Muchos de los problemas actuales del mundo persisten debido a una interpretacion demasiado estrecha del capitalismo.
La mayoría de las empresas hoy en día es dirigida bajo la suposición de que la gente es egoísta y que únicamente le interesa maximizar su propio beneficio. Ésta es una visión unidimensional de los seres humanos, quienes son en realidad multidimensionales. Por más que el egoísmo sea parte de nosotros, también lo es el altruismo, pero éste no es tomado en cuenta en la teoría económica.
Cuando el movimiento de microcréditos se puso en marcha en Bangladesh en 1976, la gente era tradicionalmente considerada demasiado pobre como para recibir pequeños préstamos que les permitieran desarrollar sus propios negocios. Hay algo fundamentalmente equivocado en una institución que deja fuera a más de la mitad de la población mundial por no considerarla solvente. Los bancos explican que los pobres no son dignos de un crédito, pero la verdadera pregunta que debemos hacernos es si los bancos son dignos de la gente. En el contexto del colapso total del sistema financiero de hoy, esta cuestión se vuelve más relevante y apremiante.
El Grameen Bank y yo compartimos el Premio Nobel de la Paz en 2006 por nuestro trabajo en los últimos 30 años ayudando a algunas de las personas más pobres del mundo a salir por sí mismas de la pobreza. Desde que abrimos el banco, hemos prestado más de 15,000 millones de dólares (MDD) a 8,400 millones de personas. Nuestra tasa de reembolso es de 98. Ahora hay programas de microcrédito en todo el mundo.
La crisis financiera mundial ha demostrado graves deficiencias en áreas del sistema bancario y convertido el mercado en un casino. Ya no se trata de un negocio, sino de un simple juego de codicia excesiva y de capitalismo irresponsable. Se mire como se mire, tiene algo que ver con el irresponsable comportamiento de los encargados del mercado. Es aquí donde entra la idea de la empresa social: empresas sin dividendos que abordan objetivos sociales para resolver las deficiencias básicas del capitalismo contemporáneo.
Los mercados de crédito se crearon originalmente para servir a las necesidades humanas, para proporcionar a los negocios el capital para iniciar o crecer, y para que las familias pudieran comprar una casa. En los últimos años, sin embargo, los mercados de crédito han sido distorsionados por un puñado de personas y empresas con un objetivo diferente en mente: ganar tasas de retorno irrealmente altas, a través de astutas proezas de ingeniería financiera.
Con el colapso del mercado inmobiliario en Estados Unidos, todo el castillo de naipes se ha venido abajo. Millone de personas en todo el mundo, que no hicieron nada malo, que no desempeñaron ningún papel en la crisis, están sufriendo. Y los peores efectos, como de costumbre, e han dejado sentir en los pobres.
Pero la crisis también ha presentado una. oportunidad para reformar a las instituciones financieras. ¿Se repetirá la historia después de otros seis años de sufrimiento? ¿O vamos a ser más cautelosos ahora que las cosas han comenzado a moverse de nuevo y estamos a la espera de otro colapso, posiblemente aún más grande?
El concepto de microcrédito no se limita a los países pobres y en desarrollo. Incluso en el país más rico del mundo, Estados Unidos, hay personas que no pueden acceder a los servicios financieros, que no califican para ellos a los ojos del sistema bancario. Así que necesitamos un sistema financiero que se ocupe de esas personas. Es aquí donde la idea de la empresa social entra en juego.
Una empresa social busca cambiar el mundo de una manera autosustentable. La caridad es una gran idea, pero su impacto es limitado por el hecho de que el dinero gastado en ella nunca regresa al donante y, por tanto, no tiene ninguna oportunidad de hacer el bien por segunda o tercera vez. En una empre a social, la misma cantidad de dinero se usa una y otra vez.
Los individuos y las empresas pueden dirigir las empresas sociales con la totalidad o parte del dinero que tengan destinado para la filantropía. Si el dinero de la corporación filantrópica es usado por las empresas para crear bienes y servicios que ayuden a las personas y mejorar el mundo, entonces imaginen el impacto que tendría ese dinero reciclado repetidamente en causas sociales.
Cada persona o empresa puede crear una gama única de empresas sociales. Cada compañía, grande o pequeña, puede crear empresas sociales paralelas a su negocios tradicionales para lograr el equilibrio en el mundo de los negocios. También podemos crear fondos de negocios sociales para que sirvan de fondos comunes para muchos inversionistas pequeños, medianos o grandes e invertir en empresas sociales. La gente rica puede dejar su riqueza en manos de los fondos de negocios sociales.
La creatividad es el corazón de los negocios sociales. Los seres humanos tienen capacidades creativas ilimitadas.
Nuestro trabajo consiste en crear un marco en el que estas capacidades puedan ser liberadas y usadas para resolver los enormes problemas que hemos creado durante siglos. Tenernos el potencial, simplemente necesitamos el marco conceptual, las instituciones y la tecnologia.
Los negocios sociales hacen más fácil la entrada a este nuevo mundo. Para conectar a los inversionistas con las empresas sociales tendríamos que crear un mercado de valores sociales donde se negociaran sólo acciones de empresas sociales. Un inversionista acudiría a esta bolsa de valores con el fin de encontrar una empresa social, que tenga la misión de su agrado, al igual que alguien que quiere hacer dinero se acerca al mercado de valores existente.
Para habilitar el correcto funcionamiento de una bolsa de valores sociales tendremos que crear agencias de calificación, terminología estandarizada, definiciones, herramientas de medición del impacto, formatos de reportes y nuevas publicaciones financieras. Las escuelas de negocios tendrán que ofrecer cursos y licenciaturas en administración de empresas sociales para capacitar a los jóvenes directivos sobre la mejor forma de administrar los negocios sociales de la manera más eficiente, y, sobre todo, para inspirarlos a convertirse en empresarios sociales por sí mismos.
Estas metas pueden sonar poco prácticas pero nadie habría predicho el éxito actual del microcrédito en los años 70 del siglo pasado. Al igual que las empresas sociales, el microcrédito comenzó en pequeña escala. Comenzó en una aldea, y hoy es un fenómeno global porque desarrollamos la semilla. Las empresas sociales se están desarrollando de la misma manera. Las primeras semillas ya han sido plantadas; algunas ya están brotando y produciendo frutos maravillosos. En Bangladesh hemos creado Grameen Danone Foods Ltd., Grameen Veolia Water Ltd., Grameen gc Eye Care Hospital Ltd., Grameen Caledonian College of Nursing; basf Grameen Ltd., Grameen Intel Ltd., Grameen Yukiguni Maitake Ltd., Grameen Distribution, Grameen Fabrics and Fashion Ltd.
Las empresas sociales también se han extendido a otras partes del mundo. Los ejemplos incluyen Grameen Creative Lab (gcl) en Wiesbaden, Alemania; y Yunus Social Business (ysb) en países como Albania, Brasil, Colombia, Haití, India, Túnez y Uganda.
Las personas están expresando un interés en aprender más sobre el concepto de empresa social. Las universidades de todo el mundo están fundando centros académicos, entre ellos el Centro Yunus en ait en Bangkok, Tailandia; el Centro de Negocios Sociales Yunus de la Universidad de Florencia, en Italia; el Centro International Muhammad Yunus de Microfinanzas y Empresas Sociales en la Universidad de Okan, en Turquía; el Centro Yunus y Shiiki de Investigación en Empresas Sociales (sbrc) y el Grameen Technology Lab (gtl) en la Universidad de Kyushu, en Japón; el Centro Yunus para Empresas Sociales y de Salud de la Glasgow Caledonian University, en Escocia; los centros Yunus de empresas sociales en las universidad de Nueva Gales del Sur, Central de China, Taiwán; Dr. Sun Yat Sen en China; la espm en Brasil, entre otras.
El reto ahora es difundir las semillas a los pueblos, ciudades, regiones y países de todo el mundo para que los beneficios de las empresas sociales tengan la oportunidad de echar raíces en todas partes para eliminar los problemas sociales que nos rodean.
Fuente: YUNUS, Muhammad. Es tiempo de una bolsa de valores sociales. Forbes. Año 2, n° 23, noviembre-diciembre 2014, p. 212-213