Justo antes de que cada hogar en la ciudad se llene de luces de colores con motivo de las fiestas decembrinas que ya tocan a nuestra puerta, noviembre se llena de responsabilidad social con causas que, si bien no han tenido tanta popularidad entre las marcas como el cáncer de mama y su tintura rosa, sí resultan verdaderamente importantes y merecen toda nuestra atención. Una de ellas es la lucha contra el cáncer de próstata, la otra se conmemora este día 25 y es la eliminación de la violencia contra la mujer en todas sus formas.
Quizá creas que hablar de violencia de género es referirse a un fenómeno que sucede en algún lugar lejano en el que los hombres golpean a las mujeres y que esto sucede con cada vez menos frecuencia; pero de acuerdo con datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), hasta un 70% de las mujeres en el mundo han sido víctimas de violencia, o lo serán alguna vez en su vida. Estas cifras no solo contemplan las agresiones domésticas, también a miles de mujeres y niñas que han sufrido mutilación genital, han caído en las redes de trata de personas o son víctimas de la explotación infantil.
No, la violencia contra la mujer no se detiene ahí. Está también cerca de ti, la vives todos los días y es probable que rara vez te des cuenta de ello, porque puede ser un enemigo tan silencioso o escandaloso como el mundo quiera. Se manifiesta en las casas, pero también en las calles, escuelas y oficinas. Algunas de estas manifestaciones están tan arraigadas en nuestra cultura que se han vuelto sumamente difíciles de identificar, por lo que antes de buscar erradicar este problema, será necesario un importante cambio de paradigma y promover el empoderamiento de la mujer.
Cómo se manifiesta en las empresas
En 2014, México cayó hasta el puesto 80 en materia de equidad de género gracias a la reducción de la representación de la mujer en la vida política; y el mundo corporativo no es diferente. A pesar de los múltiples esfuerzos que recientemente han dado como resultado un incremento significativo en la participación política de la mujer, todavía hay mucho camino por recorrer.
Apenas el 38% de la población económicamente activa esta conformado por mujeres que ganan en promedio 12% menos que sus colegas masculinos, en el caso de las profesiones industriales la brecha llega incluso al 37%. Sólo el 2.5% de las mujeres mexicanas son empleadoras y el 44.7% ni siquiera cuenta con servicios de salud.
Tan sólo el 6.2% de los puestos dentro de los consejos directivos están ocupados por mujeres, ninguna es presidenta; y sólo el 4% de las compañías a nivel mundial son dirigidas por ellas.
Si miramos todos estos datos en conjunto, la realidad es que la violencia de género no se encuentra únicamente entre las parejas a nivel físico o psicológico; se trata de un problema cultural que invade todo nuestro entorno y se refleja también dentro de las organizaciones.
Problemas como el acoso laboral, la brecha salarial y la falta de políticas corporativas que les permitan equilibrar su vida profesional con su desarrollo personal son problemas que las mujeres enfrentan cotidianamente como parte de un sistema de violencia que las obliga a sentir culpa, ya sea por dedicarse de lleno a su carrera, o por dar la espalda al feminismo radical y enfocarse en la maternidad. El derecho a elegir parece haberle sido negado al género y es necesario que individuos, empresas e instituciones se esfuercen en conjunto para eliminar este tipo de violencia.
Por qué combatirla es rentable
La violencia contra las mujeres y las niñas es una violación de los derechos humanos, una pandemia de salud pública y un grave obstáculo para el desarrollo sostenible. […] Sale muy cara a las familias, las comunidades y las economías. […] El mundo no se puede permitir pagar ese precio. – Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU
Según estudios de Ernest & Young las compañías con plantillas más diversas pueden ser más rentables que la media de sus industrias.
Lo que sucede es que esta comprobado que las mujeres ofrecen una visión holística a sus compañías, esto quiere decir que piensan más a largo plazo y orientan su liderazgo hacía las tutorías en lugar de enfocarse en el control como tradicionalmente lo haría un hombre.
Además, las mujeres tienen una tendencia natural a ser mucho más empáticas, por lo que en el liderazgo suelen preocuparse por el bienestar de su equipo y se enfocan en ganar su confianza, lo que se vuelve cada vez más importante en el mundo corporativo.
Claro que esto no quiere decir que las empresas deban sacar a los hombres de los puestos directivos, sino que necesitan ambos enfoques trabajando en conjunto para alcanzar un equilibrio sano dentro de la organización y obtener mejores resultados.
Una investigación más reciente publicada en conjunto con el Peterson Institute for International Economics, encontró que -aunque no hay indicios de que las mujeres en puestos directivos tengan un desempeño más alto ni más bajo que sus colegas masculinos – un incremento de la participación femenina de cero a 30 por ciento se asocia con un aumento de hasta 15% en la rentabilidad.
Este estudio no encontró relación entre la implementación de las cuotas de género, obligatorias en países como Noruega o Dinamarca, y los balances finales. Lo que sí estableció es que la licencia obligatoria por maternidad no se relaciona con el incremento de las mujeres en puestos directivos, un fenómeno opuesto a las licencias de paternidad que estimulan la participación igualitaria de hombres y mujeres en el cuidado de los hijos, y que sí están íntimamente relacionadas con el incremento de la presencia femenina en puestos directivos.
¿Qué hacer entonces?
Si finalmente has quedado convencido de todos los beneficios que la equidad puede tener al interior de la empresa, es posible que estés preguntándote cuál es el siguiente paso, así que presta mucha atención.
1. Cadena de valor: Asegúrate de que tu empresa no esté vinculada con prácticas de explotación a través de sus proveedores, y que ellos cuenten con iniciativas para favorecer la equidad de género.
2. Al interior: Deja de pensar que las cuotas de género arreglarán el problema; en lugar de ello, asegurate de pagar salarios justos a todos tus colaboradores sin importar su género. Revisa las licencias de paternidad y asegúrate de que estas promuevan la equidad y no te olvides de promover el liderazgo femenino.
3. Al exterior: Procura evitar el uso de estereotipos o lenguaje que pueda resultar violento u ofensivo para las mujeres.