la perforación en el Ártico.
Todos estos anuncios pueden producir una sensación de esperanza, empero el 2019 cerró con los líderes de los países que no lograron avanzar en la lucha contra el cambio climático en la conferencia climática de la ONU en Madrid.
Un país que ha causado gran controversia en el tema es EE. UU., nación a cargo de su presidente actual Donald Trump, quien apuntó a 95 leyes ambientales diferentes para su eliminación, incluidas cosas que algunas industrias no quieren, como el retroceso de las leyes que reducen la contaminación por mercurio, o que ni siquiera han pedido, así como intentos para disminuir los estándares de emisiones de combustible.
Parece que a medida que disminuyen las regulaciones y expectativas del gobierno, algunas compañías sienten la presión de llenar el vacío con sus propios planes de RS para reducir las emisiones.
Promesas de acción, ¿una realidad?
Mucho se habla de las promesas de los líderes corporativos, pero ¿será la RSE suficiente para salvar al mundo?
Suponiendo que estas se cumplieran es posible que la comunidad empresarial podría comenzar a remodelar los mercados mundiales y reducir efectivamente las emisiones de carbono en todo el mundo.
No obstante, a los expertos les preocupa cuánto pueden lograr realmente las compañías en ausencia de una responsabilidad rigurosa. A esto se agrega el desafío de evaluar el éxito de promesas vagas y amplias que carecen de detalles sobre los plazos y los métodos de implementación.
El panorama se torna oscuro incluso si suponemos que en efecto el compromiso de RS es exitoso:
La acción de RSE por sí sola no es suficiente si los gobiernos no están preparados para adoptar políticas sólidas para hacer frente a la urgencia y el alcance total de la crisis climática.
La RSE en la actualidad
«En los últimos cinco años, las preocupaciones sobre los riesgos climáticos finalmente han comenzado a llamar la atención en el mundo de los negocios», dijo Sue Reid, vicepresidenta de clima y energía de Ceres, una organización sin fines de lucro que trabaja con empresas e inversores para impulsar soluciones económicas para abordar problemas ambientales.
Hay algunos temas comunes a los que las empresas parecen estar respondiendo, según Reid. Estos incluyen:
- Los efectos del cambio climático en los resultados corporativos.
- La acción de impulso que puede tener en sus márgenes de beneficio.
- La presión de los consumidores y los accionistas que proviene cada vez más de las generaciones más jóvenes y más conscientes del clima.
Recientemente muchas industrias ya están sintiendo los efectos del cambio climático en sus cadenas de suministro. Entre abril de 2017 y abril de 2018, 73 compañías en el S&P 500 informaron que la sequía, las olas de frío, las precipitaciones excesivas y otros eventos climáticos afectaron sus ganancias.
Y los inversores están comenzando a darse cuenta de que sus suposiciones sobre el futuro de la economía dependen de la idea errónea de que el clima se mantendrá estable y predecible, como lo ha hecho en los últimos 10,000 años.
Lo que ven cada vez más es que la inacción es una propuesta muy costosa.
Bruno Sarda, presidente de CDP North America
Las redes de inversores, como Climate Action 100+, también presionan a las corporaciones que emiten la mayor cantidad de gases de efecto invernadero para que tomen medidas contra el cambio climático. Y como indica la carta de Fink, gigantes como BlackRock están indicando que ellos también deben tener en cuenta estos riesgos.
La aportación de las generaciones más actuales
Otro elemento clave para salvar al mundo pueden ser los millennials, afirmó dijo David Webber, profesor de derecho en la Universidad de Boston que estudia el activismo de los accionistas.
Los millennials actualmente representan el mayor porcentaje de la fuerza laboral de muchos países, y tienen muchas más probabilidades de preocuparse por la acción climática tomada por sus empleadores que otras generaciones como los boomers o Gen X.
Los millennials son el futuro de la inversión de riqueza.
David Webber, profesor de derecho en la Universidad de Boston.
También afirma que si las compañías de inversión quieren competir por dólares milenarios, es posible que primero necesiten demostrar su RSE.
En general se requiere que muchas más compañías socialmente responsables tomen medidas rápidas y decisivas, y se lleven a cabo con agilidad para que la RSE sea suficiente para salvar al mundo.